Oseas 3:1 Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas.
tendré misericordia, racham: Sentir o mostrar compasión, amar profundamente, mostrar pena o misericordia, tratar a alguien de manera cariñosa, amar cariñosamente (como aman una madre y un padre a sus pequeños hijos). De racham proviene la palabra hebrea para «útero» (rechem) En Isaias 49:15 Dios pregunta: «¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de [racham] compadecerse del hijo de su [rechem] vientre?» Los progenitores también deben mostrar este sentimiento para con su progenie. Dios desea madres y padres que amen tiernamente a sus hijos y se muestren compasivos hacia los débiles e indefensos. Dios da el ejemplo mediante su constante compasión por los desamparados, y aun por aquellos que no merecen compasión alguna.
El Señor renueva el llamado de Oseas a amar a su esposa, la cual había retornado a su vida disoluta.
Este corto capítulo describe el cautiverio y el regreso de la nación. Israel experimentaría un tiempo de purificación en una tierra extranjera, pero Dios lo seguiría amando y estaría dispuesto a aceptarlo de regreso. Ordenó a Oseas que mostrara el mismo espíritu de perdón hacia Gomer. Si bien Gomer no tenía ningún mérito y a pesar de que Oseas tenía muchos motivos para divorciarse de ella, Dios le dijo a Oseas que la comprara, la llevara otra vez a su casa y la amara.
Oseas 3:2 La compré entonces para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada.
En Exodo 21:32 se dice que el precio de un esclavo era de 30 siclos; de manera que aquí Oseas lo paga parte en plata y parte en otros bienes. Quince siclos de plata representaban 171 gramos. Un homer y medio de cebada equivalía a 555 litros aproximadamente.
Gomer aparentemente estuvo por su cuenta durante un tiempo. Al necesitar mantenerse, debió haberse vendido como esclava o haberse vuelto la amante de otro hombre. En cualquier caso, Oseas tuvo que comprarla, aunque por una cantidad muy pequeña. Gomer ya no valía mucho para nadie que no fuera Oseas, mas él la amaba igual que Dios amaba a Israel. No importa lo bajo que caigamos, Dios siempre está dispuesto a «comprarnos» (redimirnos) y a levantarnos otra vez.
Oseas 3:3 Y le dije: Tú serás mía durante muchos días; no fornicarás, ni tomarás otro varón; lo mismo haré yo contigo.
El retorno al hogar supone un período de disciplina.
Oseas 3:4 Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines.
Durante el exilio, Israel tendría que prescindir de todas las estructuras y recursos de que había dependido en el pasado. La lista de instituciones y símbolos que guiaban los pasos de Israel eran una mezcla de principios del culto y prácticas ordenadas y prohibidas por Dios, las cuales indican cuánto se había movido el pueblo hacia una forma de religión sincrética.
Por ejemplo, el efod formaba parte de las vestimentas del sumo sacerdote, al cual se adhería el Urim y el Tumín, pero los terafines eran dioses domésticos, probablemente imágenes de los antepasados.
Oseas 3:5 Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.
David es aquí el rey mesiánico. Temerán . . . a su bondad : Maravillarse ante la misericordia de Dios para con el pueblo que se ha rebelado en su contra.
David es aquí el rey mesiánico. Temerán . . . a su bondad : Maravillarse ante la misericordia de Dios para con el pueblo que se ha rebelado en su contra.
temerán, pachad: Sorprenderse, temblar, estar asustado, reverenciar. Pachad está relacionado con la reacción de una persona hacia algo repentino y sorprendente que le hace temblar. El verbo aparece 24 veces. El sustantivo pachad, que se refiere a algo espantoso y que produce temor, lo encontramos más de 40 veces. Aquí Israel tiembla debido a la repentina, sorprendente, e increíble benignidad que Dios derramará sobre su pueblo en los postreros días. Este versículo muestra cuán positivo puede ser el concepto hebreo del temor, el temblor, y la reverencia, tal y como lo expresa Proverbios 28:14 : «Bienaventurado el hombre que siempre [pachad] teme a Dios».
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