Esa era la clase de señal que querían los judíos, porque eran culpables de un error fundamental: querían ver a Dios en lo anormal; olvidaban que no estamos nunca más cerca de Dios, y Dios no Se nos muestra tanto y tan continuamente como en las cosas normales de cada día.
Jesús dijo que eran una generación malvada y adúltera. La palabra adúltera no hay que tomarla literalmente; quiere decir apóstata. Detrás de ella hay una figura favorita de la literatura profética del Antiguo Testamento. La relación entre Dios e Israel se concebía como un vínculo matrimonial con Dios como marido e Israel como esposa. Por tanto, cuando Israel era infiel y les daba su amor a otros dioses, se decía que la nación había cometido adulterio y se había prostituido con dioses extranjeros. Jer_3:6-11 es un pasaje típico. Allí se dice que la nación ha subido a todos los montes altos, y se ha tendido bajo todos los árboles frondosos para hacer de ramera. Hasta cuando Dios se había divorciado de Israel por sus infidelidades, Judá no se dio por enterada y se prostituyó. Sus prostituciones habían contaminado la tierra, y ella había cometido adulterio con la roca y el árbol, es decir, con ídolos de piedra y de madera. Así se describe algo aún peor que el adulterio físico: la infidelidad que es el origen de todo pecado físico o espiritual.
Jesús dice que la única señal que se le dará a esa nación es la señal del profeta Jonás. Aquí se nos presenta un problema. Mateo dice que la señal consiste en que, como Jonás estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches, el Hijo del Hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Hay que notar que estas no son las palabras de Jesús, sino la explicación del evangelista. Cuando Lucas relata este incidente (Luk_11:29-32 ) no hace referencia a que Jonás estuviera en el vientre de la ballena. Sólo que Jesús dijo: «Porque como Jonás fue una señal para la gente de Nínive, así lo será el Hijo del Hombre para esta generación» (Luk_11:30 ).
El hecho es que Mateo entendió equivocadamente el sentido de lo que dijo Jesús; y cometió una extraña equivocación, porque Jesús no estuvo en el corazón de la Tierra tres noches, sino solo dos: fue sepultado la noche del primer Viernes Santo, y resucitó la mañana del primer Domingo de Resurrección. El detalle es que Jonás mismo fue la señal de Dios, y sus palabras fueron el mensaje de Dios para los ninivitas.
Jesús está diciendo: «Vosotros pedís una señal; pues bien: Yo soy la señal de Dios. Habéis fallado al no reconocerme. Los ninivitas reconocieron en Jonás la advertencia de Dios; la reina de Sabá reconoció la sabiduría de Dios en Salomón. En Mi Persona os ha llegado una sabiduría que es más que la de Salomón, y un mensaje mayor que el de Jonás; pero vosotros estáis tan ciegos que no podéis ver la verdad, y tan sordos que no podéis oír la advertencia. Y por esa misma razón, llegará el Día cuando esas personas de la antigüedad que reconocieron a Dios cuando Le vieron darán testimonio contra vosotros, que habéis tenido una oportunidad mucho mejor, y habéis fallado por no reconocer a Dios porque no habéis querido.»
Aquí tenemos una profunda verdad: Jesús es la señal de Dios, lo mismo que Jonás fue el mensaje de Dios a los ninivitas, y Salomón fue la sabiduría de Dios para la reina de Sabá. La cuestión fundamental de la vida es: «¿Cómo reaccionamos cuando nos encontramos cara a cara con Dios en Jesucristo?» ¿Hostilmente como los escribas y los fariseos, o aceptando humildemente la advertencia y la verdad de Dios como los ninivitas y la reina de Sabá? La pregunta supremamente importante es:›«¿Qué piensas tú de Cristo?»
EL PELIGRO DEL CORAZÓN VACÍO
Mateo 12:43-45
Cuando un espíritu inmundo sale de una persona, va por lugares secos buscando reposo, pero no lo encuentra. Entonces se dice: «Me volveré a mi casa, de la que me marché,» y cuando llega, se la encuentra deshabitada, barrida y en perfecto orden. Entonces va y se trae otros siete espíritus peores que él, y entran y se quedan residiendo allí. Y la persona acaba peor de como estaba en un principio; y eso será lo que le pase a esta malvada generación.
Hay todo un mundo de verdades de las más prácticas en esta parábola concisa y horripilante acerca de la casa vacía.
(i) Se destierra de la persona, pero no se destruye el espíritu malo. Es decir: que, en esta era presente, se puede conquistar y desterrar el mal, pero no destruirlo. Siempre estará buscando la oportunidad para contraatacar y recuperar el terreno perdido. El mal es una fuerza que se puede mantener a raya, pero no eliminar totalmente.
(ii) Eso tiene que querer decir que una religión negativa no puede ser suficiente nunca. Una religión que consiste en no hagas eso ni lo otro acaba en fracaso. Lo malo de esa religión es que puede que pueda limpiar a una persona prohibiéndole todas las malas acciones, pero no la puede mantener limpia.
Consideremos un caso práctico. Un borracho se puede reformar; puede que decida no seguir perdiendo el tiempo en la taberna, pero debe buscarse algo que hacer, tiene que encontrarse algo con lo que llenar el tiempo que está ahora vacante, o volverá a caer en la vieja situación. Una persona que no se ha dedicado más que a buscarse placeres puede que decida ponerle punto final; pero debe encontrar algún otro objetivo por lo menos igualmente absorbente con el que llenar su tiempo, o no hará más que volver a la carga si se encuentra con la vida vacía. No basta con que la vida de una persona esté esterilizada; tiene que fertilizarse para producir el bien. Siempre será verdad que « Satanás siempre encuentra faena para las manos ociosas.» Y si se destierra de la vida una clase de acción, hay que sustituirla con otra, porque la vida no puede estar vacía.