El quinto castigo es guerra y exilio. Comeréis la carne de vuestros hijos: El sitio por sus enemigos traerá tanta hambre que comerán aun sus propios hijos. Así pasó lit. cuando Siria sitió Samaria y otra vez en Jerusalén en 586 a. de J.C., cuando Babilonia la sitió.
Os esparciré entre las naciones es la predicción del exilio. Sigue un anticipo de la desobediencia de la ley sobre el año sabático. Si el pueblo no celebra el año sabático, Dios dará descanso a su tierra por un exilio. Era un sábado que duró por setenta años. Esta es la razón que Sedequías escogió esta ley para cumplir en el tiempo del sitio de Jerusalén, esperando la bendición de Dios en la guerra. La maldición es lo contrario de la bendición de la presencia de Dios. Los dejará para su propio destino destructivo.
El capítulo termina con una promesa de esperanza para los que experimentan el castigo de Jehová. Dios nunca deja a su pueblo sin esperanza, si ellos confiesan su iniquidad…. Hay críticos bíblicos que dicen que el mismo profeta no habla de castigos y de bendiciones. Creen que las bendiciones son adiciones posteriores. Ellos no entienden el mensaje del AT. Los profetas usaron el mismo plan de las bendiciones y maldiciones de la ley. Hicieron promesas de la presencia de Dios, con advertencias contra la rebelión y terminaron con provisiones para volver a Dios. Las advertencias siempre aparecen para traer arrepentimiento. Así, viene la promesa para los que responden.
Yo me acordaré de mi pacto…. ¿Cómo? No por restauración inmediata. Deuteronomio 30 indica que el recordatorio incluirá la restauración. Más importante es que no serán consumidos ni será el pacto invalidado. Todavía soy su Dios.
Gerizim y Ebal Los montes de Ebal y Gerizim son llamados montes de la maldición y de la bendición, recordando la historia vivida por el pueblo de Dios entre ambos montes.
Pocas escenas más terribles y significativas ha contemplado el mundo que aquella en que, cuando ya se habían apoderado de la tierra prometida, todos los israelitas fueron llamados a este lugar. Seis tribus fueron colocadas en el monte Gerizim para responder «Amén» a las bendiciones pronunciadas sobre todos aquellos que obedeciesen la ley de Dios; y las otras seis tribus en el monte Ebal, para hacerlo respecto de las maldiciones lanzadas sobre los que quebrantasen la ley de Dios.