Una señora muy rica soñó que el Señor la había llamado al cielo y que estaba paseando por sus calles. De pronto vio una casa muy linda y grande que estaban construyendo. Aquella mujer pensó que quizá aquella casa sería para ella. Quedó muy sorprendida al saber que era para su jardinero. «¡No es posible!» exclamó la buena señora. «Si él en la tierra tiene sólo una casa humilde. Quizá tendría una mejor si no hubiera ayudado tanto a los demás.»
El guía no dijo nada y continuaron su recorrido. Poco después llegaron a una casa pequeña y sin mucho valor; en comparación con la anterior era casi ridícula. «Esta es su casa», anunció el guía.
La mujer a poco se desmaya y protestó diciendo que ella siempre había vivido en palacios en la tierra. «Sí, ya lo sabemos», dijo el guía, y agregó tristemente: «El Rey de los cielos hizo lo mejor que pudo con los materiales que tú le enviabas.»
¿Qué clase de materiales estamos enviando al cielo para la casa que el Señor nos está haciendo allí? Los materiales son las cosas buenas que hacemos a favor de otros y que las hacemos por amor del Señor y de ellos.