Sion, el monte de victoria
El salmista habla de un lugar específico; Dios es soberano sobre los lugares; puede escoger dónde quiere actuar. Ahora, dice el salmista, Sion es el centro del actuar de Dios; los otros montes no deben sentir celos.
Jehová habitará allí para siempre. El salmista está seguro de que donde Dios está actuando, va a seguir su obra. La acción victoriosa de Dios hace al salmista pensar en las huestes de Dios, la gran potencia de Jehová. Entre ellos… del Sinaí… es lit.: “El Señor entre ellos Sinaí en el lugar santo.” Podemos entenderlo de esta manera: “Donde está Dios, en su santuario, allí está Sinaí (el lugar de su revelación o de su manifestación).”
El versículo 18 indica que con Dios la victoria es completa. De nuevo vemos ecos del cántico de Débora. Pablo usa este versículo para hablar de la victoria de Cristo y de los dones que ha dado a los creyentes. Tomaste tributos de los hombres nos lleva a pensar en la adoración. Por gracia Dios acepta lo que le damos. Aun los rebeldes están invitados a acercarse a Dios.
Un cántico al Dios de la salvación
El Salmo Ilega a su clímax en el versículo 18; ahora el salmista va mostrando las consecuencias de las victorias de Dios. Porque es Dios victorioso es Dios de la salvación en todo sentido. Esta salvación incluye el sustento diario (v. 19) y liberación de la muerte en tiempos de crisis (v. 20). En este versículo “salvación” y “liberación” son plurales, enfatizando la acción repetida y continuada de Dios.
Montes de elevados picachos
Existen poderes malignos que se oponen a Dios; el cristiano está en una batalla espiritual, pero también comparte la victoria de Cristo. Es Dios que ha vencido y vence al enemigo. Herirá la cabeza… es un eco de la promesa en Genesis 3:15. La cabelluda coronilla representa una fuerza arrogante y orgullosa.
Los versículos 21 y 22 se refieren a una victoria específica en la historia de Israel.
La procesión al santuario
Esta sección es un himno y una marcha litúrgica que conmemora las marchas tríunfales de Dios por la historia. Dios ha vencido sobre todas las fuerzas del enemigo. El pueblo de Dios usa instrumentos musicales, cantos y con mucho gozo adora a Dios, celebrando sus victorias. ¡Bendecid a Dios…; la alabanza no es un mero rito, es alegrar a Dios porque le amamos.
Todo el pueblo, jóvenes, ancianos, líderes, obreros, todos juntos adoran a Dios. Se mencionan dos tribus representativas del norte y dos del sur.