Esta es una parábola terrible de cómo usan las personas los dones de Cristo y la misericordia de Dios. La suegra de Pedro usó el don de su salud restaurada para servir a Jesús y a otros. Así es como debemos usar todos los dones de Dios.
MILAGROS EN MEDIO DE LA MULTITUD
Mateo 8:16-17
Y, cuando ya era tarde aquel día, le trajeron a muchos que estaban bajo el poder de espíritus malos, y Jesús expulsó los espíritus con una palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos. Esto sucedía para que se cumpliera el dicho que se había hablado por medio del profeta Isaías: «El asumió nuestras debilidades y cargó con nuestros pecados.»
Como ya hemos visto, el relato de Marcos de esta serie de incidentes deja bien claro que tuvieron lugar en sábado (Mar_1:21-34 ). Eso explica por qué esta escena tuvo lugar por la tarde, al final del día. Según la ley del sábado, que prohibía hacer ningún trabajo ese día, era ilegal curar en sábado. Se podían tomar medidas para impedir que un enfermo se pusiera peor, pero no para hacer que se pusiera mejor. La ley general era que los sábados se podía prestar atención médica solamente a los que estuvieran en peligro de muerte. Además, era ilegal llevar una carga en sábado, y se entendía por carga cualquier cosa que pesara más que dos higos secos. Por tanto era ilegal llevar a una persona enferma de un lugar a otro en una camilla, o en brazos, o a hombros, porque eso habría sido llevar una carGálatasGa. Oficialmente el sábado terminaba cuando se podían ver dos estrellas en el cielo, porque no había relojes que dijeran la hora en aquellos días. Por eso la multitud de Cafarnaum esperó hasta la tarde para venir a Jesús para que sanara a sus enfermos.
Pero debemos pensar en lo que Jesús había estado haciendo aquel sábado. Había estado en la sinagoga y había curado al hombre poseído por un demonio. Le había enviado la sanidad al siervo del centurión. Había curado a la suegra de Pedro. Sin duda había pasado todo el día predicando y enseñando; y sin duda se había encontrado con los que se Le oponían amarga e insistentemente. Ahora era por la tarde. Dios dio a los hombres el día para trabajar, y la tarde para descansar. La tarde es el momento de tranquilidad cuando se deja el trabajo. Pero no era así con Jesús. Cuando podría haber esperado descanso, se vio rodeado por las demandas insistentes de la necesidad humana; y generosamente y sin quejarse se ocupó de todos. Mientras hubiera un alma en necesidad, no había descanso para Jesús.
Esa escena trajo a la mente de Mateo el dicho de lsaías (Isa_53:4 ) en el que se dice que el Siervo del Señor sobrellevó nuestras debilidades y cargó con nuestros pecados.
El seguidor de Cristo no puede buscar descanso n-ientras haya personas que ayudar y sanar; y lo extraño y maravilloso es que encontrará refrescado su cansancio y su propia debilidad fortalecida en el servicio de los demás. De alguna manera encontrará que, conforme llegan las demandas, también llegan las fuerzas; y de alguna manera encontrará que es capaz de proseguir por amor a otros cuando siente que ya no puede dar ni un paso más por sí mismo.
LA OBLIGACIÓN DE CALCULAR EL PRECIO
Mateo 8:18-22
Cuando Jesús vio el gran gentío que Le rodeaba, dio la orden de marcha cruzando al otro lado. Y un escriba se Le acercó y Le dijo:
-¡Maestro, Te seguiré adondequiera que vayas!
-Las zorras tienen guaridas -le contestó Jesús—, y las aves de los cielos, nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene ni dónde recostar la cabeza.
Otro de Sus discípulos Le dijo:
-Señor, déjame que antes de nada me vaya a enterrar a mi padre.
Y Jesús le contestó:
-Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
A primera vista esta sección parece fuera de sitio en este capítulo, un capítulo de milagros; y a primera vista estos versículos no parecen encajar en él. ¿Por qué lo puso aquí Mateo?