La segunda, el gusto oriental por los acrósticos. Las tres radicales que componen el nombre de David tienen el valor numérico 4 + 6 + 4 = 14. Así el número 14 viene a ser, en acróstico, el nombre de David. Tendría así una intención mesiánica, que terminaba en Cristo, al que se llamaba, por antonomasia, el “Hijo de David.” 7
Esta solución fue propuesta por Chrz. Fr. Ammon (1849), G. Surenhusio (s.XVII-XVIII), A. Gr. Gfrorer (1838) y, más recientemente, por A. Bisping 8.
Así, pues, Mateo es el autor de esta “genealogía.” Le bastaba para su fin citar, como anillos de la cadena, el que estos antepasados lo fuesen en un sentido natural o legal. La palabra “padre” puede tener entre los orientales un sentido muy amplio.
Es extraño, sin embargo, que cite en ella cuatro nombres de mujeres: Tamar (Gen_38:14-24), Rahab (Jue_2:1), Rut (Rut_1:4) y “la mujer de Urías” (1Sa_1:11-31), cuando los derechos mesiánicos legales se hacían por línea paterna y, además, aparecen algunas de ellas como desfavorables en su conducta moral. San Jerónimo pensó acusar con ello la universalidad salvadora mesiánica; sin embargo, la opinión común es que las incluyó porque eran extranjeras a Israel. Esto sugeriría que en la línea del Mesías había también influencias extranjeras e, indirectamente, podría verse un cierto sentido de universalidad en la obra mesiánica. Sin embargo, en 1 Crónicas (1Sa_1:33; 1Sa_2:3.4.16.17, etc) se citan mujeres de condición diversa y sin intención especial. Acaso, hipotéticamente, hayan podido ser en Mt anotaciones marginales al texto primitivo que después pasasen al Mtg. Hasta se piensa que algunas hayan sido “prosélitas” 8. Alguna tradición rabínica considera a Tamar en la línea mesiánica. En los nueve primeros capítulos del libro I de las Crónicas las “divergencias” son cosa corriente 9.
Mateo termina su genealogía con estas palabras: “Y Jacob engendró a José, el varón de María, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo (Mcsías).” Pero la expresión “varón de María” debió de parecer algo fuerte a algunos lectores, como si ello supusiese alguna relación matrimonial entre José y María, lo cual dio origen a otras dos lecturas en algunos códices 10. Sin embargo, esta primera lectura es la genuina, con lo que se acusa la generación “legal” de José. Al explicitar que Jesús nació de María, el evangelista prepara el tema de la segunda parte: la concepción virginal de Cristo.
El “modo sobrenatural” de la concepción de Cristo,1Sa_1:18-25.
Al regreso de su visita a Isabel, María “volvió a su casa,” la de sus padres, familiares, o la de su esposo. Depende de si habían celebrado las bodas o sólo los desposorios.
Se plantea a este propósito un problema clásico: Cuando se descubre la concepción virginal milagrosa de Jesús, ¿María estaba sólo “desposada” con José o era ya su verdadera “esposa”? ¿Qué valor tienen las expresiones que se usan aquí para narrar esto?
Tres términos entran aquí en juego: son los siguientes:
El verbo ìíçóôåýù: casar o desposar; el verbo óõíÝñ÷ïìáé: cohabitar, vivir juntos en una casa, o también, aunque raramente, relaciones conyugales; el tercer verbo es ðáñáëáìâÜíù, que significa recibir, y, según algunos, “retener.”