El mensaje de Juan demandaba al menos dos respuestas específicas: (1) comparta con los que están en necesidad, (2) cualquiera que sea su trabajo, hágalo bien y con imparcialidad, y (3) conténtese con su salario. Juan no tenía tiempo para dirigir un mensaje de consuelo a los que vivían con indiferencia o egoísmo, hizo un llamamiento para que la gente viviera con justicia. ¿Qué cambios puede lograr al compartir lo que tiene, cumplir con su trabajo honestamente y contentarse con lo que posee?
Los cobradores de impuestos eran muy conocidos por su deshonestidad. Los romanos reunían dinero para su gobierno explotando los privilegios de la recaudación. Los cobradores de impuestos obtenían su sustento agregando una considerable suma al total, todo lo que pudieran quitar, y se quedaban con ella. A menos que la gente se rebelara y se arriesgara a la represalia romana, tenían que pagar lo pedido. Es obvio que odiaban a los cobradores de impuestos, que eran deshonestos, avaros y dispuestos a traicionar a sus compatriotas por dinero. Aun así, dice Juan, Dios puede aceptar a estos hombres si se arrepienten y cambian en verdad sus caminos.
El mensaje de Juan echó raíz donde menos se esperaba: los pobres, los criminales, aun el odiado ejército de ocupación. Eran personas terriblemente conscientes de su necesidad. A menudo confundimos respetabilidad con buena manera de vivir. No es igual. La respetabilidad puede aun impedir la buena forma de vivir si nos frena en ver la necesidad de Dios. Si tuviera que escoger, ¿protegería su carácter aunque arruine su reputación?
Estos soldados eran parte de las tropas romanas enviadas a esta distante provincia para mantener la paz. Oprimían a los pobres y usaban su poder para sacar ventaja de todas las personas. Juan los llamó al arrepentimiento y a cambiar sus caminos.
Hacía más de cuatrocientos años que no había profeta en Israel. Existía la creencia general que cuando el Mesías viniera, la profecía reaparecería (Joe_2:28-29; Mal_3:1; Mal_4:5). Cuando Juan irrumpió en escena, la gente se emocionó. Obviamente era un gran profeta y estaban seguros de que llegó el año tan esperado del Mesías. Es más, algunos pensaban que Juan sería el Mesías. Juan hablaba como los profetas de antaño al decir que el pueblo debía volverse de sus pecados a Dios para experimentar su misericordia y aprobación. Este es un mensaje para todos los tiempos y lugares, pero Juan lo presentó con una urgencia particular, preparaba a la gente para la venida del Mesías.
El bautismo de Juan con agua simbolizaba el lavamiento de los pecados. Su bautismo se ajustaba a su mensaje de arrepentimiento y cambio. El bautismo de Jesús con fuego incluye el poder necesario para hacer la voluntad de Dios. Empezó en el día de Pentecostés (Hechos 2), cuando el Espíritu Santo vino a los creyentes en forma de lenguas de fuego, dándoles poder para proclamar en muchos idiomas la resurrección de Jesús. El bautismo por fuego también simboliza la obra del Espíritu Santo que trae el juicio de Dios sobre quienes rechazan el arrepentimiento.
Juan advierte del juicio venidero comparando a los que rechazan vivir para Dios con la paja, lo inservible del grano. En contraste, compara a los que se arrepienten y arreglan sus vidas con el grano que se nutre a sí mismo. El aventador era un instrumento de madera en forma de tenedor usado para limpiar el grano en la trilla. Quienes se nieguen a que Dios los use, serán desechados porque son inútiles al desarrollo de la obra de Dios. Los que se arrepienten y creen, sin embargo, poseen un gran valor ante los ojos de Dios porque comienzan una nueva vida de servicio productivo para El.
En estos dos versículos Lucas salta al futuro para continuar su explicación acerca de Juan el Bautista. Para el orden cronológico de los acontecimientos, véase la armonía de los Evangelios.
Este es Herodes Antipas (véase Marcos 6 para su perfil). Herodías era su sobrina y también la esposa de su hermano. Planeó la traición de la muerte de Juan el Bautista (Mat_14:1-12). Los Herodes fueron incestuosos, criminales y de familia fraudulenta. Contradecir a un oficial romano, tirano, que tenía la autoridad para poner a alguien en prisión y ejecutarlo, era en extremo peligroso y eso fue lo que precisamente hizo Juan. Al parecer, Herodes tuvo la última palabra, pero la historia no ha terminado aún. En el juicio final, Herodes, no Juan, será uno de los que estarán en peligro.
Lucas enfatiza el lado humano de Jesús. Vino de padres humildes, lo anunciaron a pastores y extranjeros. El bautismo fue la primera declaración pública de su ministerio. En lugar de ir a Jerusalén e identificarse con los líderes religiosos establecidos, Jesús fue al río y se identificó con los que se arrepentían del pecado. A los doce años de edad, visitó el templo, entendió su misión (2.49). Dieciocho años más tarde, en su bautismo, empezó a llevarla a cabo. A través de la oración Dios le habló y le confirmó su decisión de actuar. Dios se abrió paso en la historia humana a través de Jesucristo.
Si el bautismo era una señal de arrepentimiento de pecados, ¿por qué Jesús pidió el bautismo? A menudo, se brindan varias explicaciones: (1) la misión de Jesús sobre la tierra fue identificarse con nuestra humanidad y pecado; (2) El también nos dio ejemplo a seguir por el acto del bautismo; (3) el bautismo de Jesús fue el comienzo de su ministerio público; y (4) se bautizó por los pecados de la nación. La venida del Espíritu Santo en forma de paloma mostró que Dios aprobó lo que Jesús hacía. Era un hombre perfecto que no necesitaba el bautismo por el pecado, pero de todas maneras lo hizo en favor nuestro.