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Mateo 5 El sermón del monte

(1) La norma de justicia : Jesús y la ley, 5:17-20“ ¿En qué consiste la justicia que Dios acepta? ¿Qué relación tienen las enseñanzas de Jesús con la ley? Jesús contesta estas preguntas con afirmaciones categóricas. Por un lado, niega lo que algunos judíos aparentemente esperaban del Mesías. Basándose en Jer_31:31, pensaban que el Mesías vendría para hacer un nuevo pacto, en el sentido de anular el anterior, con sus nuevas leyes. Jesús les advierte que ni deben comenzar a pensar tal cosa. Por otro lado, Jesús corrige el error de los fariseos, que insistían en la vigencia de la ley y los profetas, pero le daban una interpretación legalista y externa, ignorando la intención de Dios al promulgarla. Probablemente la Ley o los Profetas (v. 17) se refiere también a las interpretaciones de la ley, o sea, el Talmud. El Talmud incluye más de 600 leyes de menor y mayor importancia.

Jesús dice que no había venido para abrogar (v. 17), término que significa “destruir, hacer pedazos, deshacer, anular”. Por otro lado, dice que había venido para cumplirla, término que tiene tres posibles significados: (1) llevar a cabo todas las demandas en una obediencia perfecta, (2) dar una interpretación nueva y acertada y (3) poner fin a las leyes ceremoniales y rituales. Hizo las tres cosas, pero en este contexto parece que Jesús tenía el segundo significado en mente.

La permanencia de la ley moral y ética del AT se afirma hasta que todo haya sido cumplido (v. 18). Hasta que se refiere a la Segunda Venida del Señor. La jota (v. 18b) es la letra más pequeña en el alfabeto hebreo y griego, como nuestra letra “i”. Una tilde es la pequeña marca (literalmente, cuerno) que se usa para formar algunas letras en el idioma hebreo, como el acento en castellano.

Cualquiera que los cumple y los enseña (v. 19b) indica el orden correcto en la vida del discípulo. Como hizo Jesús, uno debe practicar antes de enseñar. Jesús dice que los escribas y fariseos son hipócritas porque procuran enseñar, sin primero practicar (Jer_23:4). La justicia de tales personas es una justicia de méritos propios y revela que no entienden el propósito de la ley ni cumplen con lo poco que entienden. La sorpresa de la expresión es que la gente pensaba que los escribas y fariseos habían logrado una justicia superabundante delante de Dios. Al exigir una justicia mayor, Jesús está señalando la necesidad de otra clase de justicia que él presentará a continuación.

(2) La ética cristiana superior a la judía,Jer_5:21-48“ Jesús presenta, a continuación, seis contrastes entre su interpretación y la dada por los escribas y fariseos. En cada caso, respeta la validez y vigencia de la ley, pero indica que la interpretación que habían oído por parte de los líderes era superficial, posiblemente errónea. Las demandas de Dios son mucho más exigentes que las presentadas por los escribas y fariseos. En tres de estas aparentes antítesis —ira, adulterio, odio— Jesús destaca lo que se implica en los mandatos mosaicos en contraste con la interpretación literal y legalística de parte de los escribas. En los otros tres —divorcio, mentira, venganza— parece a primera vista que Jesús está anulando en efecto lo que Moisés enseñaba, pero en realidad no es así.

a“ Jesús y la ira,Jer_5:21-26. No cometerás homicidio fue la sexta ley de Moisés y tenía el propósito de asegurar el respeto por lo sagrado de la vida. Jesús lleva el asunto a la condición del corazón donde nacen las actitudes violentas. Literalmente el texto dice no matarás, pero el contexto indica que se refiere al homicidio y no al hecho de matar en general. Algunas versiones agregan sin causa, que capta el espíritu del texto, pero el agregado no se encuentra en los mejores manuscritos.

Hay dos palabras en griego para “enojarse”: thumóo G2373 y orguídzo G3710 . La primera se refiere a la pasión, o reacción del momento, mientras que la segunda, usada en este texto, se refiere al enojo que se deja cultivar y crecer. Es el enojo cultivado que lleva a uno a la concreción premeditada. Algunos encuentran una progresión de términos de culpa y castigo: El enojo será tratado en el consejo local; el llamarle necio (v. 22b) es más grave que el acto anterior; es la primera exteriorización, y será castigado en el Sanedrín, o corte suprema; el llamarle fatuo (v. 22c; quizá significa “excluido”, o “rechazado”) es motivo de ser excluido para siempre en el infierno de fuego, o “Gehena de fuego”.

El término “Gehena” se refiere al valle de Hinom, una barranca al sur de Jerusalén donde antiguamente sacrificaban a los hijos al dios pagano Moloc, acto prohibido por Dios (Lev_18:21; 2Ki_23:10). En el tiempo de Jesús era un pozo donde echaban la basura de Jerusalén, inclusive cuerpos de animales muertos. Allí mantenían fuego día y noche para quemar la basura. Jesús utilizó este lugar como una figura gráfica del infierno de fuego donde los incrédulos serán castigados eternamente.

En los vv. 23 al 26 Jesús enseña que la conducta del discípulo es más importante para Dios que cumplir ciertas prácticas. Más aun, en los vv. 23 y 24, Jesús implica que Dios no aceptará la ofrenda de aquel que, ofendido por un hermano, no ha tomado medidas para reconciliarse con el que ofendió. Nótese que aquí el que ofende tiene la responsabilidad de tomar la iniciativa. En 18:15 ss. Jesús pone esta responsabilidad sobre el ofendido. Una razón práctica para esto es que frecuentemente uno se siente ofendido cuando el hermano que “le ofendió” lo hizo sin querer, o sin saber, o quizá ni aun hubo ofensa, excepto en la mente del “ofendido”. Puesto que se trata de algo entre hermanos en la fe, es bueno que ambos sientan responsabilidad para buscar la paz. Así evitarán discordia en la congregación. Para que el evangelio de reconciliación que predicamos sea convincente y aceptado, el cuerpo de Cristo, la iglesia, debe demostrar la reconciliación en comunidad.

Los vv. 25 y 26 presentan un caso distinto. Se trata de un adversario, o literalmente, uno que ha iniciado un pleito judicial. Es sabio, para evitar ser echado en la cárcel; y cristiano, para mantener buen testimonio; hacer todo lo posible para arreglar el pleito en el camino, antes de llegar al tribunal. Quizás la enseñanza se refiera a la importancia de arreglar las diferencias en esta vida, en el camino, antes de llegar al juicio final.

Verdades prácticas En muchos matrimonios hay conflictos. Algunos de ellos parecen no tener solución. En todo caso, se deben dar algunos pasos para evitar un desenlace insoluble. En toda desavenencia no se debe culpar sino más bien preguntarse cómo ha surgido el onflicto. También hay que aprender a escuchar el uno al otro. Se debe clarificar el hecho y estar dispuesto a creer o confiar en la verdad. Si había un responsable, hay que dar oportunidad al arrepentimiento y no insistir en la acusación. El perdón debe seguir siempre a la actitud que se asume para comprender el problema. Finalmente hay que emprender una nueva experiencia juntos. Con Cristo es posible hacerlo.

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