Así pues, esta sexta bienaventuranza podría leerse de la forma siguiente
¡AH, LA BIENAVENTURANZA DE LA PERSONA CUYOS MOTIVOS SON ABSOLUTAMENTE PUROS PORQUE AL GÚN DÍA ESTARÁ CAPACITADA PARA CONTEMPLAR A DIOS! LA BIENAVENTURANZA DE RECONCILIAR A LOS DESAVENIDOS
Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios. Debemos empezar el estudio de esta bienaventuranza investigando algunas cuestiones de significado de palabras.
(i) Primero, tenemos la palabra paz. En griego la palabra es eiréné, y en hebreo shalóm. En hebreo, paz no es nunca un estado negativo; nunca quiere decir exclusivamente la ausencia de guerra; siempre quiere decir todo lo que contribuye al bienestar supremo del hombre. En el Oriente cuando un hombre le dice a otro: ¡Salám! -que es la misma palabra- no quiere decir que le desea al otro solamente la ausencia de males; le desea la presencia de todos los bienes. En la Biblia, paz quiere decir no solamente liberación de todos los problemas, sino disfrutar de todas las cosas buenas.
(ii) Segundo, debemos fijarnos con cuidado en lo que nos dice esta bienaventuranza. La bendición es para los que hacen la paz fue es lo que quiere decir etimológicamente pacificadores o apaciguadores- no necesariamente para los que aman la paz. Sucede a menudo que, si una persona ama la paz de una manera equivocada, conseguirá crear problemas y no paz. Puede que permitamos, por ejemplo, que se desarrolle una situación amenazadora y peligrosa, y que nuestra defensa sea no intervenir para mantener la paz. Hay mucha gente que piensa que eso es amar la paz, cuando lo que se está haciendo en realidad es amontonar problemas para el futuro, porque se rehuye arrostrar la situación y tomar las medidas que demanda. La paz que la Biblia llama bendita no viene de evadir las situaciones conflictivas, sino de arrostrarlas, tratarlas y conquistarlas. Lo que esta bienaventuranza demanda no es una aceptación pasiva de las cosas por miedo a los contratiempos que pueda traer el intervenir en ellas, sino el enfrentarnos activamente con las cosas y hacer la paz, aunque el camino de la paz pase por el conflicto.
(iii) La versión Reina-Valera dice que los pacificadores serán llamados hijos de Dios. Esto es lo que quiere decir literalmente la palabra griega hyioí. Esta es una expresión típicamente hebrea. El hebreo no es rico en adjetivos, y cuando quiere describir algo, a menudo usa, no un adjetivo, sino la frase hijo de… seguido de un nombre abstracto. De aquí que se llame a un hombre un hijo de paz en vez de una persona pacífica. A Bernabé se le llama hijo de consolación en vez de consolador y confortador. Esta bienaventuranza dice: Benditos los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios; lo que quiere decir: Benditos los pacificadores porque realizarán una obra característica de Dios. El que hace la paz está involucrado en la misma obra que hace el Dios de paz (Romanos 1 S: 33; 2 Corintios 13:11; 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 13:20).
Se ha buscado el sentido de esta bienaventuranza por tres líneas diferentes.
(i) Se ha sugerido que, puesto que Shalóm quiere decir todo lo que contribuye al bien supremo del hombre, esta bienaventuranza quiere decir: Benditos los que hacen este mundo un lugar más idóneo para que viva en él toda la humanidad. Abraham Lincoln dijo una vez: «Me moriré cuando sea, pero me gustaría que se dijera de mí que arranqué una ortiga y planté una flor donde pensé que podía crecer.» Según esto, ésta sería la bienaventuranza de los que han elevado un poco el mundo.
(ii) La mayor parte de los primeros estudiosos de la Iglesia tomo esta bienaventuranza en un sentido puramente espiritual, y sostuvo que quería decir: Bendita la persona que hace la paz en su propio corazón y alma. En cada uno de nosotros hay un conflicto interior entre el bien y el mal, que tiran de nosotros en sentidos opuestos; todos somos hasta cierto punto una guerra civil en marcha. Feliz, por tanto, es el que ha ganado la paz interior en la que ha quedado superado su conflicto íntimo, y puede darle todo su corazón a Dios.
(iii) Pero queda todavía otro significado para esta palabra paz. Es un sentido sobre el cual les encantaba discurrir a los rabinos judíos, y es casi seguro el sentido que Jesús tenía en mente. Los rabinos judíos sostenían que la tarea suprema que una persona puede llevar a cabo es establecer relaciones correctas entre persona y persona. Eso era lo que Jesús quería decir.
Hay personas que son siempre centros tempestuosos de problemas y amargura y lucha. Dondequiera que están, están siempre metidos en peleas entre ellos o provocándolas entre los demás. Son personas que causan problemas. Hay muchas así en casi todas las sociedades e iglesias, que están realmente haciéndole al diablo su trabajo. Por otra parte -gracias a Dios- hay personas en cuya presencia no puede sobrevivir la amargura, personas que hacen de puentes, que cierran las grietas, que endulzan las amarguras. Tales personas hacen un trabajo semejante al de Dios, porque el gran propósito de Dios es hacer que haya paz para cada persona consigo misma y entre unas y otras personas. El que divide a las personas está haciendo la obra del diablo; el que une a las personas está haciendo la obra de Dios.
Así pues, esta bienaventuranza podría leerse:
AH, LA BIENAVENTURANZA DE LOS QUE PRODUCEN RELACIONES COMO ES DEBIDO ENTRE LAS PERSONAS PORQUE ESTÁN HACIENDO ALGO QUE RECUERDA A Dios! LA BIENAVENTURANZA DE SUFRIR POR CRISTO