Me acuerdo es la misma palabra que recuerdo en el versículo 6. Aquí el recuerdo del tiempo pasado y el contraste con la crisis actual desanima más al salmista. Pero, a la vez, es un paso positivo, pues los recuerdos de los actos de Dios en el pasado van a hacer crecer su fe. Vale notar este proceso de clamar, recordar, meditar y adorar en todo el Salmo, y cómo esto amplió la fe del salmista.
Confesión de dudas
En los versículos 4-6 el salmista sigue hablando de su angustia. Todavía cuando recuerda el tiempo pasado, piensa que ahora está peor. Antes Dios estaba presente, pero ahora parece que no. Esta meditación e investigación hace surgir preguntas que el salmista presenta en los versículos 7-9.
Las preguntas de los versículos 7-9 realmente expresan dudas. Pero no son dudas de una persona rebelde, sino de alguien que busca respuestas. Reconoce que Dios actuaba a favor de su pueblo en el pasado, pero en la situación presente parece que Dios ya no volverá a ser propicio, ya no va a respaldar sus promesas y dejó de mostrar compasión.
¿Indica esto que al salmista le faltó fe? Puede ser pero, a la vez, hemos de ver que sentía suficiente confianza en Dios para hablarle francamente. El creyente hoy día también puede, y debe, hablar francamente con Dios. De todos modos, Dios sabe lo que está en el corazón. Es mejor abrir el corazón, decir a Dios lo que uno piensa y siente y pedir que él le corrija. Notamos que esta franqueza del salmista abre el camino para un cambio; desde el versículo siguiente se palpita una nueva actitud de fe y confianza en el Dios que redimió al pueblo en tiempos pasados.
Lo que Dios ha hecho
El versículo 10 es difícil en el heb. y se han dado varias interpretaciones. Una, como en RVA, es que el salmista sigue con su actitud pesimista. Con esta interpretación, traduciendo Shenot como cambio, el versículo es parte de la primera estrofa. Otra interpretación, traduciendo shenot como “años”, lo ve como parte de los versículos que siguen, que muestran un cambio de actitud. La traducción de la RVR-1960 se presta a esta interpretación: “Dije: Enfermedad mía es esta; traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo.” Puesto que la anotación Selah se coloca al final del versículo 9, esta última interpretación parece la más aceptable. Es decir, el salmista decide recordar y meditar en las obras maravillosas de Dios en la vida de Israel y en su propia vida.
Así el salmista va reflexionando sobre los grandes hechos de Dios. Entonces empieza a adorarle; en el versículo 13, reconoce su santidad y su grandeza. En el versículo 14 esta adoración toma un matiz misionero, pues cuando el poder de Dios se manifiesta en su pueblo, los otros pueblos reconocen la mano de Dios. Esta adoración culmina en alabar a Dios por redimir a Israel.
El gran poder de Dios
Ahora el salmista presenta una descripción gráfica del poder de Dios. Puede tener en mente el cruce del mar Rojo y las batallas de conquista cuando Dios utilizó tormentas y otros elementos de la naturaleza.
Llama la atención el contraste entre los versículos 15-19 y el versículo 20. Se manifiesta el poder de Dios en los grandes trastornos de la naturaleza, pero este mismo Dios poderoso conduce con ternura a su pueblo; y lo hace por medio de hombres como Moisés y Aarón.