Salmo 115: Las maravillas del éxodo

Salmo 115:1 No a nosotros, SEÑOR, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad.

Tradicionalmente, los Salmos 115-118 se cantaban en la cena de Pascua, conmemorando la huida de Israel de la esclavitud en Egipto. El salmista pidió que solo se glorificara el nombre de Dios, no el de la nación. Muy a menudo pedimos a Dios que su nombre sea glorificado junto al nuestro. Por ejemplo, tal vez oremos que nos ayude a llevar a cabo una buena obra y así se note nuestro trabajo. O quizás pidamos que una exposición tenga éxito para obtener un aplauso. No es malo verse bien o impresionar a los demás, el problema surge cuando queremos vernos bien sin importar lo que suceda con la reputación de Dios en el proceso. Antes de orar, pregúntese: «¿Quién se llevará el mérito si Dios contesta la oración?»

Salmo 115:2 ¿Por qué han de decir las naciones: ¿Dónde está ahora su Dios?

Salmo 115:3 Nuestro Dios está en los cielos; El hace lo que le place.

El contraste entre el Dios espiritual que reina omnisciente y omnipotente, y los ídolos metálicos limitados al tamaño de una talla ponen de manifiesto lo absurdo de la idolatría. Véanse las burlas de Isaías sobre esta práctica en Isaías 44:12-20.

Salmo 115:4 Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombre.

Cuando se escribieron los salmos, muchas personas de Israel adoraban ídolos (estatuas de madera, piedra o metal). Se envanecían con lo que veían y se contentaban por lo que no veían. En la actualidad, seguimos valorando más los objetos tangibles (posición, dinero, casa, ropa, posesiones) que los resultados intangibles (crecimiento espiritual, salvación, ayudar a los necesitados, dedicar tiempo a los seres amados). Los que entregan toda su vida para obtener objetos tangibles son tan necios y vacíos como sus propios ídolos.

Salmo 115:5 Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven;

Salmo 115:6 tienen oídos, y no oyen; tienen nariz, y no huelen;

Salmo 115:7 tienen manos, y no palpan; tienen pies, y no caminan; no emiten sonido alguno con su garganta.

Salmo 115:8 Se volverán como ellos, los que los hacen, y todos los que en ellos confían.

Semejantes a ellos : La raíz de donde procede la palabra ídolo es «sin valor»; por tanto, son vanos y corruptos los que adoran ídolos

Salmo 115:9 Oh Israel, confía en el SEÑOR; El es tu ayuda y tu escudo.

Salmo 115:10 Oh casa de Aarón, confiad en el SEÑOR; El es vuestra ayuda y vuestro escudo.

Salmo 115:11 Los que teméis al SEÑOR, confiad en el SEÑOR; El es vuestra ayuda y vuestro escudo.

Salmo 115:12 El SEÑOR se ha acordado de nosotros; El nos bendecirá; bendecirá a la casa de Israel; bendecirá a la casa de Aarón.

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