Esta parábola nos dice algo acerca de Jesús.
(i) Nos dice que Jesús Se consideraba a Sí mismo, no como un siervo, sino como el Hijo. Intencionadamente Se separa de la sucesión de los profetas, que eran siervos, mientras que Él era el Hijo. En Él había hablado Dios Su última y definitiva Palabra. Esta parábola era un desafío intencionado a las autoridades judías, porque contiene la presentación inconfundible de Jesús como Mesías.
(ii) Nos dice que Jesús sabía que había de morir. La Cruz no se fue para Él ninguna sorpresa. Sabía que el camino que había escogido no podía conducir a otro final. Con supremo coraje, aunque sabía adónde iba, sin embargo prosiguió adelante.
(iii) Nos dice que Jesús estaba seguro de Su triunfo final. Él sabía también que había de ser maltratado y muerto, pero también sabía que aquello no sería el fin, y que después del rechazo vendría la gloria.
Esta parábola nos dice algo acerca del hombre.
(i) No podía haber nada más que una razón para que los labradores pensaran que podían matar al hijo y entrar en posesión de la viña. Deben de haber pensado que el propietario estaba demasiado lejos para intervenir, o que estaba muerto, y por tanto no tenían que tenerle en cuenta. Muchos hay que siguen pensando que pueden actuar contra Dios y salirse con la suya. Pero Dios está totalmente vivo. Muchos tratan de negociar con su propia libertad y con la paciencia de Dios, pero llega el día de rendir cuentas.
(ii) Si uno se desmarca de sus privilegios y responsabilidades, pasarán a otra persona. La parábola contenía en germen lo que iba a suceder: el rechazo de los judíos y la transferencia de sus privilegios y responsabilidades a los gentiles.
La parábola se cierra con una cita del Antiguo Testamento que fue muy querida para la Iglesia Primitiva, acerca de la Piedra que fue rechazada; procede del Psa_118:22 s. La Piedra desechada había llegado a ser la piedra que ensamblaba las esquinas del edificio, la clave del arco, la piedra más importante de todas. Este pasaje fascinaba a los autores cristianos primitivos. Se cita o alude en Act_4:11 ; 1Pe_2:4; 1Pe_2:7 ; Rom_9:32 s; Eph_2:20 . En su origen, aun en el mismo Salmo, se refería al pueblo de Israel. Las grandes naciones que se tenían por los arquitectos de la estructura del mundo habían considerado al pueblo de Israel sin importancia ni honor; pero, como lo vio el salmista, la nación que se había considerado que no tenía ninguna importancia llegaría a ser algún día, en la economía de Dios, la nación más importante del mundo. Los escritores cristianos vieron en el sueño del salmista lo que se cumplió perfectamente en la muerte y la resurrección de Jesús.
EL CÉSAR Y DIOS
Marcos 12:13-17
Seguidamente Le enviaron a Jesús a algunos de los fariseos y de los herodianos para que trataran de atraparle en Sus propias palabras. Se Le acercaron, y Le dijeron:
Maestro: Sabemos que eres genuino, y que no Te dejas influenciar por nadie, porque no haces discriminaciones; y que enseñas el camino de Dios con integridad. ¿Es correcto pagar tributo al César, o no? ¿Tenemos que pagarlo? ¿O no tenemos que pagarlo?
Jesús sabía muy bien que estaban representando un papel; y les dijo:
-¿Por qué estáis intentando ponerme a prueba? Traedme un denario, y dejadme verlo.
Así es que Le trajeron uno. Y ÉL les dijo:
-¿De quién es esta imagen, y la inscripción que hay alrededor?
Del César Le contestaron a Jesús; y Él les dijo:
-Pues dadle al César lo que le corresponde al César, y a Dios lo que Le corresponde a Dios.
Y ellos se quedaron totalmente alucinados.
Hay toda una historia detrás de esta astuta pregunta, y una historia bien amarga. Herodes el Grande había gobernado toda Palestina como un rey dependiente de Roma. Había sido leal a los Romanos, y ellos le habían respetado, y le habían concedido una libertad considerable. Cuando murió en el año 4 a C. había dividido el reino en tres partes. A Herodes Antipas le dio Galilea y Perea; a Herodes Felipe le dio el distrito inhóspito al Nordeste en torno a Traconítide, Iturea y Abilena; a Arquelao le dio el país del Sur, incluyendo Judasa y Samaria.