La preposición hebrea le, que significa «para» o «como se refiere a». Tal preposición comienza y unifica los versículos. Por lo tanto, el paralelismo que se usa es sinónimo, donde la segunda parte del versículo hace una repetición de la idea en la primera parte. La estructura gramatical revela cuatro metas iniciales: … para conocer… para comprender… para adquirir… para dar… Siguen las formas verbales del contenido de las metas de los proverbios: sabiduría, disciplina, los dichos de inteligencia como la primera agrupación; disciplina, enseñanza, justicia, derecho, equidad como una segunda agrupación; sagacidad, conocimiento, prudencia como una tercera agrupación. Se nota una enorme acumulación de palabras sinónimas en estos versículos. Algunos han sugerido que dentro de la lista de cualidades «falta la precisión terminológica de una ciencia… el autor prefiere la acumulación a la diferenciación» (Schokel). Sin duda, no es posible entender las finas diferencias entre todas las palabras. Sin embargo, se pueden observar algunas conclusiones. En primer lugar, las palabras sabiduría y disciplina abren y cierran: «para conocer jakmah (sabiduría) y musar (disciplina)… los insensatos desprecian la sabiduría (jakmah) y la disciplina (musar)». La raíz de la palabra para sabiduría (jakam) se encuentra en unas 102 citas en el libro de Proverbios dentro del marco de todas las formas verbales y nominativas. Este término puede indicar una amplia gama de conceptos, desde una habilidad constructiva (Exo. 28) hasta una capacidad para dirigir.
En Proverbios, el sentido de jakam es de sabiduría práctica o sea la prudencia. Habla de la capacidad de actuar en una forma apropiada en un tiempo oportuno.
Una segunda palabra en el texto, disciplina o musar, se encuentra en 30 citas en Proverbios. La palabra indica la formación de la persona, hasta el grado de usar la obligación y el castigo como medios de disciplina. Se requiere una influencia positiva para enfrentar los engaños de las tentaciones urbanas (la violencia, la prostitución, el alcoholismo, etc.). La disciplina parece ser el acompañante de las otras virtudes de Proverbios: la sabiduríax, la enseñanzax y la instrucción. Ser una influencia positiva en el mundo no debe ser una casualidad sino una forma disciplinada de la vida. Unida a la sabiduría, la disciplina se puede enfocar hacia el bien.
Contiene una unidad de tres palabras —justicia, derecho y equidad— que aparece de nuevo. En el segundo pasaje la conclusión suma las tres palabras: todo buen camino. Era muy importante la capacidad de evaluar una situación y después hacer lo justo. Aquí el conocimiento y la disciplina se completan por el concepto de «lo justo», sea en un nivel personal o en un nivel público y legal. La justicia es una práctica de la vida del creyente. Se debe entender justicia en su concepto amplio de rectitud e igualdad ante Dios.
Hay dos grupos de personas, los ingenuos y los jóvenes. Si se mantiene un paralelismo sinónimo absoluto, entonces los dos grupos pueden apuntar a un solo grupo, es decir a los jóvenes adolescentes. Ingenuos traduce la palabra peta’yim (plural para petiy designando a los «abiertos»). En Proverbios se encuentra esta palabra en 15 de las 18 citas del AT. Se encuentran los mismos dos grupos, los ingenuos y los jóvenes, en un paralelismo sinónimo. Otra evidencia de que se trata de un solo grupo es que habla del «sabio» y del «entendido». Obviamente se trata de la misma persona, el joven ingenuo. Entonces, se está apuntando a dos grupos de personas y no a cuatro. El grupo apuntado para estas lecciones o proverbios son «los jóvenes ingenuos» y «los sabios o entendidos». El sabio anhela formar al primer grupo, los adolescentes, que todavía no tiene un sano criterio formado. Por eso, la palabra petiy es muy apropiada. Son jóvenes que no tienen la experiencia como una base para tomar decisiones. Son inexpertos en el arte de vivir.
La palabra na’ar puede significar «niño, joven o siervo». Aquí significa el joven en vías de la formación, quizá entre 15 y 25 años aproximadamente. Tal grupo representa el 30% de la población en América Latina. Según el dicho, el adolescente está en «la edad del pavo».
La educación proverbial espera ahorrar a los jóvenes muchos momentos de tragedia y de dolor que son productos del engaño de los diversos malvados. A través de todo el libro de Proverbios se puede sentir este espíritu de urgencia. El maestro de la sabiduría sabe que se trata de la salvación y la perdición de una vida. Se transforma en el heraldo del evangelio de la sabiduría divina, base para la vida exitosa.
La segunda clase de personas que se van a beneficiar de estos proverbios son los mismos sabios, las personas maduras y ya adultas. En la Biblia hay muchos sabios ancianos que escucharon la palabra de Dios y seguían respondiendo a ella (Moisés, Nicodemo, etc.). Se puede ver que el libro de Proverbios es un libro autoritativo para las otras fuentes de la sabiduría. El autor o sabio es maestro de maestros. Así hay una clase de perfeccionamiento para los sabios. Este hecho denota la profundidad y el valor del libro. También muestra que el libro es producto del esfuerzo de los sabios y no de una sola persona, sea Salomón u otra. Junto a las palabras de los sabios, se encuentran algunos géneros de la literatura sapiencial, tales como «los proverbios», «los dichos profundos» (meliytsah), «los enigmas» (hiydah); todos apuntando a dichos difíciles y complejos, algo en que hay que meditar y reflexionar. Schokel sugiere un proceso de seis partes en estos versículos: «dotes-educación-cultivo-actitudes-actos-consecuencias».