Por la falta de agua
Se negaron a creer que Dios los abastecería como lo había prometido
Moisés pecó junto con el pueblo. Por esta razón no se le permitió entrar a la tierra prometida
Que Dios y Moisés los habían llevado al desierto
No pudieron reconocer que sus problemas se los acarreó su propia desobediencia
Dios envió serpientes venenosas que mataron mucha gente e hirieron seriamente a muchos otros
El fuego en Tabera
El pueblo se queja, la primera de tres quejas mencionadas en el viaje entre Sinaí y Cades. Quizá la queja aquí tiene que ver con las condiciones en el desierto inhóspito, aunque no se da la razón específica. aparentemente la queja fue contra Dios, porque dice que se encendió la ira de Jehová. Un fuego de Jehová ardió contra ellos y consumió un extremo del campamento. No dice si consumió solamente tiendas y posesiones o si quemó algunas personas. El pueblo clama a Moisés, él intercede con Dios, y el fuego se apaga. El nombre Tabera (incendio) recuerda el incidente.
La provisión de las codornices
Como en el viaje desde Egipto hasta al monte Sinaí, el pueblo se queja de la falta de comida, y Dios la provee. Pero esta vez Dios manda una plaga como castigo junto con las codornices. Este incidente tuvo lugar en Quibrothataavah.
La queja del pueblo
La queja. Comienza con el populacho, probablemente gente extranjera mezclada con los hijos de Israel. Se dejan llevar por un anhelo sensorial desmedido. Están aburridos del maná que Dios ha provisto desde hace un año, y quieren carne. (No se menciona nada aquí del ganado del pueblo. Las frutas y verduras y el pescado mencionados aquí dan un fiel reflejo de la dieta de Egipto. Vemos en el versículo la tendencia de anhelar los “buenos días de antaño”. En vez de mirar adelante a la tierra prometida y el bien que Jehová les ha de hacer, el pueblo está mirando atrás a Egipto y quiere volver. Demuestra una y otra vez la misma falta de fe y la misma rebeldía contra el plan de Dios hasta quedarse al fin rechazado por Dios.
El maná. Se da una descripción del maná y de las maneras en que el pueblo lo preparó. Muchos han intentado explicar el maná como la exudación de un árbol o la secreción de insectos. Aun si Dios eligió usar algún proceso natural para proveer el maná, tenemos que admitir que la provisión regular y copiosa era milagrosa. A la vez, parece que ninguna de las explicaciones ofrecidas satisface todo lo que los pasajes bíblicos dicen en cuanto al maná. Tenemos que reconocer que Dios es soberano y que puede usar métodos naturales, sobrenaturales, o cualquier combinación de los dos, a fin de cumplir sus propósitos.
La queja de Moisés. Las quejas del pueblo causan la ira de Dios y la desesperación de Moisés. Moisés se queja amargamente con Dios del pueblo. Antes, Moisés habló del bien que Jehová había de hacer; ahora se queja de que Dios le ha hecho ma. Demuestra que la causa inmediata de la frustración de Moisés es la demanda del pueblo por la carne. Aunque el capítulo trata de dos temas (la provisión de carne y la provisión de líderes dotados con el Espíritu para ayudar a Moisés), vemos que los dos están relacionados. No hay necesidad de ver aquí una combinación de dos relatos diferentes como algunos han pensado. Moisés dice que no puede soportar más el pueblo y aun pide morir. Parece que está deprimido y sintiendo lástima de sí mismo. Muchos líderes espirituales se sienten así en algunas ocasiones. Debemos hacer como Moisés y estos otros en llevar la carga al Señor y esperar su provisión.
La respuesta de Dios
Las promesas divinas. Dios responde a la queja de Moisés prometiendo tomar algo del espíritu que está en él (el Espíritu de Dios) y ponerlo en 70 de los ancianos para que ayuden a Moisés en llevar la carga del liderazgo del pueblo.
La incredulidad de Moisés. Moisés mismo tiene dudas, pero Dios responde: i ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehovái ? Moisés no es el único gran hombre de Dios que tiene dudas. Demuestra que el hombre de fe no es necesariamente uno que nunca tiene dudas, sino uno que permanece fiel y obediente a Dios a pesar de sus dudas.
Los ancianos profetizan. Cuando Dios pone su Espíritu sobre los 70 ancianos, ellos “profetizan”. Aparentemente se refiere aquí a un tipo de hablar extático como evidencia de la presencia y la capacitación del Espíritu de Dios sobre ellos. Pero estos hombres no se llaman profetas porque “profetizan” solamente en esta ocasión. (no continuaron haciéndolo o no lo hicieron más. RVR-1960 “no cesaron”, no es correcta.)
Eldad y Medad, que no están con los otros alrededor del tabernáculo, sino en el campamento, “profetizan” también. Tabernáculo sobre la ubicación del tabernáculo en relación con el campamento.) Josué parece tener celos por la posición y autoridad de Moisés como el profeta o portavoz exclusivo de Dios, pero Moisés tiene una actitud de humildad y magnanimidad. Ojalá que todos fuesen profetas en el pueblo de Jehová, y que Jehovah pusiese su Espíritu sobre ellos. Este hecho del derramamiento del Espíritu en todo el pueblo de Dios se predice y se cumple.