Números 11: Jehová envía codornices

Núm 11:26 Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban éstos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento.

Núm 11:27 Y corrió un joven y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento.

Núm 11:28 Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo: Señor mío Moisés, impídelos.

Núm 11:29 Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos.

Aparentemente, Josué quiere asumir el control de la situación. Eldad y Medad eran ancianos legítimos, pero no estaban presentes en el tabernáculo. El Espíritu no está destinado a personas específicas, sino que es libre de descansar sobre quien elija. Esto recibió la aprobación de Moisés, quien aspiraba a la «democratización» del Espíritu y visualizaba a Israel como un pueblo de profetas.

Los discípulos querían que Jesús prohibiera a otros echar fuera demonios porque no eran parte del grupo de discípulos. Pero esta clase de actitud intolerante fue condenada tanto por Moisés como por Jesús. Cuídese de poner límites a Dios, El puede obrar a través del que elige.

Núm 11:30 Y Moisés volvió al campamento, él y los ancianos de Israel.

Núm 11:31 Y vino un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro, alrededor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra.

Núm 11:32 Entonces el pueblo estuvo levantado todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, y recogieron codornices; el que menos, recogió diez montones; y las tendieron para sí a lo largo alrededor del campamento.

Diez montones de codornices capturadas mientras volaban a baja altura, esto es, a «casi dos codos sobre la faz de la tierra», o sea, a menos de un metro de altura

Núm 11:33 Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande.

Núm 11:34 Y llamó el nombre de aquel lugar Kibrot-hataava,[b] por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso.

Kibrot – hataava significa «tumbas de los codiciosos».

La lascivia es más que un deseo sexual inadecuado. La lascivia puede ser un deseo no natural o voraz por cualquier cosa (deportes, conocimiento, posesiones, influencia sobre los demás). En esta circunstancia, Dios castigó a los israelitas por codiciar la ¡buena comida! la codicia no fue su deseo de buenas cosas, sino lo que estuvo mal fue permitir que ese deseo se volviera codicia. Sintieron que era su derecho tener comida fina y ya no pudieron pensar en otra cosa. Cuando usted esté preocupado por algo hasta el grado de que afecte su perspectiva de todo lo demás, quizás esté transformando el deseo en codicia.

Núm 11:35 De Kibrot-hataava partió el pueblo a Hazerot, y se quedó en Hazerot.

Un lugar al norte del monte Sinaí, pero al sur del desierto de Parán.

Las quejas de Israel

Por su infortunio

Se quejaban por sus problemas en lugar de orar a Dios por ellos

Miles de personas fueron destruidas cuando Dios envió fuego para castigarlas

Por la falta de carne

Anhelaban vehementemente lo que no tenían

Dios envió codornices; pero cuando el pueblo comenzó a comerlas, Dios mandó una plaga que mató a muchos

Por verse atrapados en el desierto, teniendo enfrente a los gigantes de la tierra prometida y deseando regresar a Egipto

Se rebelaron abiertamente contra los líderes de Dios y no confiaron en las promesas de Dios

A ninguno de los que se quejaron se les permitió entrar en la tierra prometida, y tuvieron que vagar por el desierto hasta que murieron

Por la autoridad y el liderazgo de Moisés y de Aarón

Codiciaban mayor poder y autoridad

Las familias, los amigos y las posesiones de Coré, Datán y Abiram fueron tragados por la tierra. Luego el fuego consumió a los otros 250 hombres que se rebelaron

Que Moisés y Aarón causaron las muertes de Coré y sus conspiradores

Culparon a otros por sus propios problemas

Dios comenzó a destruir a Israel con una plaga. Moisés y Aarón hicieron expiación por el pueblo, pero 14,700 de ellos fueron muertos

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