Núm 14:33 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años,(G) y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.
Pastoreando : Alude al estilo de vida nómada que deberían asumir, ya que no podrían cultivar la tierra o criar ganado en la tierra prometida, tal como habían pensado.
Núm 14:34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.
El juicio de Dios llegó en la forma que más temía el pueblo. El pueblo tenía miedo de morir en el desierto, así que Dios lo castigó al hacerlo vagar en el desierto hasta que muriera. Ahora deseaban tener el problema de enfrentarse con los gigantes y con las ciudades fortificadas de la tierra prometida. Cuando no confiamos en Dios acarreamos problemas aún mayores que los que teníamos al principio. Cuando nos escapamos de Dios, inevitablemente nos metemos en problemas.
Núm 14:35 Yo Jehová he hablado; así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí; en este desierto serán consumidos, y ahí morirán.
¿Acaso fue este castigo -vagar en el desierto durante cuarenta años- demasiado duro? No tiene comparación con la muerte instantánea con la que Dios los había amenazado. En lugar de ello, Dios permitió que el pueblo viviera. Dios había traído a su pueblo a los límites con la tierra prometida, tal y como El dijo que lo haría. El estaba listo para darles la magnífica tierra, pero el pueblo no la quería. Para este tiempo, Dios había tolerado mucho. Por lo menos diez veces el pueblo se había negado a confiar en El y a obedecerlo. La nación entera (excepto Josué, Caleb, Moisés y Aarón) mostró desprecio y desconfianza en Dios. Pero el castigo de Dios no fue permanente. En cuarenta años, una nueva generación tendría la oportunidad de entrar.
Muerte de los diez espías malvados
Núm 14:36 Y los varones que Moisés envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar contra él a toda la congregación, desacreditando aquel país,
Núm 14:37 aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová.
Núm 14:38 Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida, de entre aquellos hombres que habían ido a reconocer la tierra.
Moisés y Aarón reciben el mandato de dirigirse a los israelitas para informarles de la decisión de Jehová.
Los primeros en perecer de la generación infiel fueron los 10 enviados que murieron a consecuencias de la plaga delante del Señor, como castigo por la rebelión protagonizada mientras estaban en el desierto
La derrota en Horma
Núm 14:39 Y Moisés dijo estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se enlutó mucho.
Núm 14:40 Y se levantaron por la mañana y subieron a la cumbre del monte, diciendo: Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado Jehová; porque hemos pecado.
Núm 14:41 Y dijo Moisés: ¿Por qué quebrantáis el mandamiento de Jehová? Esto tampoco os saldrá bien.
Núm 14:42 No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos.
Núm 14:43 Porque el amalecita y el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis a espada; pues por cuanto os habéis negado a seguir a Jehová, por eso no estará Jehová con vosotros.
Núm 14:44 Sin embargo, se obstinaron en subir a la cima del monte; pero el arca del pacto de Jehová, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento.
Núm 14:45 Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma.
Este capítulo narra las dos reacciones del pueblo ante el informe de los enviados: regresar a Egipto y matar a los dos enviados que tenían fe. Estos fueron salvados por la intervención divina, mientras la gente era sentenciada a muerte. El pueblo entonces intentó invadir la tierra prometida contrariando el mandato de Jehová.
Cuando Moisés cumplía con el mandato del Seño, el pueblo intentó penetrar en la tierra prometida desobedeciendo al Señor y sin su presencia. Fueron entonces derrotados y hechos retroceder hasta Horma. Ese lugar no se conoce en el día de hoy.
Cuando los israelitas se percataron de su tonto error, estuvieron listos repentinamente a regresar a Dios. Pero Dios no confundió la aceptación de su culpabilidad con un verdadero arrepentimiento, ya que El conocía sus corazones. De seguro, pronto volverían a su propio camino otra vez. Algunas veces las buenas acciones o intenciones llegan demasiado tarde. Debemos no sólo hacer las cosas bien; las debemos hacer en el momento correcto. La clase de obediencia que Dios desea es completa e instantánea.
Caleb
Por lo general, no se escucha la voz de la minoría. Sin embargo, la verdad no puede ser medida en números. Por el contrario, a menudo se levanta contra la opinión de la mayoría. La verdad permanece inalterable debido a que está garantizada por el carácter de Dios. Dios es verdad; lo que El dice es la última palabra. En ocasiones, una persona tiene que levantarse sola en el lado de la verdad.
Caleb no era tanto un hombre de una gran fe como ¡un hombre de fe en un gran Dios! Su arrojo descansaba en su conocimiento de Dios, no en su confianza en las habilidades de Israel para conquistar la tierra. No podía estar de acuerdo con la mayoría, ya que eso era estar en desacuerdo con Dios.
Nosotros, por otro lado, a menudo basamos nuestras decisiones en lo que los demás están haciendo. Pocos de nosotros somos cobardes de primer orden como los diez espías. Somos más como el pueblo de Israel, dejando nuestra cobardía en segundo plano. Nuestra búsqueda del bien y el mal, a menudo comienza con preguntas tales como: «¿Qué es lo que dicen los expertos?» o «¿Qué dicen mis amigos?» La pregunta que por lo general evitamos más es «¿Qué dice Dios?» Los principios que aprendemos conforme estudiamos la Biblia nos proporcionan un mapa de carreteras confiable para nuestra vida. Nos dirige a una relación personal con el Dios cuya Palabra es la Biblia. El Dios que le dio a Caleb su valentía es el mismo Dios que nos ofrece el regalo de la vida eterna a través de su Hijo Jesús. ¡En esa verdad vale la pena creer!
Caleb fue Uno de los espías enviados por Moisés para investigar la tierra de Canaán. Uno de los dos únicos adultos que dejaron Egipto y entraron en la tierra prometida. Levantó la voz de la opinión de la minoría en favor de la conquista de la tierra. Expresó su fe en las promesas de Dios, a pesar de los obstáculos aparentes.
De su vida aprendemos que: La opinión de la mayoría no es una medida precisa del bien y del mal. Es adecuada la valentía basada en la fidelidad de Dios. Para que el valor y la fe sean efectivos, deben combinar palabras y acciones.
Lo encontramos en Egipto a la península de Sinaí a la tierra prometida, específicamente Hebrón, de ocupación: Espía, soldado, pastor.