Comprometidos a Sembrar La Palabra de Dios

Mateo 6: Lo correcto por un motivo erróneo

Jesús se refiere a tres cosas de las que dependía la riqueza en Palestina.

(i) Les dice a Sus seguidores que no consideren su tesoro cosas que la polilla puede destruir.

En Oriente, una parte importante de la riqueza de una persona consistía en ropa fina y elaborada. Cuando Guiezi, el criado de Eliseo, quería sacarle algo de provecho al general sirio Naamán, que se había curado de la lepra siguiendo las instrucciones de Eliseo, le pidió un talento de plata y dos vestidos de gala nuevos (1Ki_5:22 ). Una de las cosas que tentaron a Acán para que pecara fue un manto hermosísimo de Sinar (Jos_7:21 ).

Pero tales cosas eran indignas de que se hiciera consistir en ellas el tesoro de una persona, porque las polillas las podían destruir, y su valor y belleza desaparecerían totalmente. No eran posesiones duraderas.

(ii) Les dice a Sus seguidores que no consideren su tesoro cosas que la roña puede destruir.

La palabra que traducimos por roña es brósis. Quiere decir literalmente algo que devora, pero no se usa en ningún otro texto con el sentido de roña. Lo más probable es que represente algo así: en Oriente, mucho de la riqueza de una persona consistía en cereales almacenados en grandes silos. Pero a ese grano podían atacarlo gusanos y ratones y ratas dejando el depósito contaminado y destruido. Lo más probable es que esta frase se refiera a estos y otros parásitos que se podían introducir en un granero y destruir o comer el contenido. No eran posesiones duraderas.

(iii) Les dice a Sus seguidores que no consideren su tesoro cosas que los ladrones hacen un butrón y se las llevan.

La palabra que se usa para hacer el butrón -R-V 95 entrar, antes minar- es doiryssein. En Palestina, las paredes de muchas casas estaban hechas de adobes, y se podían perforar fácilmente; aunque las de los ricos, que es de las que se habla aquí, eran más sólidas, y requerirían más industria en los ladrones. Aquí se hace referencia al que ha almacenado en su casa cosas de valor, y descubre al volver un día que los ladrones han hecho un butrón y se han llevado su tesoro. No eran posesiones duraderas si estaban a merced de la intervención de cualquier ladrón emprendedor.

Así es que Jesús nos advierte de la fragilidad de tres clases de placeres y posesiones.

(i) Nos advierte de la brevedad de los placeres que se desgastan y quedan tan inservibles como la ropa vieja. Los trajes y vestidos más lujosos, con o sin polillas, acaban por desintegrarse. Todos los placeres puramente físicos tienen la característica de desgastarse. Cada vez que se disfrutan, satisfacen menos que la anterior. Se necesita más para producir el mismo efecto. Son como las drogas, que pierden su efecto inicial y se hacen cada vez menos efectivas. Uno tendría que ser estúpido para buscar su sumo bien en cosas que cada vez resultan menos rentables.

(ii) Nos advierte de la fragilidad de los placeres que se corroen. El granero está expuesto al acecho de las ratas y los ratones, que lo mordisquean y roen todo. Hay ciertos placeres que pierden inevitablemente su atractivo conforme avanza la edad. Puede que sea porque se es físicamente menos capaz para disfrutar; o porque se madura algo y ciertas cosas dejan de satisfacer. Una persona no debería nunca entregarle su corazón a placeres que los años van a desvanecer; debería encontrar su delicia en las cosas cuyo atractivo el tiempo es impotente para erosionar.

(iii) Nos advierte de lo inseguros que son los placeres que se nos pueden robar. Eso pasa con todas las posesiones materiales: no hay ni una entre ellas que sea segura; y, si uno edifica su felicidad sobre ellas, está edificando sobre una base que no es estable ni segura. Supongamos que uno organiza su vida de tal manera que su felicidad depende de su posesión de dinero; supongamos que llega una quiebra, y se despierta una mañana para descubrir que su dinero ya no vale nada. Entonces, con su dinero, se ha desvanecido su felicidad.

Si una persona es prudente, edificará su felicidad sobre cosas que no puede perder, y que son independientes de los azares y avatares de la vida. Bums escribió de las cosas transitorias:

Los placeres son cual las amapolas: al tomarlas, su flor se desvanece; o cual la nieve al caer sobre el arroyo: blanca un instante, pronto desaparece.

Una persona cuya felicidad dependa de cosas así, está condenada a una desilusión trágica. Cualquier persona cuyo tesoro consista en cosas, está abocada a perderlo, porque las cosas no son estables, ni duran para siempre.

Ayúdanos a continuar sembrando La Palbara de Dios

WebDedicado ha sido autorizado a recaudar los fondos para continuar con La Gran Comisión


Deja el primer comentario

Otros artículos de Nuestro Blog

Que pueden ser de interés para ti de acuerdo a tus lecturas previas.