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Proverbios 4: La alta y constante prioridad de la sabiduría

Proverbios 4:21 No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón;

Proverbios 4:22 Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo.

Proverbios 4:23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

Guarda tu corazón : Valora y protege tu mente, emociones y voluntad. ¡Cómo se hubiera beneficiado Salomón si hubiera seguido su propio consejo!

Proverbios 4:24 Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios.

Boca, labios, ojos, y pies, son símbolos asociados a la comunicación, la atención y la conducta

Proverbios 4:25 Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.

Proverbios 4:26 Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos.

Proverbios 4:27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal.

Estrategia para una vida eficaz

Comienza con: Sabiduría de Dios. Respetar y apreciar a Dios por lo que El es. Reverenciar y temer al Dios todopoderoso en agradecimiento.

Requiere: Aplicación moral . Confiar en Dios y su Palabra. Permitir que su Palabra nos hable personalmente. Estar dispuestos a obedecerlo.

Requiere: Aplicación práctica. Actuar en la dirección de Dios en la entrega diaria.

Se obtiene: Vida eficaz. Experimentar lo que Dios hace con nuestra obediencia.

La alta y constante prioridad de la sabiduría

El capítulo 4 puede analizarse en tres partes en base a hijos (versículo 1) o la frase hijo mío (versículos 10, 20). Luego el lector se da cuenta de las frases oíd y estad atentos (versículo 1), escucha (versículo 10) y pon atención e inclina tu oído (versículo 20). Estos son vocablos sinónimos que proyectan un sentido formal, como es el caso de la palabra escucha, de la palabra hebrea shema, que se usa para describir la oración cotidiana que cada judío oraba todos los días. Así las palabras oíd (versículo 1) y escucha (versículo 10) tocan al joven en lo más profundo de su ser. Por el otro lado, los vocablos imitan los refranes típicos de cada hogar en el mundo y de todos los tiempos. Siempre hay un problema para que los niños y después los adolescentes escuchen a sus mayores. El diálogo va así: “Hijo, no me estás escuchando. ¿No me oíste cuando te pedí hacer tal tarea? Hay que aprender a escuchar. ¿Por qué no me escuchas?” Así se nota el sentido informal de las palabras.

Ahora vamos a dirigirnos a la primera de las tres secciones que son divididas por las palabras hijos o hijo mío:

(1) versículos 1-9;

(2) versículos 10-19;

(3) versículos 20-27. La primera sección se dirige a los hijos (ver 5:7; 7:28; 8:32 para los ejemplos de la palabra hijos en el caso vocativo que sirve para invocar o llamar y ver 8:4, 31; 13:22; 14:26; 17:6; 20:7; 30:17: hijos de águila, traducido polluelos; 31:28 para los otros ejemplos del vocablo hijos; ver 13:22 y 17:6 para hacer referencia a los hijos de los hijos, es decir, los nietos). La frase más frecuente es hijo mío (ver 1:8).

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