Mateo 8: La Muerte en vida

(iv) Se le acusa de actuar de acuerdo con el diablo. En Mat_9:31-34 Le vemos curando a un mudo, y Sus enemigos atribuyen la curación a Su asociación con el diablo. Siempre que entra un nuevo poder en la vida -se ha dicho, por ejemplo, del poder espiritual- hay quienes dicen: « Debemos tener cuidado; esto podría ser obra del diablo y no de Dios.» Es curioso que cuando la gente se encuentra con algo que no le gusta, o que no entiende, o que no está de acuerdo con sus: ideas preconcebidas, a menudo se lo atribuyen al diablo y no a Dios. ..

Así que aquí tenemos el principio de la campaña contra Jesús. Sus calumniadores ya están actuando. Las lenguas chismosas están envenenando la verdad y atribuyendo falsos motivos. El movimiento para eliminar a este conflictivo Jesús ha comenzado.

Mateo 8:1-34

8.2, 3 La lepra, como lo es el SIDA hoy, era una enfermedad temida porque no había cura conocida. En el tiempo de Jesús, la palabra lepra denotaba varias enfermedades similares, y algunas de ellas eran contagiosas. Si una persona la contraía, el sacerdote lo declaraba leproso y lo alejaban de su hogar y ciudad. Lo enviaban a vivir en una comunidad con otros leprosos hasta que se recuperara o muriera. Cuando el leproso rogó a Jesús que lo sanara, Jesús se le acercó y lo tocó, aún cuando su piel estaba cubierta del temido mal. Como la lepra, el pecado es una enfermedad incurable, y todos lo tenemos. Solo el toque sanador de Cristo puede milagrosamente poner a un lado nuestros pecados y restaurarnos para que podamos vivir en plenitud. Pero primero, al igual que el leproso, debemos reconocer que no podemos curarnos nosotros mismos y pedir a Cristo su ayuda salvadora.

8.4 La Ley demandaba que al leproso sanado lo examinara el sacerdote (Levítico 14). Jesús quiso que aquel hombre de primera mano diera a conocer su historia al sacerdote, de manera que pudiera probar que su lepra había desaparecido totalmente y que por lo tanto podía volver a su comunidad.

8.5, 6 El centurión pudo haber dejado que muchos obstáculos se interpusieran entre él y Jesús, como el orgullo, la duda, el dinero, el idioma, la distancia, el tiempo, la autosuficiencia, el poder o la raza, pero no lo hizo. Si no permitió que esas barreras le impidieran acercarse a Jesús, nosotros tampoco debemos permitirlo. ¿Qué lo aleja a usted de Cristo?

8.8-12 Un centurión era un militar de carrera en el ejército romano que tenía unos cien soldados bajo su mando. Los judíos odiaban a los soldados romanos por su tiranía y desprecio. ¡Sin embargo la fe de aquel hombre maravilló a Jesús! La fe genuina de aquel odiado gentil avergonzó la piedad estancada de muchos judíos que eran líderes religiosos.

8.10-12 Jesús dijo a la multitud que muchos judíos religiosos, que podrían formar parte del Reino, serían excluidos por haber perdido su fe. Estaban muy aferrados a sus tradiciones religiosas, al grado que no podían aceptar a Cristo y su nuevo mensaje. Debemos tener cuidado en no encerrarnos en nuestras costumbres religiosas al punto de esperar que Dios obre solo en ciertas formas. No limite a Dios con sus preconceptos y falta de fe.

8.11, 12 «El oriente y el occidente» representan los cuatro rincones de la tierra. Toda la gente fiel a Dios se reunirá en el banquete del Mesías (Isaías 6; 55). Los judíos debían haber sabido que cuando el Mesías llegara, los gentiles participarían también de sus bendiciones (véase Isa_66:12, Isa_66:19). Pero este mensaje llegó como un golpe porque estaban demasiado absortos en sus propios asuntos y destino. Cuando apelemos a las promesas de Dios, no debemos apropiarnos de ellas tan personalmente que olvidemos ver lo que Dios quiere hacer para alcanzar a toda la gente que ama.

8.11, 12 Mateo enfatiza que el mensaje de Jesús es para todos. Los profetas del Antiguo Testamento lo sabían (véanse Isa_56:3, Isa_56:6-8; Isa_66:12, Isa_66:19; Mal_1:11) pero muchos líderes judíos neotestamentarios optaron por ignorarlo. Cada persona tiene que elegir entre aceptar o rechazar las buenas nuevas, y nadie pasa a formar parte del Reino de Dios por herencia o conexión familiar.

8.14 Pedro fue uno de los doce discípulos. Sus datos aparecen en el capítulo 27.

8.14, 15 La suegra de Pedro nos da un hermoso ejemplo. Su respuesta al toque de Jesús fue servirle de inmediato. ¿Ha recibido usted la ayuda de Dios en alguna situación peligrosa o dificultosa? Si es así, debiera preguntarse: «¿Cómo puedo expresar mi agradecimiento?» Siendo que Dios nos ha prometido las recompensas de su Reino, debiéramos buscar formas de servirle ahora.

8.16, 17 Mateo continúa mostrando la naturaleza soberana de Jesús. Por medio de un simple toque, sanó (8.3, 15); a una simple palabra suya, los demonios huyen de su presencia (8.16). Jesús tiene autoridad sobre los poderes satánicos y las enfermedades terrenales.También tiene poder y autoridad para dominar el pecado. Las enfermedades y la maldad son consecuencias de vivir en un mundo caído. Pero en el futuro, cuando Dios limpie la tierra del pecado, no habrá más enfermedad ni muerte. Los milagros de sanidad de Jesús fueron una demostración de lo que el mundo experimentará en el Reino de Dios.

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