Salmo 26:1 Salmo de David. Hazme justicia, oh Señor, porque yo en mi integridad he andado, y en el Señor he confiado sin titubear.
La confianza del salmista en Jehová caracteriza este ruego de una forma muy diferente a la empleada por el fariseo que se enaltecía a sí mismo.
Salmo 26:2 Examíname, oh Señor, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón.
Intimos pensamientos : En otras palabras, mi conciencia.
Salmo 26:3 Porque delante de mis ojos está tu misericordia, y en tu verdad he andado.
Al decir David que había vivido en integridad, no declaraba su falta de pecado. Eso es imposible para cualquier ser humano. Lo que quería decir era que tenía una relación firme con Dios, y que cuando pecaba su registro se limpiaba al pedir perdón. Aquí le suplica a Dios que limpie su nombre de los falsos cargos presentados en su contra por sus enemigos. Nosotros también podemos pedir a Dios que nos examine, confiando en que perdonará nuestros pecados y limpiará nuestro historial de acuerdo a su misericordia.
Salmo 26:4 Con los falsos no me he sentado, ni con los hipócritas iré.
Salmo 26:5 Aborrezco la reunión de los malhechores, y no me sentaré con los impíos.
¿Debemos apartarnos de los que no son creyentes? No. Si bien hay algunos lugares que los cristianos deben evitar, Jesús demostró que debemos andar entre los que no son creyentes para ayudarlos. Pero existe una diferencia entre estar con ellos y ser uno de ellos. Tratar de ser uno de ellos daña nuestro testimonio. Pregúntese acerca de las personas cuya compañía disfruta: «Si estoy frecuentemente con ellos, ¿me volveré menos obediente a Dios en mi perspectiva o en mis actos?» Si la respuesta es sí, regule cuidadosamente cómo usa su tiempo con esa gente y qué efecto tiene en su vida.
Salmo 26:6 Lavaré en inocencia mis manos, y andaré en torno a tu altar, oh Señor,
Lavaré en inocencia mis manos : Esto parece haber sido una antigua ceremonia o un voto que también fue realizado por Poncio Pilato en el juicio de Jesús.
Salmo 26:7 proclamando con voz de acción de gracias y contando todas tus maravillas.
Salmo 26:8 Oh Señor, yo amo la habitación de tu casa, y el lugar donde habita tu gloria.
He amado : Esto nos da una idea de porqué David agradaba al corazón de Dios. Cuando el amor por la casa de Dios es algo prioritario en nuestra vida, Dios responde derramando sobre nosotros su propio amor inefable.
La «habitación de tu casa» puede referirse lo mismo al tabernáculo de Gabaón (el mismo que se construyó en los días de Moisés) o la morada temporal que David construyó para albergar el arca del pacto. David expresó lo mucho que le gustaba adorar a Dios en ese lugar. La meta de todos los creyentes debe ser adorar a Dios con el mismo amor y reverencia de David.