Una decisión ignorante del costo
Esta sección vuelve a la narración y muestra la aceptación de la invitación venenosa. El joven está rendido a la voluntad de la mujer. Va a la casa de ella sin ninguna objeción. En el versículo 22 hay tres metáforas que se presentan. El texto ha seguido la Septuaginta para aclarar los versículos 22 y 23 que son difíciles en el texto hebreo. Primeramente veamos al texto dado, y en seguida vamos a reconstruir el texto hebreo y tratar de entenderlo. Las tres metáforas del texto griego de la Septuaginta, y en menor grado de la Vulgata, son:
(1) El buey que va al matadero sin darse cuenta de nada y sin luchar por su vida;
(2) el cordero que se ata sin intentar librarse;
(3) el ciervo que… (aquí continuará el versículo 23).
El texto hebreo del versículo 22 contiene la palabra «disciplina» (heb. musar), y puede traducirse así: «El la sigue de inmediato como va el buey al matadero, y como un brazalete castigador para los tobillos para disciplinar al insensato…» Parece que la idea es que el insensato está tan acostumbrado a los brazaletes castigadores que permite que se los pongan sin que él diga algo. La palabra hebrea se puede traducir «brazalete para los tobillos» y sólo aparece aquí y en Isaías 3:18.
El versículo 23 vuelve a seguir el texto hebreo con pequeñas modificaciones. Si se acepta el texto hebreo para el versículo 22, entonces la idea del versículo 23 es que el insensato ha de morir y todavía no ha aprendido nada. Quizá predice los resultados de los versículos 26 y 27. Por otra parte, según el texto dado basado en la Septuaginta, es el venado que recibe la flecha del versículo 23 . El último ejemplo se encuentra en ambos textos, el hebreo masoreta y el griego de la Septuaginta, es decir un ave que va a la trampa y que come lo que está allí. Así el joven es como el insensato del texto hebreo que ve el sufrimiento sin entender todo lo que significa el peligro.
Pasos hacia la destrucción
1. No entender los peligros, versículo 7.
2. Circular en lugares de peligro, versículo 8.
3. Prestarse para ser tentado, versículo 10.
4. Ceder a las iniciativas de otros, versículos 13-20.
5. Entregarse por completo a la tentación, versículos 21-27.
6. Descender a cámaras de muerte, versículo 27.
El alto costo del adulterio
Esta sección completará la sección más amplia sobre el joven y la adúltera que empezó en el versículo 6. Se une esta sección a los capítulos 1-9 con el vocativo hijos. Ahora viene la enseñanza, la reflexión sobre el joven que va a la casa de la mujer (así ha terminado el relato en el versículo 23). Las palabras repetidas de «escuchar» y «poner atención» se subrayan en la invitación de valorizar las palabras del maestro.
El versículo 25 presenta los imperativos del maestro para evitar el camino de la adúltera. La razón se presenta en el versículo 26. Este joven ingenuo no es el primer hombre que ha caído en su trampa, por ende son «muchos» o innumerables, lo que puede significar que ella ni recuerda a todos ellos y menos sus nombres. En consecuencia, este joven no significa nada para la mujer. Por el otro lado, ella representa una de las casas donde se encuentra el camino a la muerte prematura. Aun la sabiduría egipcia se dio cuenta del peligro de la mujer adúltera: «…y se alcanza la muerte por haberla conocido… No lo hagas es en verdad una abominación».
La respuesta de Jesús al adulterio se puede ver en sus propias palabras. El desea eliminar «la mirada pecaminosa». Sin embargo, Jesús reconoció el daño y la realidad del adulterio y del divorcio como una consecuencia. La actitud de Jesús es rechazar el adulterio por ser un pecado tan dañino: Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios… . A la adúltera y a la prostituta Jesús les predicaba la gracia y la salvación divinas, estrechándoles la mano y sentándose a la mesa con ellas. No hay duda que la conversión o transformación es posible. Pablo, inspirado por el Espíritu, escribió: En cuanto a vosotros, estabais muertos en vuestros delitos y pecados… Pero Dios, quien es rico en misericordia… nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia sois salvos!.