Mateo 13: El Sembrador salió a sembrar

Una reforma tiene que empezar en algún sitio. Puede que no sea en una nación, sino en un hogar o en un trabajo; pero una vez que empiece nadie podrá saber hasta dónde llegará.

(iv) Esta fue una de las parábolas más personales de todas las de Jesús. Algunas veces Sus discípulos tienen que haber estado desanimados. Su compañía era tan reducida, y el mundo tan extenso. ¿Cómo podrían llegar a ganarlo y cambiarlo? Sin embargo, una fuerza invencible había entrado en el mundo con Jesús. Hugh Martin cita lo -que dijo H. G. Wells: « La Suya es con mucho la Figura dominante de la Historia… Cualquier historiador sin anteojeras teológicas tiene que darse cuenta de que no puede representar el progreso de la humanidad sin darle el lugar supremo que Le corresponde a un Maestro sin blanca de Nazaret.» Jesús les estaba diciendo a Sus discípulos, y les está diciendo a Sus seguidores de hoy, que no debe haber desaliento, que deben servir y testificar cada uno en su sitio, que cada uno debe ser el humilde principio desde el que el Reino crezca hasta que todos los reinos del mundo lleguen a ser de nuestro Señor y de Su Cristo (Rev_11:15 ).

EL PODER TRANSFORMADOR DE CRISTO

Mateo 13:33

Jesús les contó también otra parábola:

-El Reino del Cielo se parece a la levadura que las mujeres cogen y meten en tres medidas de harina para que se leude toda la masa.

Lo más significativo de este capítulo son las fuentes de las que dedujo Jesús Sus parábolas: cada una de ellas refleja escenas y actividades de la vida cotidiana. Jesús partía de cosas que les eran familiares a Sus oyentes para conducirlos a otras que no se les habían pasado nunca por la cabeza. Tomó la Parábola del Sembrador del campo del labrador, y la de la Mostaza de la huerta del campesino; la del Trigo y la Cizaña, del eterno problema del agricultor en su lucha con las plagas, y la de la Red Barredera de las orillas del Mar de Galilea. Tomó la Parábola del Tesoro Escondido en el Campo de las labores diarias de la labranza, y la de la Perla de Gran Precio del mundo del comercio y los negocios. Pero en esta Parábola de la Levadura Jesús se introduce más que en ninguna otra en el hogar, porque Se inspira en la cocina de cualquier casa.

En Palestina, como en muchos pueblos de España hasta mediados de este siglo, el pan se hacía en las casas; tres medidas de harina era, como señala Levinson, la cantidad media que se usaría para cocer el pan de una familia numerosa como la de Jesús en Nazaret. Jesús tomó esta parábola del Reino de lo que había visto hacer muchas veces a Su madre María. La levadura era sencillamente un pellizco de la masa de la hornada anterior, que se había fermentado totalmente.

En el lenguaje y pensamiento judíos, la levadura se usa casi siempre en relación con una mala influencia; y esto, porque los judíos identificaban la fermentación con la putrefacción, y la levadura representaba todo lo malo (Cp. Mat_16:6 ; 1Co_5:6-8 ; Gal_5:9 ). Una de las ceremonias de la preparación de la Pascua consistía en buscar y descubrir y quemar todos los restos de levadura o de pan leudado que hubiera en la casa, aunque fueran las miguitas del suelo. Puede que Jesús escogiera deliberadamente esta ilustración del Reino. Produciría un cierto escándalo el oír que el Reino de Dios se comparaba con la levadura; y el escándalo despertaría interés y atención, como suele suscitarlos una ilustración tomada de una fuente peregrina e inesperada.

El detalle de la parábola está en una cosa: el poder transformador de la levadura. La levadura cambiaba el carácter de toda la hornada. El pan sin leudar es duro y seco y nada apetitoso; el que se cuece con levadura es suave, poroso y esponjoso y apetitoso. Al introducir la levadura se origina una transformación en la masa; y la llegada del Reino del Cielo causa una transformación en la vida.

Reunamos las características de esta transformación.

(i) El Evangelio transforma la vida de la persona individual. En 1Co_6:9 s, Pablo agrupa las clases más terribles y repelentes de pecadores, y entonces, en el versículo siguiente, lanza la tremenda denuncia: «Y eso es lo que erais algunos.» Como decía Denney, no debemos olvidar nunca que la función y misión del Evangelio es hacer buenos a los malos. Esta transformación empieza en la vida individual; porque en Cristo, la víctima de la tentación puede llegar a ser el vencedor de la tentación.

(ii) Hay cuatro áreas principales en las que el Cristianismo transformó` la vida de la sociedad.

(a) Transformó la vida para las mujeres. El judío; en sus oraciones matutinas, Le daba gracias a Dios por no haberle hecho ni un gentil, ni un esclavo, ni una mujer. En la civilización griega, la mujer llevaba una vida absolutamente, recluida, sin más responsabilidad que las tareas del hogar. K. J. Freeman describe la vida del niño o del joven griego aun en los grandes días de Atenas: «Cuando llegaba a casa no encontraba nada que se le pareciera a una vida de familia. Su padre rara vez estaba en casa. Su madre era simplemente una figura sin personalidad que vivía en las habitaciones de las mujeres; probablemente tampoco la veía con frecuencia.» En los países orientales se solían ver familias que iban de viaje: el padre iría montado en un asno; la madre iría andando detrás, a menudo encorvada bajo una pesada carga. Una verdad indiscutible de la Historia es que el Cristianismo transformó radicalmente la vida para las mujeres.

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