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Zacarías 9: Castigo de las naciones vecinas

Mensajes Mesiánicos

Los caps. 9-14 forman parte de una segunda sección del libro. Muchos eruditos se inclinan a creer que fue escrito por un autor diferente, y no por el profeta Zacarías; el argumento básico es que la evidencia interna indica un cambio de circunstancias que no son propias del tiempo de Zacarías, y que además el estilo es diferente al de los primeros ocho capítulos. Por la introducción solemne, Profecía, algunos críticos han considerado estos últimos seis capítulos como un libro aparte denominándolo como Deutero Zacarías, o Segundo Zacarías.

Creemos que Zacarías pudo haber escrito las dos secciones; quizá la primera parte de su libro la escribió al principio de su ministerio cuando aún era joven, mientras que la segunda parte la escribió al ser ya un anciano, en la parte final de su carrera. Cabe señalar también que los temas tratados en ambas secciones son diferentes. El interés por la reconstrucción del templo ha terminado; quizá la nación ha entrado a una etapa de estabilidad. El profeta retoma su ministerio para despertar el deseo en el pueblo de un acercamiento a Dios, enfatizando más el mensaje puramente mesiánico y espiritual.

1. Castigo sobre los enemigos de Israel, 9:1-8

El pueblo de Israel siempre fue víctima de agresiones que provenían casi de los cuatro puntos cardinales. Si Dios ha de restaurar a Israel tendrá que castigar a todos sus enemigos, aquellos que han oprimido y explotado al pueblo de Israel porque han tocado al elegido del Señor, a la niña de sus ojos.

Profecía (masa H4853), es la palabra que usa el profeta para empezar esta serie de mensajes, y a la vez indicar la seriedad del mensaje que va a proferir en contra de los pueblos enemigos.

Nosotros preferimos guardar la unidad del libro, pensando más bien en un cambio solamente de la temática, enfatizando más el mesianismo, posiblemente porque el templo ya estuviera concluido. Esta segunda parte posiblemente fue pronunciada en los últimos días de su ministerio.

La primera condenación es dirigida contra la tierra del norte o Hadrac, que probablemente era una región muy cerca a Damasco, y a la misma capital de Siria. No se especifica el castigo que sufrirá esta región, mas esto no indica que el castigo no será real. Siria fue castigada hasta ser subyugada bajo las órdenes de Alejandro el Grande. El pasaje deja claro el señorío que Jehová tiene sobre toda la tierra.

Hamat, Tiro y Sidón son ciudades fenicias ubicadas también al norte de Israel. Tiro se edificó sobre una isla rocosa a unos 800 m de tierra firme; sus habitantes eran navegantes, en su gran mayoría comerciantes. La sociedad prosperó grandemente y fueron creciendo hasta considerarse invencibles. Militarmente era casi imposible vencerlos, pero el Señor dice que se apoderará de ella, y la orgullosa ciudad de Tiro será destruida. La manera como Alejandro el Grande conquistó la ciudad de Tiro es una clara señal del cumplimiento de esta profecía: el ejército enemigo construyó un camino en el mar, rellenando la brecha que separaba a Tiro de la tierra firme; de esta manera destruyó su poderío para siempre.

Tiro, Sidón, Ugarit y otras ciudades fenicias fueron famosas, aunque la historia no registra a los fenicios como conquistadores. Estas ciudades fenicias se hicieron sabias, o más bien se creyeron sabias. Podemos recordar que el alfabeto tuvo su origen entre los fenicios; la literatura tenía mucha difusión entre ellos como lo atestiguan las tablillas de Ras Shamra, la antigua Ugarit. Su pretendida sabiduría, la defensa natural de Tiro, además de las riquezas que acumularon con el producto del comercio, crearon la barrera social con el pueblo de Israel. Adoraban a dioses falsos y prosperaban; el Señor no dejaría sin castigo a los fenicios. El Señor se apoderaría de esta región y los castigaría destruyéndolos hasta consumirlos. El fuego es símbolo del juicio consumidor que Jehová traería sobre esa tierra. Tradicionalmente los fenicios nunca fueron enemigos peligrosos para los israelitas; serían castigados más por su orgullo y por su idolatría. La adoración a Baal y Asera tuvo su apogeo en los días del rey Acab y la reina Jezabel. Jezabel era descendiente de los fenicios y ferviente servidora de Baal, como probablemente lo eran todos los fenicios. El orgullo y la idolatría constituyen una afrenta contra Dios; estos pecados han conducido siempre a los pueblos a alejarse del Creador.

Ascalón, Gaza, Ecrón y Asdod eran ciudades filisteas situadas al sur de Israel. Estas mantuvieron constantemente enemistad con el pueblo judío, desde que los israelitas llegaron a la tierra prometida; fueron atacados por los filisteos en varias ocasiones: en el tiempo de los jueces, principalmente en los días de Sansón; en los días del profeta Samuel, cuando el arca de Dios fue capturada por los filisteos y puesta junto a Dagón (1Sa_5:1-2). Recordamos a David, en los días de Saúl, peleando contra el filisteo, el gigante Goliat (1 Sam. 17). La soberbia de los filisteos será destruida, dejará de haber rey en Gaza. Esta ciudad, por ser una capital importante de los filisteos, es mencionada como una gran ciudad; estaba situada en la ruta comercial entre Egipto y la Mesopotamia. Por su importancia no podría sobrevivir sin rey; la muerte del rey era la muerte misma de Gaza. La profecía habla contra los mismos filisteos, a quienes ya no se les vuelve a mencionar como nación, probablemente porque fueron anexados a otros pueblos.

Según la profecía toda la región de los filisteos llegaría a ser parte de Israel. Aunque previamente sería limpiada de todas las prácticas paganas, como los sacrificios y las comidas que hacían en honor a sus dioses que iban en contra de las normas levíticas (Lev_17:10-16). Asdod llegaría a ser parte del remanente, como una muestra de la obra de santificación que habrá en la era mesiánica.

En el v. 8 hay una ruptura de pensamiento, el texto ya no esta haciendo referencia al pueblo filisteo, sino al pueblo de Dios en la tierra de Judá. Judá será objeto de un cuidado especial del Dios omnisciente que velará por ella todo el tiempo; los indefensos de su pueblo no serán más oprimidos ni castigados por los más fuertes. Este versículo cierra el mensaje de consuelo y de esperanza para el pueblo que ha sido víctima de humillaciones. Jehová defenderá su casa de cualquier ejército, sea que acampe cerca, esté de paso o de vuelta; no atacará a Jerusalén. Alejandro el Grande, cuando fue a Egipto, a su regreso pasó cerca de Jerusalén pero no hizo ningún daño a la ciudad ni a sus habitantes; más bien les concedió favores, cumpliéndose así la profecía de Zacarías. Sin embargo, la verdad más trascendental del versículo es la providencia de Dios, la garantía que debemos tener que todo está bajo el control de Dios y que nada ocurrirá sin que él lo permita. él no les permitió a los griegos que tocaran a su pueblo, y lo anunció mucho antes de que sucediera.

2. Advenimiento del Mesías,Lev_9:9-17

Este es uno de los pasajes más conocidos del profeta Zacarías por su cumplimiento en la entrada triunfal del Señor Jesucristo a Jerusalén. El pasaje presenta al Mesías Rey, que viene a ocupar su trono, tal como afirmó el profeta anteriormente (Lev_6:13).

Si notamos, el Mesías toma la figura de un rey humilde, fuera de toda pompa que caracterizó siempre a los monarcas de la época. Este Rey Mesías tendrá la característica de ser justo y victorioso; en otra versión se traduce como justo y salvador; y otra manera de interpretar sería la forma pasiva de justo y salvado o liberado. Nuestra preferencia es por cualquiera de las dos primeras.

Estos dos títulos son usados frecuentemente en el libro de Isaías, principalmente en la segunda parte (Isaías 40-66), que juntamente con este pasaje presenta una de las verdades teológicas más hermosas de la Biblia. Nuestra salvación es el fruto de la justicia de Dios, y que Dios por su justicia procura nuestra salvación. La palabra heb. yasha H3467se puede traducir como salvación o como victoria. La traducción de yasha por “victorioso” es legítima, y guarda una relación estrecha con la salvación, máxime si pensamos en el concepto de la salvación como un acto de liberación. Para que la liberación se dé, es necesario que haya un libertador que venza las fuerzas opresoras.

La humildad del Rey Mesías que ha de venir se nota en que viene montado sobre un asno, que es un animal de carga; no es el clásico caballo, que ostentaban los reyes, sino una bestia sencilla. El mismo profeta interpreta ésta escena como una escena de humildad. El asno no era un animal despreciable; los príncipes montaban asnos en tiempos de paz, pero en tiempos de guerra usaban caballos. El Comentario Bíblico San Jerónimo dice: “Esta expresión no manifiesta tanto la humildad cuanto el carácter pacífico del monarca. El caballo era montura propia del que va a la guerra, el asno se usaba para las entradas solemnes con carácter amistoso”.

Si en el v. 9 se plantearon las características del Mesías de justo y salvador, en el v. 10 se plantea la misión de paz y de dominio. Si un rey quiere dominar a otro debe contar con un ejército fuerte y grande para vencer al enemigo. Pero no es el caso del rey divino que ha de venir; eliminará todo poderío militar existente en su pueblo porque cambiará las armas de guerra por las armas de la paz.

Es peculiar observar la universalidad de la paz y del dominio que establecerá. él mismo hablará de paz a las naciones y su dominio se difundirá por toda la faz de la tierra. El reinado de Dios será absolutamente universal, y lo establecerá únicamente el Rey Mesías. Estos dos versículos guardan una relación muy estrecha con la misión del Señor Jesucristo, más que con el ministerio del descendiente de David, Zorobabel.

La restauración que ocupa al profeta ahora (vv. 11, 12) es la restauración integral del pueblo basado en el gobierno del rey que ha de venir, y el primer beneficio será la liberación de los prisioneros. Los prisioneros, en lugar de ser encarcelados eran introducidos en cisternas vacías, sin agua, quizás pantanosas, como sucedió con el profeta Jeremías (Jer_38:6). Para estos prisioneros hay una palabra de esperanza: la fortaleza está cerca, la cual es el mismo Jehová, y serán librados y recompensados doblemente. Si Dios los había castigado duramente, también serán recompensados generosamente en cumplimiento del pacto que Dios había establecido con ellos.

Los cuatro versículos anteriores presentan un panorama completo de la misión de nuestro Señor Jesucristo. Cuando él hizo su entrada triunfal a Jerusalén cumplió la profecía descrita aquí. Las cualidades que Zacarías menciona de justo y salvador (RVR-1960) las demostró Jesús en su vida y ministerio. Con su mensaje proclamó la paz y la libertad, y con su presencia en cada vida otorga la salvación.

Justo, Salvador, Príncipe de paz, Rey y Libertador son algunos títulos que la cristiandad le atribuye al Señor Jesucristo, y en verdad que lo es, y Zacarías lo profetizó con meridiana claridad.

En los vv. 13 y 14 hay expresiones militares que aparentemente están en contradicción con la forma pacífica de cómo el Mesías Rey lograría la victoria, tal como lo enseña el v. 10. La contradicción es aparente porque en esta ocasión no está hablando de una batalla militar, sino del establecimiento de una paz eterna, que será lograda por la misma intervención divina.

La mención de Grecia (v. 13) ha causado muchos problemas en esta segunda sección de Zacarías. Las soluciones que se han propuesto han sido variadas: algunos han propuesto que esta sección fue escrita en una fecha posterior. Otros piensan que fue un agregado, y otros que es una predicción profética que tuvo su cumplimiento durante la guerra de los macabeos, cuando derrotaron a Antíoco Epífanes, sucesor del griego Alejandro el Grande, en el año 165 a. de J.C. (Según Jerónimo los judíos de la época macabea entendieron que lo que se logró fue el cumplimiento de esta profecía; pero muchos concuerdan que no se puede limitar a este evento. Hay que tomar en cuenta que la palabra usada en el heb. es Javán, traducida aquí como Grecia, que también se usa en Gen_10:2, Gen_10:4 y en Isa_66:19 para referirse a pueblos distantes, extremadamente lejanos y no necesariamente a Grecia.) Aparte de cualquier discusión sobre este asunto, lo que podemos notar es el poder de Dios que actúa sobre el mundo entero, teniendo bajo su control y dominio los gobiernos e imperios terrenales. La lucha no será militar, sino espiritual; Jehová peleará la batalla con gran poder, representado por flecha y relámpago. Saldrá como un campeón con el sonido de trompeta, que simboliza el poder de su palabra y vendrá como torbellino.

Los vv. 15 al 17 presentan una escena pictórica de la victoria indiscutible de Jehová sobre sus enemigos. El v. 15 presenta algunas expresiones metafóricas como devorar y pisotear las piedras de hondas; la protección de Jehová será tan real para su pueblo que sus enemigos los atacarán, más no darán en el blanco, y las piedras de la honda que no dieron en el blanco serán pisoteadas. Beber la sangre como vino es algo que va en contra de los preceptos mosaicos, en que se ordenaba no tomar sangre, porque la sangre era símbolo de vida. Esto nos hace indicar que este versículo no debe tomarse literalmente, se trata sin duda de una hipérbole; simplemente señala que la destrucción de los enemigos será muy grande y completa.

El v. 16 presenta la misma escena desde un punto de vista diferente; en el versículo anterior vimos el castigo para el enemigo, y en éste la recompensa para el pueblo de Israel. El pueblo será coronado como piedras preciosas, como un lujoso y llamativo diamante. Es la recompensa doble que se les prometió en el v. 12. Podemos notar también en este versículo un mensaje escatológico de salvación lograda por la intervención divina: el Dios justo y victorioso se levanta para salvar. Esta salvación consistirá en el cuidado y provisión, tal como lo presentan los evangelios.

El v. 17 concluye con una exclamación sobre la bondad y la hermosura de Dios. La salvación que obrará será de restauración; la tierra producirá por causa de la presencia de Dios, y el trigo y la uva abundarán. La promesa no es solo la producción de trigo y vino, sino el efecto que esto producirá en el pueblo. Cabe mencionar nuevamente que este es un lenguaje metafórico para indicar la época de prosperidad y bienestar que vendrá el día que Jehová actúe para salvación.

Zacarías 9:1 Profecía. Palabra de Jehová en la tierra de Hadrac[c] y en Damasco: «A Jehová deben mirar los ojos de los hombres[d] y todas las tribus de Israel.

Zacarías 9:2 También Hamat,[e] que está en su frontera, y Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias.

Zacarías 9:3 Tiro[f] se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo y oro como lodo de las calles,

Zacarías 9:4 pero el Señor la empobrecerá, hundirá en el mar su poderío y será consumida por el fuego.

Zacarías 9:5 »Lo verá Ascalón y temerá; Gaza también, y se dolerá mucho; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida. Perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada.

Zacarías 9:6 Habitará en Asdod un extranjero,[g] y pondré fin a la soberbia de los filisteos.[h]

Zacarías 9:7 Quitaré la sangre de su boca y sus abominaciones de entre sus dientes.[i] Quedará también un resto[j] para nuestro Dios; serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el jebuseo.[k]

Zacarías menciona cuatro ciudades clave en Filistea: destruirían a Ascalón, Gaza y Ecrón y a Asdod la tomarían extranjeros. Esto se debía a su gran maldad e idolatría. Pero los que permanecieran en la tierra, Israel los adoptaría, como sucedió a los jebuseos. (Cuando David conquistó a Jerusalén, no destruyó a los jebuseos, sino que los absorbió dentro de Judá.)

Zacarías 9:8 Entonces montaré guardia alrededor de mi Casa, para que ninguno vaya ni venga. No pasará más sobre ellos el opresor, porque ahora vigilo con mis propios ojos».

Estos son juicios anunciados contra varias naciones. Mientras los macedonios y los sucesores de Alejandro hacían la guerra en estos países, el Señor prometió proteger a su pueblo. La casa de Dios está en medio de un país enemigo; su Iglesia es un lirio entre espinos. El poder y la bondad de Dios se ven en su preservación especial. El Señor acampa alrededor de su Iglesia, y mientras los ejércitos de los enemigos soberbios pasan y regresan, sus ojos la vigilan para que no venzan y, dentro de poco tiempo, llegará el momento en que ningún opresor volverá a pasar por ella.

Algunos siglos después de los días de Zacarías, Antíoco IV Epífanes invadiría Israel; y en 70 d.C., Tito, un general romano, destruiría por completo el templo. Esta promesa, por lo tanto, pudo haber sido condicional de acuerdo con la obediencia del pueblo. Sin embargo, vendría un día cuando el pueblo de Dios nunca más tendría que preocuparse por enemigos invasores

Zacarías 9:9 El futuro del Rey de Sion. ¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.

La entrada triunfal de Jesús cabalgando en Jerusalén (Mat_21:1-11) se predice aquí, quinientos años antes de que ocurriera. Así como se cumplió esta profecía cuando Jesús vino a la tierra, sin duda se cumplirán las profecías de su Segunda Venida. Tenemos que estar preparados para su regreso porque El viene.

Zacarías 9:10 Él destruirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén; los arcos de guerra serán quebrados, y proclamará la paz a las naciones. Su señorío será de mar a mar, desde el río hasta los confines de la tierra.

Efraín es otro nombre del reino del norte o Israel. Cuando vemos dos montañas distantes, parecen estar muy cerca, quizás hasta parezcan tocarse entre sí. Pero a medida que nos acercamos, vemos que en realidad están muy lejos, incluso hasta separadas por un gran valle. Esta es la situación de muchas de las profecías del Antiguo Testamento. El versículo 9 se cumple claramente en la primera venida de Cristo, pero el versículo 10 ahora puede verse que hace referencia a su Segunda Venida. En ese tiempo todas las naciones se sujetarán a Cristo. Su reino abarcará toda la tierra. En Phi_2:9-10 se nos dice que toda rodilla se doblará ante Cristo y toda lengua confesará que El es el Señor.

Zacarías 9:11 Tú también, por la sangre de tu pacto,[n] serás salva; he sacado a tus presos de la cisterna en que no hay agua.

Los pactos en los tiempos del Antiguo Testamento se sellaban o confirmaban con sangre, de la misma forma que firmaríamos un contrato. El antiguo pacto se sellaba con la sangre de los sacrificios, señalando al futuro cuando la sangre de Cristo se derramaría en el Calvario como «su firma» para confirmar el nuevo pacto de Dios con su pueblo. Porque El estableció este pacto con ellos, los liberó de la «cisterna en que no hay agua»: el cautiverio.

Zacarías 9:12 Volveos a la fortaleza, prisioneros de la esperanza; hoy también os anuncio que os dará doble recompensa.

Zacarías 9:13 Porque he tensado para mí a Judá como un arco, e hice a Efraín su flecha. Lanzaré a tus hijos, Sión, contra tus hijos, Grecia, y te haré como espada de valiente.[p]

Zacarías 9:14 Jehová será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; Jehová, el Señor, tocará la trompeta y avanzará entre los torbellinos del sur.

Zacarías 9:15 Jehová de los ejércitos los amparará; ellos devorarán y pisotearán las piedras de la honda.[q] Beberán y harán ruido como si estuvieran bajo los efectos del vino; se llenarán como tazón, como los cuernos del altar.[r]

Zacarías 9:16 Jehová, su Dios, los salvará en aquel día como rebaño de su pueblo, y como piedras de diadema serán enaltecidos en su tierra.

Zacarías 9:17 Porque ¡cuánta es su bondad y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes y el vino a las doncellas.[s]

Después del reinado de Salomón, el reino se dividió en el reino del norte (llamado Israel o Efraín) y el reino del sur (llamado Judá). Esta profecía dice que todo Israel, norte y sur, algún día se reunirá. La primera parte de este capítulo nos dice cómo Dios ayudará a su pueblo a evitar la guerra; ahora Dios explica que ayudará a su pueblo cuando la guerra sea inevitable. Los versículos 14 al 17 explican cómo los judíos vencerían a los griegos. Sin embargo, también es una figura que ilustra la futura victoria final sobre el mal del pueblo de Dios.

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