Marcos 9: La Gloria de la cumbre

Seis días después, Jesús Se llevó a Pedro, Santiago y Juan a una montaña alta, solos ellos. Y Jesús cambió de aspecto en su presencia: Su ropa se volvió radiante, extraordinariamente blanca, tanto que no hay lavador en el mundo que la pueda poner tan blanca. Y se les aparecieron Elías y Moisés hablaba con Jesús. Pedro Le dijo a Jesús: ¡Maestro, qué estupendamente se está aquí! ¡Hagamos tres cabañuelas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías! Cuando dijo eso no sabía lo que estaba diciendo, porque los discípulos estaban llenos de temor. Y entonces les sobrevino una nube que los cubrió con su sombra, y se oyó una voz que venía de la nube: -¡Este es Mi Hijo amado! ¡Oídle a Él! E inmediatamente, cuando miraron a su alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, Que era el único que estaba con ellos.

Nos encontramos cara a cara con un incidente de la vida de Jesús que está revestido de misterio. Sólo podemos tratar de entenderlo. Marcos dice que esto sucedió seis días después de los incidentes de los alrededores de Cesarea de Filipo. Lucas dice que sucedió ocho días después. No tenemos aquí una discrepancia; los dos quieren decir lo que expresaríamos con « cosa de una semana después.» Tanto las iglesias de Oriente como las de Occidente celebran el recuerdo de la Transfiguración el 6 de agosto. No importa lo más mínimo que fuera o no fuera esa la fecha exacta; pero es un acontecimiento que haremos bien en recordar.

La tradición dice que la Transfiguración tuvo lugar en la cima del monte Tabor. La Iglesia Oriental de hecho llama la Fiesta de la Transfiguración el Taborion. Puede que la elección esté basada en la mención del monte Tabor en el Psa_89:12 ; pero es desafortunada. El Tabor está al Sur de Galilea, mientras que Cesarea de Filipo está bastante lejos hacia el Norte. El Tabor no tiene más que 300 metros de altura, y en tiempos de Jesús había una fortaleza en la cima. Es mucho más probable que este acontecimiento tuviera lugar entre las nieves perpetuas del monte Hermón, que tiene una altura de 3,000 metros, y está mucho más cerca de Cesarea de Filipo, y donde la soledad sería mucho más completa.

No podemos explicar lo que sucedió. Sólo podemos postrarnos reverentemente para tratar de entender. Marcos nos dice que la ropa de Jesús se volvió resplandeciente. La palabra que usa (stilbein) indica los destellos radiantes de una superficie pulimentada de bronce o de oro o de acero bruñido, o el dorado resplandor de la luz del Sol. Cuando el incidente llegó a su fin, una nube los cubrió con su sombra. En el pensamiento judío, la presencia de Dios se relacionaba regularmente con una nube. Fue en una nube donde Moisés se encontró con Dios. Fue en una nube como Dios vino al Tabernáculo. Fue una nube lo que llenó el Templo que había edificado Salomón cuando se dedicó. Y era el sueño de los judíos que, cuando viniera el Mesías, la nube de la presencia de Dios volvería al Templo Exo_16:10; Exo_19:9 ; Exo_33:9 ; 1Ki_8:10 ; 2 Macabeos 2: 8). El que descendiera una nube es una manera de decir que el Mesías había venido, y así lo entendería cualquier judío.

La Transfiguración tiene un doble significado.

(i) Representó algo muy precioso para Jesús. Él tenía que hacer Su propia decisión. Había tomado la determinación de dirigirse hacia Jerusalén, y eso representaba enfrentarse con la Cruz y aceptarla. Tenía que estar totalmente seguro de que era la decisión correcta antes de seguir adelante. En la cumbre de la montaña recibió una doble aprobación de su decisión.

(a) Moisés y Elías se reunieron con Él. Ahora bien, Moisés era el supremo legislador de Israel, al que debía la nación la Ley de Dios. Elías era el primero y el más grande de los profetas. Siempre se le recordaba como el profeta que había traído al pueblo la misma voz de Dios. Cuando estas dos grandes figuras se encontraron con Jesús, aquello quería decir que el más grande de los legisladores y el más grande de los profetas Le decían: « ¡Adelante!» Quería decir que veían en Jesús la consumación de todo lo que ellos habían soñado en el pasado; que veían en Él todo lo que la Historia esperaba y anhelaba. Es como si, en aquel momento, se Le asegurara a Jesús que seguía el camino correcto; porque toda la Historia había ido conduciendo a la Cruz.

(b) Dios habló con Jesús. Como siempre, Jesús no consultó con Sus propios deseos, sino Se dirigió a Dios y Le dijo: «¿Qué quieres que haga?» Le presentó a Dios todos Sus planes e intenciones, y Dios Le dijo: «Estás actuando como Mi propio Hijo amado. ¡Adelante!» En el Monte de la Transfiguración se Le aseguró a Jesús que no había equivocado Su camino. Vio, no sólo que la Cruz era inevitable, sino que era esencialmente correcta.

(ii) Aportó algo muy precioso a los discípulos.

(a) Se habían quedado apabullados por la afirmación de Jesús de que iba a Jerusalén para morir. Aquello les parecía la negación de todo lo que habían entendido acerca del Mesías. Estaban todavía alucinados y confusos. Estaban sucediendo cosas que no solamente les desarticulaban la mente, sino que también les quebrantaban el corazón. Lo que vieron en el Monte de la Transfiguración les daría algo a que aferrarse aun cuando no lo pudieran comprender. Con o sin la Cruz, habían oído la voz de Dios reconociendo a Jesús como Su Hijo.

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