Súplicas
El salmista reconoce que la destrucción vino porque el pueblo ha pecado. En vez de los pecados de nuestros antepasados, algunos traducen, “los pecados anteriores”; pero la traducción de RVA es preferida. Ahora, reconociendo el aspecto de juicio, el pueblo apela a la misericordia de Dios. Los hijos de Dios siempre pueden apelar a su misericordia.
En el versículo 9, el pueblo también reconoce sus propios pecados; no es sólo culpa de los padres, nosotros hemos pecado. Piden la expiación de estos pecados y apelan a la gloria y honor de Dios mismo.
El versículo 10 sigue apelando al honor de Dios, pues si Dios no cambia la situación, los vecinos seguirán burlándose y deshonrándo a él.
El salmista no ha perdido su confianza en Dios. En Job 12:5, Dios mismo decide levantarse y actuar a favor de su pueblo, por el gemido de los necesitados. El salmista sabe que Dios responde al clamor de su pueblo.
El versículo 12 vuelve a pedir la justicia de Dios usando términos imprecatorios fuertes. El salmista está indignado porque los gentiles han deshonrado a Dios; quiere que Dios sienta lo mismo que él siente.
Voto de alabanza
Si Dios contesta la oración de los versículos 11 y 12, el pueblo adorará a Dios. Esta nota de alabanza indica la confianza en que Dios ha escuchado la oración. Pueblo tuyo y ovejas de tu prado se usa también en otros salmos; el salmista no duda la relación especial que Dios mantiene con su pueblo. Por eso el Salmo termina con esperanza.