Una vez Napoleón dio su veredicto acerca de Jesús: «Yo conozco a los hombres, y Jesucristo es más que un hombre.» Sin duda Pedro no sabía exponer teológicamente ni expresar filosóficamente lo que quería decir cuando dijo que Jesús era el Hijo del Dios viviente; de lo único que Pedro estaba completamente seguro era que ninguna descripción puramente humana era adecuada para aplicarse a Jesús.
(ii) Este pasaje enseña que el descubrimiento de Jesucristo tiene que ser un descubrimiento personal. La pregunta de Jesús fue: «Vosotros, ¿qué pensáis vosotros de Mí?» Cuando Pilato le preguntó a Jesús si era el rey de los judíos, Jesús le contestó: « ¿Dices eso por ti mismo, o te lo han dicho otros de Mí?» (Joh_18:33 s).
Nuestro conocimiento de Jesús no debe ser de segunda mano. Puede que uno sepa todo lo que se ha dicho acerca de Jesús, que conozca todas las cristologías que se han enseñado y que sea capaz de hacer un resumen de lo que han dicho los grandes teólogos acerca de Jesús… y, sin embargo, no ser cristiano. El Cristianismo no consiste en saber acerca de Jesús, sino en conocer a Jesús. Jesucristo demanda un veredicto personal. No solo a Pedro, sino igualmente a cada uno de nosotros: «Tú, ¿qué piensas tú de Mí?»
LA GRAN PROMESA
Mateo 16:17-19
Entonces Jesús le dijo a Pedro:
-¡Bendito seas, Simón hijo de Jonás, porque eso no te lo ha dicho ninguna persona, sino Mi Padre que está en el Cielo! Y Yo también te digo a ti que, como te llamas Pedro, sobre esta Roca edificaré Mi Iglesia, y las puertas del Hades no la podrán resistir. Yo te daré las llaves del Reino del Cielo; y todo lo que ates en la Tierra quedará .atado en el Cielo, y todo lo que desates en la Tierra quedará desatado en el Cielo.
Este pasaje es uno de los centros neurálgicos de la interpretación del Nuevo Testamento. Desde la Reforma, siempre ha sido difícil enfrentarse con él tranquilamente y sin prejuicios, porque para la Iglesia Católica es la base de su posición acerca del Papa y de la Iglesia. La Iglesia Católica Romana interpreta que se le dieron a Pedro las llaves para admitir o excluir a las personas del Cielo, y para absolver o no a las personas che sus pecados. Además, la Iglesia Católica Romana deduce que Pedro, con este tremendo derecho, llegó a ser el obispo de Roma; y que este poder se transmitió a todos los obispos de Roma, y que está personificado hoy en el Papa, que es el cabeza de la Iglesia y el obispo de Roma.
Es fácil comprender que tal doctrina es inaceptable para un creyente protestante; y también que, tanto protestantes como católicos Romanos, se acercan a este pasaje, no tanto con un deseo sincero de descubrir su significado, sino con la firme voluntad de no ceder nada de su propia posición; sino, si les es posible, destruir la posición del otro. Hagamos un esfuerzo sincera y honradamente para descubrir el verdadero sentido de este pasaje.
Aquí hay un juego de palabras. En griego Pedro es Petros, y una roca es petra. La forma aramea del nombre de Pedro era Kefa, que significa en arameo una roca. En las dos lenguas hay aquí un juego de palabras. En cuanto Pedro hizo su gran descubrimiento y su confesión, Jesús le dijo: «Tú eres petros, y sobre esta petra edificaré Mi Iglesia.»
En primer lugar, esto era un elogio tremendo. Es una metáfora en nada extraña ni inusual al pensamiento judío.
Los rabinos le aplicaban la palabra roca a Abraham. Tenían el siguiente dicho: «Cuando el Dios Santo vio que Abraham iba a levantarse, le dijo: «Mira, he descubierto una roca (petra) para edificar el mundo encima.» Por tanto, Dios llamó a Abraham roca (tsúr), como está escrito: «Mirad a la roca de la que fuisteis cortados, al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados»» (Isaías 51:Is). Abraham era la roca en la que se fundaban la nación y el propósito de Dios.
Pero con mucha más frecuencia se le aplica la palabra roca (tsúr) a Dios mismo. «Él es la Roca, Cuya obra es perfecta» (Deu_32:4). «Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca» (Deu_32:31 ). «No hay roca como nuestro Dios» (1Sa_2:2 ; R-V.- «refugio»). «El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi libertador» (2Sa_2:22 ). La misma frase aparece en Psa_18:2 . «¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?» (Psa_18:31 ). La misma frase está en 2Sa_22:32 .
Una cosa está clara. El llamar a alguien roca era el más grande de los elogios; y ningún judío que conociera el Antiguo Testamento podía usar nunca la frase sin que su pensamiento se volviera hacia Dios, Que era la única Roca de su defensa y salvación. Entonces, ¿qué quiso decir Jesús cuando usó la palabra roca en este pasaje? Por lo menos cuatro contestaciones se han propuesto a esta pregunta.
(i) Agustín tomó que la roca se refería a Jesús mismo. Es como si Jesús dijera: « Tu eres Pedro; y en Mí mismo como la Roca fundaré Mi Iglesia; y llegará el día en que, como recompensa por tu fe, serás grande en la Iglesia.»