Salmo 145:1 Salmo de Alabanza; de David. Te exaltaré mi Dios, oh Rey, y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
Este poema acróstico (alfabético) contiene 22 versos pareados que comienzan con letras sucesivas del alfabeto hebreo. Abarca prácticamente todos los aspectos de la alabanza (Te exaltaré , bendeciré , alabaré , publicaré , meditaré , hablarán , proclamarán , cantarán , hacer saber), justificando el uso de la palabra hebrea tehillah (himno de alabanza) como título del salmo.
Salmo 145:2 Todos los días te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
Bendeciré, barach: Bendecir; saludar, felicitar, agradecer, alabar; arrodillarse. Barach es la raíz de la cual derivan baruch («bendecido») y barachah («bendición»). Berech, «rodilla», es probablemente la fuente de esas palabras. En tiempos del Antiguo Testamento, uno se arrodillaba, ya fuera ante Dios, o ante el trono del rey, al disponerse a hablar o a recibir una bendición. Desde la perspectiva divina, Dios es el que bendice, el que nos prepara para vivir una vida plena y rica. La primera acción de Dios el Creador con el hombre recién creado fue bendecirlo. La bendición aarónica resume la promesa divina a su pueblo. En el culto de adoración judío, a Dios se le llama con frecuencia ha-Qodesh baruch hu o, literalmente, «¡Bendecido sea el Santo!»
Salmo 145:3 Grande es el SEÑOR, y digno de ser alabado en gran manera; y su grandeza es inescrutable.
Salmo 145:4 Una generación alabará tus obras a otra generación, y anunciará tus hechos poderosos.
Las obras y los hechos de Dios se mencionan ocho veces en este breve cántico y constituyen uno de las principales motivos de alabanza. Enseña a tus niños la alabanza, la senda de la alabanza. Este versículo destaca la importancia de trasmitir la alabanza a Dios de una generación a otra. La alabanza debe ser enseñada a nuestros hijos. La Biblia nos anima a criar una generación de creyentes que alaban. No debemos meramente «suponer» que los niños crecerán y desearán a Dios. Debemos ser cuidadosos. Lo que poseamos de la bendición y la revelación divinas se puede perder en una generación. Debemos alabar a Dios sistemáticamente, y también enseñar (a través de las palabras y el ejemplo) a nuestros niños a hacerlo para que ellos y sus hijos hagan lo mismo.
Salmo 145:5 En el glorioso esplendor de tu majestad, y en tus maravillosas obras meditaré.
Salmo 145:6 Los hombres hablarán del poder de tus hechos portentosos, y yo contaré tu grandeza.
Salmo 145:7 Ellos proclamarán con entusiasmo la memoria de tu mucha bondad, y cantarán con gozo de tu justicia.
Salmo 145:8 Clemente y compasivo es el SEÑOR, lento para la ira y grande en misericordia.
Salmo 145:9 El SEÑOR es bueno para con todos, y su compasión, sobre todas sus obras.
Salmo 145:10 SEÑOR, tus obras todas te darán gracias, y tus santos te bendecirán.
Salmo 145:11 La gloria de tu reino dirán, y hablarán de tu poder,