Le preguntaron a un estudiante cuáles eran las tres cosas que más deseaba tener en la vida y contestó: «Salud, amor y éxito en mis estudios».
Le preguntaron lo mismo a un prestamista usurero, y él dijo: «Dinero, dinero y más dinero».
También le preguntaron a un hombre muy pobre y su respuesta fue: «pan, pan, pan».
Así sucesivamente la pregunta fue hecha a diferentes personas y las respuestas podían clasificarse en «Riqueza, fama y placeres». Los dioses paganos que reinan hoy y gobiernan la vida de los hombres.
Todavía se sigue haciendo con resignación estoica la misma pregunta, aún cuando la fuerza de la costumbre nos hace esperar la misma respuesta, que nos hace recordar aquella vieja tonada: «Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor». Todavía abrigamos la esperanza que al preguntar al ser humano cuáles son las tres cosas que más ambiciona en la vida conteste con calma: «Primero, deseo encontrar a Cristo, segundo, seguir a Cristo; y tercero, ser como Cristo».
¿Qué habría contestado usted si le hubiesen hecho la misma pregunta?