Jesús miró hacia arriba desde donde estaba, y vio cómo echaban sus ofrendas los ricos en los cepillos del templo. Y vio también a una pobrecita viuda que echaba dos blancas. Y dijo Jesús:
-Os aseguro que esa pobrecita viuda es la que más ha echado. Porque todos esos echaron en la ofrenda de Dios lo que tenían de más; pero ella, que no tiene más que pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir.
En el Atrio de las Mujeres del templo había trece grandes cepillos que se llamaban «Las Trompetas», por la forma que tenían, con la parte estrecha para arriba y lo más ancho abajo. Cada cepillo recogía las ofrendas para un fin determinado: para la leña para los holocaustos; para el incienso; para la conservación de los utensilios de oro, etc. Jesús estaba sentado cerca de las trompetas.
Después de los agotadores debates con los emisarios del Sanedrín y de los saduceos, Jesús estaba tan cansado que se sentó y apoyó la cabeza entre las manos. En cierto momento levantó la vista y vio a la gente echar sus ofrendas en las trompetas; y luego vio a una viuda pobre: todo lo que tenía en el mundo eran dos leptas, blancas. El lepton era la moneda más pequeña, y su nombre quería decir «la delgada», así es que la compararemos con la moneda más pequeña de nuestro país; pero Jesús dijo que la ofrenda de la viuda valía más que lo que habían echado los ricos, porque era todo lo que tenía.
El valor de una ofrenda lo determinan dos cosas:
(i) El espíritu con que se da. Una ofrenda que se hace por obligación, a regañadientes o para presumir, pierde casi todo su valor. La única ofrenda que vale la pena es la que sale de un corazón de amor, la que se da con libertad y voluntad.
(ii) El sacrificio que supone. Lo que es una miseria para uno puede ser una fortuna para otro. Las ofrendas que los ricos dejaban caer para que todos las vieran y oyeran tintinear no les suponían ningún sacrificio; pero las dos blancas de la viuda eran todo lo que tenía. Probablemente los ricos ofrendaban después de calcular el valor de cada moneda. Ella daba con la máxima generosidad, porque no tenía más.
El dar no empieza a ser real hasta que duele. Un regalo no es señal de amor a menos que hayamos tenido que privarnos de algo o trabajar horas extraordinarias para hacerlo. ¡Qué pocos son los que le dan a Dios así! Alguien ha descrito a uno que cantaba fervorosamente
Mi espíritu, alma y cuerpo, mi ser, mi vida entera, cual viva, santa ofrenda, entrego a Ti, mi Dios.
Mi todo a Dios consagro… mientras, sobaba cuidadosamente las monedas en el bolsillo para asegurarse de que no había ninguna de más de 5 pesetas entre las que iba a echar en la colecta.
Sería una señal de suprema insensatez el ser capaz de leer la historia de las dos blancas de la viuda sin hacer un examen de conciencia.
NUEVAS DE PROBLEMAS
Lucas 21:5-24
Había unos que hablaban de las bellezas del templo, como sus piedras labradas y sus ofrendas votivas; pero Jesús dijo:
De todas esas cosas que admiráis, se acerca el tiempo en que no quedará una piedra sobre otra y serán destruidos todos los edificios.
-Maestro -le preguntaron-, ¿cuándo pasará eso, y cómo podremos saber que está a punto de suceder?
-Tened cuidado con que no os engañen -siguió diciéndoles Jesús-. Vendrán muchos que pretenderán ser el Mesías, y que dirán: «¡Yo soy él!», y «¡Ha llegado el momento!»; pero no los sigáis. Y no os alarméis cuando oigáis que se producen guerras y sediciones; porque hace falta que todo eso suceda antes, pero todavía no será el fin. -Y Jesús siguió diciéndoles-: Unas naciones se levantarán contra otras, y unos reinos contra otros; habrá unos terremotos terribles, y hambrunas y plagas; todo el mundo estará aterrado, y habrá grandes portentos en los cielos. Pero antes de que suceda todo eso os apresarán, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y alas cárceles, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores porque tenéis relación conmigo. Entonces tendréis ocasión de dar testimonio de Mí. Haceos el propósito de no preocuparos por lo que vais a decir en defensa vuestra; porque en ese momento Yo os daré una palabra y una sabiduría que no podrán resistir ni contradecir los que estén en contra vuestra. Os delatarán hasta vuestros mismos padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros, y todo el mundo os odiará por vuestra relación conmigo. Pero no se perderá inútilmente ni un cabello de vuestra cabeza. Mantendréis el control de vuestras personas a base de firmeza de carácter. Cuando veáis ejércitos sitiar a Jerusalén, no dudéis que ha llegado su destrucción. Los que estén entonces en Judasa, que huyan a los montes; y los que estén en medio de Jerusalén, que se vayan; y los que estén en el campo, que no vuelvan a la ciudad: Porque esos serán los días de la retribución del Señor en los que se han de cumplir las Escrituras. ¡Pobres de las que estén entonces embarazadas o criando! Porque habrá innumerables desgracias en la Tierra, y violencia desatada sobre el pueblo. Y caerán muchos afilo de espada, y a muchos llevarán cautivos a todas las naciones; los paganos hollarán a Jerusalén hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.