Llamado a buscar a Dios
El profeta da dos invitaciones de Dios. En primer lugar, invita a la gente a congregarse, no en el templo que han profanado, sino en la plaza central de la ciudad para reflexionar sobre sus pecados tan enormes. Tienen muy poco tiempo para hacerlo, y aún esto no es ninguna garantía de que el decreto de Dios no va a tomar efecto sobre ellos. No deben pensar que Asiria, Egipto o Babilonia son los enemigos que amenazan a Judá. Es la ira de Dios tan próxima lo que debe asustarlos.
Los profetas, y más tarde Jesús, se refieren a los que no gozan de buena posición política ni tienen grandes riquezas, ni pertenecen a una familia distinguida en la sociedad. Ellos son la gente que no solamente hablan de servir a Dios sino lo hacen en su vida diaria y sus obras son evidentes a todos. Dios, por medio del profeta, los felicita y los llama a ser “disciplinados” en su lealtad a él y que hagan hechos de justicia en la sociedad. Dios no va a destruir al planeta sino a purificarlo y un día su reino vendrá sobre esa tierra renovada.
Hay que reconocer que Dios nunca será derrotado. De los escombros del juicio aparecerá un futuro nuevo y distinto para los habitantes de la tierra.
El versículo 4 nos muestra cómo el profeta utilizó cinco técnicas para captar la atención del pueblo:
(1) El uso de “porque” para llamar a la asamblea a prestar atención a la continuación de su discurso.
(2) Al nombrar a cada ciudad les advierte que el juicio va a ser específico.
(3) Emplea el estilo de orador. La primera y la última ciudad mencionadas, ambas comienzan con la misma letra en hebreo, Gaza y Ecrón. Las ciudades en el centro del versículo, Ascalón y Asdod, comienzan con la misma letra.
(4) El profeta emplea un juego de palabras, sólo visible en el hebreo original, con referencia a la suerte de cada ciudad.
(5) Más poderosa es la descripción de las ciudades comparándolas con la situación de una esposa, ya sea la esposa entristecida, rechazada antes de la boda o abandonada después de la boda, o divorciada o estéril.
La metáfora del matrimonio se aplica a Judá/Israel en Isaías; Jeremías y Oseas, pero solamente Sofonías la emplea con referencia a otros pueblos también. ¿Sería posible que pensara que ellos también tendrían un papel en el nuevo reino de Dios sobre la tierra?
Oráculos contra las naciones
Alrededor del 760 a. de J.C. Amós fue el primer profeta que proclamó que Jehová tuvo soberanía sobre las naciones extranjeras vecinas a Israel. Sin embargo, no lo hizo con la fuerza que Sofonías empleó un siglo más tarde. Para muchos lectores este capítulo es muy aburrido para leer, pero contiene lecciones muy importantes para nuestra época.
Desde un principio hay que reconocer que las naciones merecen castigo por sus pecados contra Dios y sus elegidos. Discursos con características de este pasaje se hallan en Isaías 13-23; Jeremías 46-51 y Amós 1-2. Esta forma literaria tiene que ver con el concepto de la “guerra santa” y el día de Jehová. El desastre no se acercaba solamente a Judá sino sobre todas las naciones. Sin embargo, no hemos de perder de vista que después del juicio llegará la oportunidad de la salvación universal.
El oráculo comienza con la palabra hebrea “Ay” que es un llanto o grito de maldición. Las naciones se mencionan según su proximidad a Judá y según los cuatro puntos cardinales: primero, los filisteos que viven al sudoeste; Moab y Amón al este, al otro lado del río Jordán a orillas del mar Muerto; luego Etiopía, muy al sur y finalmente Asiria, muy al norte. Las emociones del profeta son desde ira por los pecados de Judá, hasta tristeza por la destrucción que les espera.