Salmo 2: El reino del ungido de Jehová

Este es un salmo mesiánico, en el cual se advierte a las gentes y a los reyes de la tierra que sirvan a Dios porque el juicio final está en sus manos. Se aplica a Cristo por lo menos cinco veces en el Nuevo Testamento.

Salmos 2:1 ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas?

Cosas vanas : Alude a una rebelión que no tiene oportunidad alguna de triunfar.

A algunos salmos se los llama mesiánicos debido a sus descripciones proféticas de Jesús el Mesías (Cristo): su vida, muerte, resurrección y reino futuro. David, el posible autor de este salmo, fue pastor, soldado y rey. También fue profeta debido a que este salmo describe la rebelión de las naciones y la venida de Cristo para establecer su reino eterno. Este salmo es mencionado con frecuencia en el Nuevo Testamento.

David pudo haber escrito estas palabras en medio de una conspiración por parte de alguna de las naciones paganas vecinas. Elegido y ungido por Dios, David sabía que Dios cumpliría su promesa de traer al Mesías al mundo por medio de su descendencia.

Salmos 2:2 Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido,(A) diciendo:

La palabra castellana «Mesías» es una transliteración del hebreo que aquí se traduce como ungido . En este caso, el ungido es probablemente un rey de Israel, que proféticamente anticipa a Cristo, el «santo Hijo» de Dios, a quien éste ungió.

Salmos 2:3 Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.

A menudo la gente piensa que será libre si escapa de Dios. Sin embargo, siempre serviremos a alguien o a algo, ya sea a un rey humano, una organización o a nuestros propios deseos. Así como un pez no se libera cuando sale del agua, y un árbol no se libera cuando deja el suelo, no somos libres cuando dejamos al Señor. La única ruta segura hacia la libertad es servir sinceramente a Dios, el Creador. El puede liberarlo para que llegue a ser la persona que El siempre quiso que usted fuera.

Salmos 2:4 El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos.

Dios se ríe, no de las naciones, sino de la idea errónea que tienen del poder. Es la clase de risa de un padre cuando su hijo se jacta de correr más aprisa que su padre o de poder ganarle en una lucha. El padre sabe las limitaciones de su hijo, y Dios conoce las limitaciones de las naciones. Cada nación es limitada, pero Dios es trascendente. Si tiene que elegir entre depositar su confianza en Dios o en las naciones, ¡elija a Dios!

Dios es Todopoderoso. Creó el mundo y conocía los imperios de la tierra mucho antes de que existieran. Pero el poder y el orgullo originó que las naciones y los líderes se enfurecieran contra Dios e incluso trataran de liberarse de El. Nuestro mundo tiene muchos líderes que se jactan de su poder, que se quejan y enfurecen contra Dios y su pueblo, que prometen tomar el poder y forman su propio imperio. Pero Dios se ríe debido a que cualquier poder que tengan proviene de El, y puede quitárselo. No debemos tener miedo cuando los tiranos se jacten. Todos ellos están en las manos de Dios.

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