El versículo 13 trata el tema de la pereza. Aquí, el perezoso es llamado el amante del sueño. La conjunción pen es difícil de traducir. Apunta a un posible futuro si no se escucha la advertencia anterior. La oración dice: No ames el sueño para que no te empobrezcas. En este mismo sentido, el segundo imperativo abre tus ojos tiene una doble connotación: Primeramente como el aspecto antitético con “dormir” (los ojos cerrados), y en segundo lugar como el aspecto de entender (un sentido figurativo). El que se esfuerza está asegurado de tener una abundancia para comer (pan es la palabra para “comida”). Hay una discusión amplia sobre la adquisición de los bienes en 10:2-5.
En el versículo 14 saltan de las páginas las palabras Malo es, malo es. Se muestra cómo el comprador busca desvalorizar el objeto que está comprando por medio de exagerar las fallas. Así se negociaban las propiedades, los animales, etc. Por otra parte, al terminar la negociación, el comprador va a jactarse de su astucia (notar que tales expresiones se escuchan en las ferias y los mercados) y del gran valor de lo comprado. Cervantes pone un refrán semejante en los labios del Quijote: “No quiero, no quiero, pero echádmelo en la capilla.”
El versículo 15 repite el tema del valor superior de la sabiduría sobre los bienes materiales. Aquí son los labios del conocimiento, para representar un conocimiento de las normas morales, el orden en el universo, etc. en contraste con los labios necios y perversos. La superioridad del habla que se basa en el conocimiento está por sobre el oro y las perlas (o corales), porque tales labios son un objeto preciosísimo.
El versículo 16 vuelve a la forma imperativa del proverbio. Se trata el tema del gran peligro de la fianza. La frase quítale su ropa viene de la imagen del fiador en Deuteronomio 24:10-13 (en el contexto del enemigo que haya quitado el manto). Los otros ejemplos del vestido en Proverbios son el vestido con el fuego como símbolo del peligro y el vestido quitado en el invierno como símbolo de la aflicción. Además, “quitarse la ropa” puede ser un símbolo del lamento y del arrepentimiento, aunque la frase más frecuente es “rasgar el manto”), aunque no es probable aquí. Perder la ropa o la prenda era una pérdida mayor. Tales pérdidas eran frecuentes en la fianza y la relación ilícita con una mujer casada. Otra posibilidad de traducción es “los extranjeros o los desconocidos” en vez de la mujer ajena (el texto hebreo). La mujer ajena se repite en 27:13, mientras “los hombres desconocidos” son sinónimos con el “extraño” de la primera parte.
En el versículo 17 la palabra sabroso (lit. “dulce”) describe la ilusión del “pan de engaño”. La palabra “engaño” muestra la forma de la adquisición, utilizando, por ejemplo, el robo, la mentira, etc.. Por lo tanto, se encuentra luego con una boca llena de cascajo. Hay la ilusión y hay la realidad del resultado.
El versículo 18 subraya la importancia de la planificación y el consejo, especialmente algo tan peligroso y lamentable como la guerra. Se contrasta con ellos que hablan sin pensar y aquellos que se burlan del consejo y son indiferentes al mismo.
Los hechos repugnantes
La primera parte del versículo 19 repite en 11:13 acerca del “cuchicheo” (ver Levítico 19:16 donde se usa la palabra hebrea traducida como “calumniar”, algo condenado; Jeremías 6:28 y 9:4 donde está traducida “calumniar”). Al no guardar la confianza, el chismoso lastima a las personas en vez de esperar una mejoría de la situación y una reconciliación de ellas. En este mismo sentido, el suelto de lengua (lit. aquel con los labios siempre abiertos, en el mismo hecho de hablar) es un amigo peligroso. Un relato egipcio dice: “No repartas tus palabras a la gente común, ni asocies a ti a uno (demasiado) expresivo de corazón” (La Sabiduría de Amenemopet). Aristóteles acentuaba el hecho de que el habla ha de ser utilizada en una forma correcta y no para causar un “gran daño”, mostrando así su naturaleza peligrosa.