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Pioneros

Hace muchos años en la tierra de las oportunidades, un niño soñaba con ser un guerrero, su placer era mirar a los grandes y valientes soldados volver de la guerra.

Sus rostros cansados, sus ropas algo sucias de la batalla, le hacían pensar en lo duro de sus vidas.

Pasaron los años, y este niño, creció, sus brazos eran fuertes, su espalda muy ancha y sus pies bien firmes, pero algo le afligía en su corazón.

Se paraba como siempre en la misma calle y veía volver de la guerra a los mismos soldados de su niñez, algunos tan viejos, por cierto, sin embargo, tan valientes y guerreros como antes; pero no había jóvenes soldados.

Notó también que en su tan querida tierra de las oportunidades, todos los espacios estaban cubiertos, esa vez al regresar a su casa luego de ver el desfile triunfal, este niño hecho hombre, muy cansado de soñar con ser parte alguna vez de su ejército tan amado, sólo se dejó caer en su cama. Y una sombra muy oscura le cubrió. Aquella noche fue horrible, pero como suele ocurrir desde el libro de génesis el nuevo día llegó y con los primero rayos del sol pudo ver una puerta que nunca antes había notado, una puerta que por muchos años había estado allí pero muy pocos habían atrevido abrir. Pensando en lo poco que podía perder, el niño hecho hombre juntando todo su coraje, abrió esa puerta misteriosa, él sabía que al salir por ella, automáticamente estaba abandonando su tan amada tierra natal en la ciudad de las oportunidades, casi sin pensarlo se encontró fuera de la segura metrópolis.

Cuando de pronto, sus ojos quedaron asombrados de lo amplio del paisaje por delante, y con su corazón latiendo muy rápido a causa de lo nuevo, se atrevió a caminar el único camino que delante suyo se abría, mientras leía un cartel de bienvenida que decía:

Bienvenido soldado a la tierra por poseer. Aquí nada será tuyo si no peleas por tenerlo. Sólamente esfuérzate y se muy valiente. Porque desde los días de Juan el bautista los cielos sufren violencia y los violentos lo arrebatan.

Que en este tiempo, Dios te conceda, llegar donde antes no habías llegado. Hacer lo que antes no lograste, vencer donde has sido derrotado, reírte de lo que te hizo llorar. Aplastar lo que te hacía desmayar, y adorar al Señor sobre el altar que te hacía clamar.

El joven soldado, con incontables preguntas en su corazón, comenzó a caminar la senda que sólo los pies de valientes caminaron. Hombres a los que el mundo llama Pioneros.

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