Oseas 5: La apostasía de Israel será castigada

Los sacerdotes afirman que van a guiar a Israel a conocer al Señor. Sin embargo, su conocimiento de Dios es deficiente. Comparan a Dios con la naturaleza: como el alba…; como la lluvia; como la lluvia tardía… (versículo 3). El concepto de Dios que tienen los sacerdotes, con su ciclo de la naturaleza, el alba, y la lluvia, pertenece al baalismo y a un concepto mitológico del mundo. Los sacerdotes pensaban: “Claro, algunas veces parece que Dios se ha alejado (Baal muere en el invierno cada año). No obstante, Dios ha de volver (Baal siempre resucita en la primavera de cada año). Manejamos a Dios con los cultos de la fertilidad. No tiene nada que ver con el pecado. Su protección y sus bendiciones vendrán automáticamente como la salida del sol. Solo necesitamos persistir en los cultos; esto es conocer a Dios. No escucharemos al profeta”.

Oseasas contesta este himno de los sacerdotes con un canto del Señor. Se espera que esta respuesta será un himno de salvación. Sin embargo, resulta ser un lamento. Dios responde a los sacerdotes en forma negativa; el Señor no aceptará su himno de “confesión”. En los versículos 4-6 podemos ver, entonces, el corazón de Dios en su trato con todo su pueblo. El lamento muestra la perplejidad de Dios ante el pueblo que él ama tanto, un doble: ¿Qué haré contigo…? (versículo 4a).

El versículo 5 puede leerse como una decisión de qué hacer: …despedazaré… mataré. Son acciones futuras de Dios. También puede leerse como una parte de esta perplejidad de Dios: ”Por esta razón yo los despedacé por medio de los profetas; los maté con los dichos de mi boca, y mi justicia/juicio (mishpat) seguirá saliendo (este último verbo heb. está en imperfecto, a diferencia de los otros dos que son verbos que están en perfecto) como la luz” (versículo 5, trad. del autor). Es como que Dios lamentara: “Por causa de su falta de lealtad (versículo 4), ya han experimentado mi castigo anunciado por los profetas desde Elías hasta Amós (o aun hasta Oseasas como estos eventos de los años 733 a 732 a. de J.C. muestran), pero aunque mi justicia (versículo 5b) sigue mostrándose alrededor de ustedes, no hay arrepentimiento. ¿Qué haré contigo?”. (Paráfrasis.)

El gran problema del pueblo de Dios es la falta de lealtad, según el versículo 4. En 4:1 el profeta declaró: “…no hay en la tierra… lealtad”. Aquí, en el capítulo 6, versículos 4 y 6, en efecto se anuncia de nuevo que no hay lealtad. Dios emplea dos símiles para describir la clase de lealtad que Israel muestra: Es como la nube de la mañana y como el rocío que muy temprano se desvanece (versículo 4c). Neblina y rocío son elementos pasajeros e insustanciales. Lealtad (amor leal, mantenimiento de una relación con todas sus obligaciones) que puede describirse con estos símiles ¡no es la lealtad que busca Dios! Los símiles manifiestan su poder aun más en su función antibaalística. La condición de Israel es como la neblina, no como la tempestad con los rayos y truenos que se atribuían a Baal. Es el rocío (talam) que se levanta temprano, no la lluvia que cae con la fecundidad de Baal. Israel no muestra lo que Dios quiere en sus cultos; tampoco recibe por estos cultos los beneficios que el baalismo promete. Esta falsa adoración en Israel es un engaño que le quita su relación con Dios sin reemplazarla con nada.

En el versículo 6 Dios termina el discurso con una declaración que expone claramente lo que a él le agrada. Sacrificios y holocaustos no significan nada para Dios si no hay una relación personal con él.

El pecado en todas partes

Es un nuevo oráculo que también viene del tiempo después de la guerra. El propósito de este oráculo es manifestar que todo el pueblo de Dios es culpable del pecado. El pueblo del norte, después de los eventos del año 732, pudo haber aplaudido al profeta si hubiera declarado: “Para ti, oh Judá, está preparada una cosecha”. Sin embargo, proclamar solamente la condenación del Sur, Judá, sería el peor patriotismo. Oseasas proclama en este discurso del Señor que el pecado está en todas partes: en Israel, en Judá y en los contornos de ambos.

El pueblo ha violado el pacto. El texto sigue con una referencia a Adán (versículo 7a), pero la próxima palabra allí (versículo 7b) nos conduce a pensar en un lugar en vez del primer hombre, Adán, o “la humanidad”. Por eso, algunos sugieren que en vez de la palabra cual (otra trad. como) debemos leer “en”, con lo que resulta la frase “en Adam”. La letras heb. que corresponden a nuestras k y b son muy parecidas, de modo que esta propuesta es entendible. Sin embargo, también se puede leer el TM como un ejemplo de la elisión de dos preposiciones, k y b. Daría el sentido: “Pero ellos violaron el pacto como en Adam. Allí me traicionaron”. Un lugar llamado Adam se menciona en Josué 3:16, el lugar donde se detuvieron las aguas del río Jordán cuando los israelitas entraron a Israel. Tal vez Oseasas aquí alude a una tradición que ahora es desconocida e implica que desde la entrada en la tierra prometida Israel ha sido infiel a Dios. La gente de su día, como sus padres, profanan el pacto.

    Páginas: 1 2 3 4

Ayúdanos a continuar Sembrando La Palabra de Dios

WebDedicado ha sido autorizado a recaudar las donaciones para continuar con La gran Comisión.


Deja el primer comentario