Malaquías 4:1 Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
Malaquías 4:2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
salvación, marpe: Restauración de la salud, remedio, cura, medicina, tranquilidad, liberación. Marpe aparece 13 veces y proviene del verbo rapha, que significa: «sanar, curar o reparar». La salvación es el rescate divino de toda la persona y la sanidad es la reparación del ser humano, tal y como lo ilustra marpe Compárese la aplicación de rapha en el Salmo 41:4 y 147.3, donde se habla de la sanidad de un alma pecadora y la de un corazón quebrantado. En esta referencia, al Mesías se le compara con el sol naciente, cuyos rayos visibles se esparcen en todas direcciones. De cada uno de estos rayos de luz gloriosa fluye la sanidad.
En el día del juicio, la ira de Dios hacia los malvados será como un horno ardiente. Pero será como la calidez sanadora del sol para aquellos que lo aman y lo obedecen. Juan el Bautista profetizó que con la llegada de Jesús, el amanecer estaba a punto de romper para alumbrar a los que estaban en la oscuridad del pecado. En Isaías 60:20 aprendemos que no se necesitará ninguna luz en la ciudad santa de Dios porque Dios mismo será la luz.
Estos últimos versículos del Antiguo Testamento están llenos de esperanza. A pesar de la manera en la que se vea la vida ahora, Dios controla el futuro y todo será hecho bueno. Nosotros, quienes hemos amado y servido a Dios, esperaremos una hermosa celebración. Esta esperanza en cuanto al futuro es nuestra tan pronto encomendamos a Dios nuestra vida entera.
Malaquías 4:3 Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Malaquías 4:4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
En conclusión, el profeta amonesta al pueblo para que se acuerde de la Ley de Moisés. A continuación viene la promesa de la venida del profeta Elías , antes evocado como «mi mensajero».
Con este mensaje profético, y la esperanza de unidad y salvación, concluye el AT. Malaquías, como Abdías y otros predecesores, ven desde lejos el primer adviento de Cristo, y la salvación que aguarda a todos los que en él creen. Pero también vislumbra el Segundo Adviento de Cristo, con el juicio final de los impíos, y la salvación eterna de los que temen su nombr.
Estas leyes, que Moisés recibió en el Monte Horeb (Sinaí), son el cimiento de la vida civil, moral y ceremonial de la nación. Nosotros debemos continuar obedeciendo estas leyes morales: se aplican a todas las generaciones.
Malaquías 4:5 He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
Elías fue uno de los más grandes profetas (su historia aparece en 1 Reyes 17-2 Reyes 2). Con la muerte de Malaquías, la voz de los profetas de Dios permanecería en silencio durante cuatrocientos años. Luego vendría un profeta semejante a Elías para anunciar la llegada de Cristo. Ese profeta fue Juan el Bautista. Preparó los corazones del pueblo para Jesús al instar a la gente a que se arrepintiera de sus pecados. Esto traería unidad y paz, pero también juicio sobre los que no quisieran volverse de sus pecados.