Comprometidos a Sembrar La Palabra de Dios

Marcos 10: En la enfermedad y en la salud

(c) Era la mirada del desencanto. Y ese desencanto era el más doloroso de todos: el de ver que un hombre escogía deliberadamente no ser lo que hubiera podido ser y se le ofrecía llegar a ser.

Jesús nos mira con la llamada del amor, y con el desafío de la aventura caballeresca del camino cristiano. Que no tenga Dios que mirarnos con el dolor por una persona amada que rehúsa ser lo que podría haber sido y estaba en sus posibilidades llegar a ser.

Mar 10:23-27

EL PELIGRO DE LA RIQUEZA

Marcos 10:23-27

Jesús miró a Su alrededor y les dijo a Sus discípulos:

-¡Qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que tienen dinero!

Sus discípulos se quedaron alucinados con Sus palabras. Entonces Jesús repitió lo que había dicho:

-¡Chicos, qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que confían en el dinero! Le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.

Ellos estaban alucinados a tope, y Le dijeron: ,

-Entonces, ¿quién se va a poder salvar?

Jesús se los quedó mirando, y les dijo:

-Para un hombre es imposible, pero no para Dios. Todas las cosas son posibles para Dios.

El aristócrata que no había aceptado el desafío de Jesús se había marchado triste, y sin duda Jesús y Sus discípulos le siguieron con la mirada hasta que se perdió en la distancia. Entonces Jesús Se volvió y miró a Su alrededor a Sus hombres. « ¡Qué difícil les es -les dijo- entrar en el Reino de Dios a los que tienen dinero!» La palabra que se usa para dinero es jrémata, que Aristóteles definía como « todas aquellas cosas cuyo valor se mide por el dinero.»

Tal vez nos preguntemos por qué este dicho sorprendió tanto a los discípulos. Dos veces se subraya su sorpresa. La razón era que Jesús estaba poniendo patas arriba los baremos judíos corrientes. La moralidad popular judía era bien sencilla. Se creía que la prosperidad era señal de que se era buena persona. Si uno era rico, era porque Dios le había honrado y bendecido. La riqueza era una prueba de la excelencia del carácter de la persona y del favor de Dios. El salmista lo resumía: « Joven fui y me he hecho viejo, y no he visto a ningún justo desamparado, ni a sus descendientes pidiendo limosna» (Psa_37:25 ).

¡No nos sorprende que los discípulos se sorprendieran! Creerían que, cuanto más próspera fuera la vida de un hombre, tanto más seguro estaría de entrar en el Reino. Así es que Jesús repitió Su dicho de una manera ligeramente diferente para aclarar lo que quería decir: « ¡Qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que confían en el dinero!»

Nadie ha visto más claramente que Jesús los peligros de la prosperidad material. ¿Cuáles son esos peligros?

(i) Las posesiones materiales tienden a hacer que se apegue a este mundo el corazón del hombre. Tiene tantos intereses en él, está tan involucrado en él, que le es difícil dejar de pensar en él, y le es especialmente difícil salir de él. El doctor Johnson estaba una vez visitando un famoso castillo y sus maravillosos jardines. Después de verlo todo, se volvió a sus amigos y les dijo: «Estas son*las cosas que le hacen a uno difícil morir.» El peligro de las posesiones es que fijan los pensamientos e intereses de la persona a este mundo.

(ii) Si el principal interés de la persona está en las cosas materiales, esto tiende a hacerle pensar en todo en términos de precio. La mujer de un pastor de ovejas de las montañas escribió a un periódico una carta sumamente interesante. Sus hijos se habían criado en la soledad de las montañas. Eran sencillos y naturales. Luego su marido consiguió un trabajo en el pueblo, y los niños se fueron introduciendo en la nueva vida. Cambiaron muy considerablemente -a peor. El último párrafo de su carta rezaba: « ¿Qué es preferible para la educación de un niño: la falta de cosas mundanas, pero con mejores modales y pensamientos sencillos y sinceros, o todo lo mundano, con el hábito de hoy en día de saber el precio de las cosas pero no su verdadero valor?» Como decía Antonio Machado: « Sólo un necio – confunde valor y precio.»

Si el interés principal de una persona está en las cosas materiales pensará en términos de precio y no en términos de valor; pensará en términos de lo que se puede conseguir con dinero. Y bien puede ser que olvide que hay cosas más valiosas en este mundo que el dinero, que hay cosas que no tienen precio, y que hay cosas preciosas que no se compran con dinero. Es fatal el empezar a pensar que todo lo que vale la pena tiene un precio en dinero.

Ayúdanos a continuar sembrando La Palbara de Dios

WebDedicado ha sido autorizado a recaudar los fondos para continuar con La Gran Comisión


Deja el primer comentario

Otros artículos de Nuestro Blog

Que pueden ser de interés para ti de acuerdo a tus lecturas previas.

  • Job 5: Al necio lo mata la ira

    Job 5:14 De día tropiezan con tinieblas; a mediodía andan a tientas, como de noche. Job 5:15 Él libra de…
  • Jeremías 4: La amargura

    Jeremías 4:19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí;…
  • Isaías 4: La purificación y gloria de Sion

    La purificación y gloria de Sion El paso de la sección anterior a la presente es abrupto. Aparentemente no tiene…
  • El sembrador

    En 1930 un joven viajero exploraba los Alpes Franceses. Llegó a una vasta extensión de tierra estéril. Estaba desolada. Era…