Salmo 57:1 Para el director del coro; según tonada de No destruyas. Mictam de David, en la cueva, cuando huía de Saúl. Ten piedad de mí, oh Dios, ten piedad de mí, porque en ti se refugia mi alma; en la sombra de tus alas me ampararé hasta que la destrucción pase.
Los versículos 5 y 11 dividen este salmo en dos secciones: un ruego de protección y una alabanza por la providencia de Dios. Este salmo quizás se escribió cuando David se escondió de Saúl en una cueva.
Salmo 57:2 Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que todo lo hace para mí.
Salmo 57:3 El enviará desde los cielos y me salvará; El reprocha al que me pisotea. (Selah) Dios enviará su misericordia y su verdad.
Salmo 57:4 Mi alma está entre leones; tengo que acostarme entre los que vomitan fuego; entre los hijos de los hombres, cuyos dientes son lanzas y saetas, y cuya lengua es espada afilada.
En ocasiones, tal vez nos veamos rodeados de gente que murmura de nosotros y nos critica. La crueldad verbal puede dañarnos de la misma forma que el maltrato físico. En vez de lanzar en respuesta palabras menos aceptables, nosotros, al igual que David, podemos hablar en calma con Dios acerca de nuestro problema.
Salmo 57:5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sea tu gloria sobre toda la tierra.
Salmo 57:6 Han tendido una red para mis pasos; mi alma está abatida; han cavado una fosa delante de mí, pero ellos mismos han caído en medio de ella. (Selah)
Salmo 57:7 Firme está mi corazón, oh Dios, mi corazón está firme; ¡cantaré y entonaré salmos!
La fe firme de David en Dios contrastaba fuertemente con las mentiras y los alardes escandalosos de sus enemigos. Cuando enfrente ataques verbales, la mejor defensa es quedarse en silencio y alabar a Dios, recordando que nuestra confianza está en su bondad, amor y fidelidad. En momentos de gran sufrimiento, no se encierre en la autocompasión ni explote en venganza, sino mire hacia arriba, hacia Dios.
Esta sección aparece en el Salmo 108:1-5 del «Libro quinto», lo cual muestra cómo fue compuesto el libro de los Salmos.
Salmo 57:8 ¡Despierta, gloria mía! ¡Despertad, arpa y lira! ¡A la aurora despertaré!
Salmo 57:9 Te alabaré entre los pueblos, Señor; te cantaré alabanzas entre las naciones.
Salmo 57:10 Porque grande, hasta los cielos, es tu misericordia, y hasta el firmamento tu verdad.
Salmo 57:11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria.