Comprometidos a Sembrar La Palabra de Dios

Marcos 11: La llegada del Rey

11.24 Jesús, nuestro ejemplo en la oración, oró una vez diciendo: «Todas las cosas son posibles para ti[…] mas no lo que yo quiero, sino lo que tú» (Mar_14:36). A menudo oramos motivados por nuestros intereses y deseos. Nos gusta oír que podemos tener cualquier cosa. Pero cuando Jesús oró, lo hizo con los intereses de Dios en mente. Cuando oramos, podemos expresar nuestros deseos, pero que la voluntad de Dios esté sobre la nuestra. Examínese para ver si sus oraciones se centran en sus intereses o en los de Dios.

11.27ss Los líderes religiosos preguntaron a Jesús quién le dio la autoridad para echar a los mercaderes y cambistas. Esta pregunta, sin embargo, escondía una trampa. Si Jesús decía que la autoridad la recibió de Dios, lo acusarían de blasfemia; si decía que lo hizo con su propia autoridad, lo desacreditarían y lo echarían por fanático. Para descubrir sus verdaderos propósitos, Jesús atacó la pregunta con otra acerca de Juan el Bautista. El silencio de los fariseos probó que no les interesaba en lo más mínimo la verdad. Lo que querían simplemente era librarse de Jesús porque les socavaba su autoridad.

11.30 Si desea más información, véase el perfil de Juan el Bautista en Juan 1.

CARACTERISTICAS CLAVE DE CRISTO EN LOS EVANGELIOS

Jesús es el Hijo de Dios: Mat_16:15-16; Mar_1:1; Luk_22:70-71; Joh_8:24

Jesús es Dios hecho Hombre: Joh_1:1-2, Joh_1:14; Joh_20:28

Jesús es el Cristo, el Mesías: Mat_26:63-64; Mar_14:61-62; Luk_9:20; Joh_4:25-26

Jesús vino para ayudar a los pecadores: Luk_5:32; Mat_9:13

Jesús tiene poder para perdonar pecados: Mar_2:9-12; Luk_24:47

Jesús tiene autoridad sobre la muerte: Mar_5:22-24, Mar_5:35-42; Joh_11:1-44; Luk_24:5-6; Mat_28:5-6

Jesús tiene poder para dar vida eterna: Joh_10:28; 17.2

Jesús sanaba a los enfermos: Mat_8:5-13; Mar_1:32-34; Luk_5:12-15; Joh_9:1-7

Jesús enseñaba con autoridad: Mar_1:21-22; Mat_7:29

Jesús fue compasivo: Mar_1:41; Mar_8:2; Mat_9:36

Jesús experimentó tristeza: Mat_26:38; Joh_11:35

Jesús nunca desobedeció a Dios: Mat_3:15; Joh_8:46

Marcos11:1-11

El acontecimiento descrito en estos versículos es una excepción muy notable en la historia del ministerio terrenal de nuestro Señor. Generalmente hablando, vemos a Jesús evitando la publicidad, habitando con frecuencia en los desiertos, y realizando así la profecía que había anunciado, que «no gritaría, ni lucharía, ni dejaría oír su voz en las calles.»En este caso, y solo en este, parece que nuestro Señor abandona su carácter privado, y deliberadamente hace fijar en El la atención pública. Hace una entrada pública en Jerusalén a la cabeza de sus discípulos; entra voluntariamente cabalgando en la ciudad, rodeado de una gran muchedumbre, que grita, Hosanna, como cuando el rey David volvía en triunfo a su palacio. 2 Sam. 19.40. Todo esto también tuvo lugar en una época en que millares de judíos se reunían de todas partes en Jerusalén para celebrar la Pascua. Bien podemos creer que la santa ciudad resonó con las nuevas de la llegada de nuestro Señor. Probable es que no hubo una casa en Jerusalén en que no se supiese la entrada del profeta de Nazaret y en que aquella noche no se hablase de ella.

Recordemos siempre estas cosas al leer esta parte de la historia de nuestro Señor. Por algo es que se relata cuatro veces en el Nuevo Testamento esta entrada en Jerusalén. Es evidente que tiene por objeto que los cristianos estudien con especial atención escena de la vida terrestre de Jesús Estudiémosla con ese espíritu, y veamos que lecciones prácticas podemos aprender en este pasaje para bien de nuestras almas.

Observemos, en primer lugar, cuan público hizo intencionalmente nuestro Señor el último acto de su vida. Vino a morir a Jerusalén, y quiso que toda Jerusalén lo supiese. Cuando enseñaba las doctrinas más abstrusas del Espíritu, no hablaba regularmente sino con sus discípulos. Cuando decía sus parábolas, no se dirigía frecuentemente sino a una multitud de galileos pobres é ignorantes. Cuando hacia sus milagros, era generalmente en Capernaúm, o en la tierra de Zabulón y Neftalí. Pero cuando llegó el momento en que debía morir, hizo su entrada pública en Jerusalén. Llamó hacia El la atención de los gobernadores, de los sacerdotes y ancianos, de escribas, griegos y romanos. Sabía que iba a verificarse el acontecimiento más portentoso que había tenido lugar en este mundo.

Ayúdanos a continuar sembrando La Palbara de Dios

WebDedicado ha sido autorizado a recaudar los fondos para continuar con La Gran Comisión


Deja el primer comentario

Otros artículos de Nuestro Blog

Que pueden ser de interés para ti de acuerdo a tus lecturas previas.