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Números 22: Balac manda llamar a Balaam

Núm 22:1 Partieron los hijos de Israel, y acamparon en los campos de Moab junto al Jordán, frente a Jericó.

La historia de los israelitas y los moabitas se desarrolla en tres escenarios: Los moabitas reclutan a un profeta de Mesopotamia para que maldiga a Israel, aunque éste sólo logra bendecirlo; los israelitas rinden tributo de adoración a Baal-peor, lo que estuvo acompañado de fornicación ritual con las mujeres moabitas; y el ataque sobre Madián en venganza por el papel que los madianitas desempeñaron en la apostasía de Baal-peor.

El tema de este pasaje es el reclutamiento de Balaam, cómo fue reclutado Balaam; una importante advertencia que Balaam recibe en el camino; y los oráculos de Balaam.

Los campos de Moab : Nombre tradicional del área. Había sido arrebatada a Moab por Sehón el amorreo (véase 21.26), quien fue a su vez derrotado por Israel. Ahora era territorio israelita y lugar de concentración para la conquista de la tierra prometida; más tarde se convirtió en parte de ella. El resto de los acontecimientos de los libros de Números y Deuteronomio tienen lugar aquí.

Núm 22:2 Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo.

Núm 22:3 Y Moab tuvo gran temor a causa del pueblo, porque era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel.

Núm 22:4 Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor era entonces rey de Moab.

Los ancianos de Madián procedían del territorio al sur y al este de Moab. Se les presenta aquí como conspiradores, de ahí que sean exterminados.

Núm 22:5 Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí.

Balaam : Procedía de Mesopotamia, cerca del río éufrates, a una distancia de alrededor de 600 km, o sea, a aproximadamente un mes de camino.

Núm 22:6 Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.

Balac, como todos los guerreros del mundo antiguo, cree que el resultado de las batallas está determinado por los dioses; por lo tanto, piensa que la maldición le permitirá derrotar a los israelitas.

Balaam era un hechicero, o sea, alguien que se llamaba para maldecir a otros. En los tiempos del Antiguo Testamento era común creer en maldiciones y bendiciones. Se creía que los hechiceros tenían influencia con los dioses. Así es que el rey de Moab quiso que Balaam usara su influencia ante el Dios de Israel para proferir una maldición contra los israelitas, con la esperanza de que, por medio de la magia, Jehová se volviera en contra de su pueblo. ¡Ni Balaam ni Balac tenían la menor idea de con quién estaban tratando!

Núm 22:7 Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac.

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