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Salmo 41: Súplica individual desde el lecho del dolor

Salmo 41:1  Oración pidiendo salud[a] Al músico principal. Salmo de David Bienaventurado el que piensa en el pobre;[b] en el día malo lo librará Jehová.

Este y los Salmos 55 y 109, describen la traición de los amigos. Se citan en el NT en referencia a Judas Iscariote. Pobre : Esto es, pobre en salud, débil o enfermo. La Biblia habla a menudo del cuidado de Dios hacia los débiles, pobres y necesitados, y acerca de su bendición sobre los que les preocupa lo mismo. Dios quiere que nuestra generosidad refleje su propia bendición. Así como nos ha bendecido, debemos bendecir a otros.

Salmo 41:2  Jehová lo guardará, le dará vida y será bienaventurado en la tierra. No lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.

Salmo 41:3  Jehová lo sostendrá en el lecho del dolor; ablandará su cama en la enfermedad.[c]

Salmo 41:4  Yo dije: «Jehová, ten misericordia de mí, sana mi alma, porque contra ti he pecado».[d]

El pecado de David, que resultó en el caos que a continuación se describe, pudo haberse debido a su aventura con Betsabé

Salmo 41:5  Mis enemigos hablan mal de mí, preguntando: «¿Cuándo morirá y perecerá su nombre?».

Salmo 41:6  Y si vienen a verme, hablan mentira; recogen malas noticias y al salir afuera las divulgan.

Salmo 41:7  Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; contra mí piensan mal, diciendo:

Salmo 41:8  «Cosa maligna se ha apoderado de él; el que cayó en cama no volverá a levantarse».

Salmo 41:9  Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó el pie contra mí.[e]

El hombre del cual se habla puede que haya sido Ahitofel, miembro del consejo de David. Notamos cierta similitud entre Ahitofel y Judas, quien comió el pan de la Pascua con Cristo antes de traicionarlo. Tanto Ahitofel como Judas se ahorcaron después de su traición. Un relato detallado de la traición al Mesías,

La venida del Mesías. David, autor del Salmo 41, vivió cerca de 500 años antes de Zacarías y este a su vez, más de 500 años antes de Cristo. Sin embargo, las palabras de estos dos hombres conforman una sola profecía, que se cumplió en todo detalle. David profetizó que un amigo de confianza sería el traidor del Señor y Judas Iscariote, uno de los doce, le traicionó. Zacarías fue más allá, ya que especificó la cantidad que sería pagada al traidor, prediciendo también que sería arrojada en el templo y usada para comprar un lote de tierra. Cada punto se cumplió en detalle: Los principales sacerdotes le dieron a Judas 30 monedas de plata; Judas, debido a su remordimiento, devolvió el dinero y lo tiró en el templo; entonces, los sacerdotes lo usaron para comprar el campo del alfarero. El cumplimiento de esta profecía, hasta en sus más mínimos detalles, constituye un verdadero testimonio de la soberanía divina y su intervención en los asuntos humanos.

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