El versículo 24 ilustra la naturaleza del perezoso a través de una escena absurda. Se ve la mano del perezoso enterrada en la sopa (un plato común para todos), quizá en su mano hay un panecillo. Hasta ahí llega la acción, porque el perezoso es tan, pero tan flojo que ni levanta la mano para traer la comida a la boca. Se parece a otra escena absurda del perezoso, en la que grita: ¡Afuera hay un león! para disculparse de salir y trabajar. La verdad es como señala el dicho: “No hay pero que valga.”
La corrección o castigo del hijo necio
El versículo 25 subraya dos medios para corregir, y su eficiencia. Por un lado, el castigo físico del burlador (“el que mira en menos a la gente y la sabiduría”) lo hace sagaz o le da sentido común. ¿Son el burlador y el ingenuo la misma persona? Por el lado del paralelismo sinónimo, parece que sí; sin embargo, la naturaleza normal del burlador le distingue del ingenuo en que por lo menos tiene una posibilidad de madurar. En este mismo sentido, se muestra el segundo medio para corregir que utiliza el poder de la persuasión (el reto). Este medio es efectivo con el entendido, quien acumula el conocimiento. La corrección puede tener un efecto profundo en cambiar el porvenir del oyente.
El versículo 26 ilustra un aspecto triste de la realidad de algunos padres causada por sus hijos. Los hijos tienen una influencia grande sobre el ánimo y el bienestar de los padres. Aquí hay dos hechos maléficos. La palabra “robar” es muy amplia, subrayando el hecho de arruinar al padre haciendo, quizá, hasta violencia en contra del padre (“asaltar” o “devastar”). En segundo lugar, el hijo es causante (el sentido del modo hiphil) de que su madre huya (desde el hogar). Se recuerda el ejemplo de Rebeca, quien tuvo temor de las esposas de Esaú y no sabía cómo iba a sobrevivir. También, de los hijos de Job y el temor de Job por las acciones de ellos. Hoy por hoy, muchos jóvenes adictos a las drogas u otras cosas arruinan a sus padres y hasta hacen la violencia contra ellos. El resultado avergüenza y deshonra.
El versículo 27 tiene la expresión vocativa hijo mío. Se nota que existe la mala enseñanza que dirige al joven hacia el conocimiento. Se usa otra vez la forma del imperativo.
El versículo 28 repite la actitud y la naturaleza del testigo falso. El mira en menos al mismo proceso y sigue con las mentiras. Sin embargo, su propósito se va a frustrar porque “la mentira tiene patas cortas”.
La frase están preparados está subrayada en el texto hebreo (lit. “están establecidos”). Para los burladores, está la condenación. Para los necios, está el azote.