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Lucas 13: El sufrimiento y el pecado

(d) Los fariseos de la joroba. Andaban doblados con una falsa y rastrera humildad.

(e) Los fariseos de la contabilidad. Siempre estaban apuntando sus buenas obras, como llevando la cuenta de Debe y Haber con Dios.

(f) Los fariseos tímidos y temerosos. Siempre estaban obsesionados con la ira de Dios. Su religión los perseguía más que los ayudaba.

(g) Los fariseos que amaban a Dios. Seguían el ejemplo de Abraham y vivían la fe y el amor.

Tal vez había seis fariseos malos por cada uno bueno; pero este pasaje nos hace ver que también había fariseos que admiraban y respetaban a Jesús.

(ii) Este pasaje nos muestra a Jesús hablando del rey de Galilea Herodes Antipas, que quería poner fin a su carrera. Para los judíos, el zorro representaba tres cosas: se le consideraba el más astuto de los animales; el más destructivo; el símbolo de la bajeza y de la insignificancia.

Hacía falta valor para llamar zorro al Rey. El reformador inglés Latimer estaba predicando una vez en la Abadía de Westminster, y Enrique VIII estaba presente. En el púlpito, se decía: «¡Latimer, Latimer, Latimer: Cuidado con lo que dices! ¡El Rey de Inglaterra está aquí!» Pero inmediatamente se dijo: «¡Latimer, Latimer, Latimer: Cuidado con lo que dices! ¡El Rey de Reyes está aquí!» Por su fidelidad al Rey de Reyes murió en la hoguera en el reinado de María Estuardo.

Jesús recibía órdenes de Dios, y no estaba dispuesto a abreviar su misión un día para agradar a ningún rey humano.

(iii) El llanto por Jerusalén es de suma importancia, porque es otro de los pasajes que nos hacen ver lo poco que sabemos de la vida de Jesús. Está claro que no habría hablado así si no hubiera ofrecido su amor a Jerusalén más de una vez; pero los primeros tres evangelios no nos hablan de tales visitas. Una vez más comprobamos que los evangelios no nos dan más que un boceto de la vida de Jesús.

Nada duele tanto como ir a alguien para ofrecerle amor y que le reciba a uno con burla y desprecio. No hay mayor tragedia en la vida que darle a alguien el corazón sólo para que se lo destroce a uno. Eso es lo que le sucedió a Jesús con Jerusalén; pero Él sigue viniendo a los hombres, y le siguen rechazando. ¿Qué se puede esperar si se rechaza el amor de Dios, si se desprecia una Salvación tan grande y tan costosa?

Lucas 13:1-35

13.1-5 Quizás Pilato dio muerte a los galileos porque pensó que se rebelaron en contra de Roma; a lo mejor los que murieron al caer la torre de Siloé trabajaban para los romanos en un acueducto. Los fariseos, que se oponían a usar la fuerza para enfrentar a Roma, dirían que los galileos buscaron la muerte por rebelarse. Los zelotes, un grupo revolucionario antirromano, manifestarían que los obreros del acueducto merecían morir por su cooperación. Jesús aclaró que ni los galileos ni los obreros debieran culparse por su calamidad. En cambio, cada cual debiera preocuparse por su día de juicio.

13.5 Cuando una persona muere en un trágico accidente o sobrevive a él milagrosamente, no es una medida disciplinaria. Todos moriremos, es parte de la vida. Pero Jesús ha prometido al que cree en El que no perecerá, sino que tendrá vida eterna (Joh_3:16).

13.6-9 A menudo en el Antiguo Testamento, un árbol con fruto simboliza la vida piadosa (véanse, por ejemplo, Psa_1:3 y Jer_17:7-8). Jesús subrayó lo que le sucedería a la otra clase de árbol, aquel que ocupó tiempo y espacio y no produjo nada para el paciente agricultor.

Esta era una manera de advertir a sus oyentes de que Dios no iba a tolerar para siempre esta infecundidad. Luk_3:9 incluye la versión de Juan el Bautista sobre el mismo tema. ¿Disfruta usted del trato especial de Dios sin dar nada a cambio? Si no, responda a la paciencia del agricultor y prepárese a dar fruto para Dios.

13.10-17 ¿Por qué sanar se consideraba trabajo? Los líderes religiosos lo veían como parte de la profesión de un médico y estaba prohibido practicar la medicina en el día de reposo. El principal de la sinagoga no vio más allá de la Ley a la compasión de Jesús para sanar a esta mujer encorvada. Jesús lo avergonzó junto con los demás líderes al señalar su hipocresía. Podían desatar su ganado y cuidar de él, pero no querían regocijarse cuando se liberaba una vida del poder de Satanás.

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