Las tentaciones de Jesús

(i) La primera tentación era convertir las piedras en pan. Este desierto no estaba cubierto de arena, sino de piedras y cantos que parecían panes. El tentador le dijo a Jesús: «Si quieres que la gente te siga, usa tus poderes milagrosos para darle cosas materiales.» Estaba sugiriéndole a Jesús que sobornara a la gente para que le siguiera. Jesús reaccionó al ataque con las palabras de Deuteronomio 8:3: «El hombre -dijonunca encontrará la vida en las cosas materiales.»

La tarea del Evangelio no consiste en producir nuevas condiciones de vida, aunque el peso y la voz de la Iglesia deben estar detrás de todos los esfuerzos para hacerles la vida mejor a los hombres. Su verdadera tarea es producir hombres nuevos; dados los hombres nuevos, las nuevas condiciones de vida surgirán.

(ii) En la segunda tentación Jesús se imagina que está en la cima de una montaña desde la que se puede ver todo el mundo civilizado. El tentador le dice: «Adórame, y todo esto será tuyo.» Esta es la tentación del compromiso. El diablo dijo: «Tengo a la gente en un puño. No les pongas el listón muy alto. Haz un trato conmigo. Déjale algo de terreno al mal, y la gente te seguirá.» De vuelta vino el rebote de Jesús: «Dios es Dios, el bien es el bien, y el mal es el mal. No puede haber pacto en la guerra con el mal.» Una vez más, Jesús cita la Escritura Deuteronomio 6:13: Temerás sólo al Señor tu Dios; y a El adorarás, y jurarás por su nombre. y Deuteronomio 10:20: Temerás al Señor tu Dios; le servirás, te allegarás a El y sólo en su nombre jurarás..

Es una tentación constante la de tratar de ganar hombres haciendo un compromiso con los principios del mundo. G. K. Chesterton dijo que la tendencia del mundo es ver las cosas en un gris indefinido, pero el deber del cristiano es ver las cosas en blanco y negro. Y Carlyle dijo: «El cristiano tiene que estar totalmente poseído por la convicción de la infinita belleza de la santidad, y de la infinita detestabilidad del pecado.»

(iii) En la tercera tentación, Jesús se imagina que está en el pináculo del templo en el que se unían el Pórtico de Salomón y el Pórtico Real: desde allí había una caída a plomo de 150 metros hasta el fondo del valle del torrente Cedrón. Esta era la tentación a darle a la gente demostraciones sensacionales. «No -dijo Jesús-: no se han de hacer experimentos insensatos con el poder de Dios» Deuteronomio 6:16. Jesús vio muy claro que si le producía una gran impresión a la gente, sería una maravilla por algún tiempo, pero que el sensacionalismo no puede durar.

El duro camino del servicio y del sufrimiento conduce a la cruz, pero después de la cruz está la corona.

Como resultado inmediato después de haber recibido el Espíritu, Jesús fue enviado al desierto para enfrentarse a los ataques del demonio. Las tentaciones fueron intentos de engañar a Jesús para que obrara mal. Lo comprendió y resistió gracias al poder del Espíritu y salió sin tacha. La primera tentación instó a Jesús a apelar a su recién confirmada posición para cumplir un acto de poder y así satisfacer el hambre. La tentación realmente fue dirigida contra la obediencia de Jesús al Padre y le sugería que la satisfacción de sus necesidades físicas era más importante que la experiencia espiritual que lleva a un carácter fuerte: Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; Romanos 5:3. Jesús respondió citando el principio escritural de que la verdadera vida de una persona no depende de la satisfacción del hambre física. El punto central de la cita es que el demonio hizo a Jesús una sugerencia atractiva pero él rehusó aceptarla porque iba en contra de la Escritura.

Entonces Jesús fue llevado a un punto alto desde el cual podía verse todo el mundo. Como su aparente gobernante, el demonio ofreció entregarle el dominio sobre él si admitía su autoridad superior.: Ya está aquí el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Juan 12:31. Esta vez la tentación era menos sutil. Sin embargo, en última instancia, el mundo no pertenece al demonio; sus promesas no son confiables e inclinarse a ellas es incompatible con el servicio exclusivo a Dios: Temerás sólo al Señor tu Dios; y a El adorarás, y jurarás por su nombre. Deuteronomio 6:13.

Finalmente, el demonio, derrotado por la Escritura, trató de citarla para su propio provecho. Sugirió que el Salmo 91:11-12: Pues El dará órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra., justificaba que Jesús saltara desde la alta columnata del templo al valle del Quedrón que corría abajo. El demonio hizo de ello una demostración de la confianza de Jesús como Hijo de su Padre. De hecho hubiera sido un acto de incredulidad; la gente no pone a prueba a aquellos en quienes tiene una confianza completa, especialmente cuando esa persona es Dios: No tentaréis al Señor vuestro Dios, como le tentasteis en Masah. Deuteronomio 6:16. Haber cedido a esa sugerencia hubiera sido de hecho dudar de que él era realmente el Hijo de Dios y que su padre era digno de confianza. De ese modo, el diablo fue rechazado cada vez y se retiró de la lucha por el momento. Aunque desaparece por un momento, el adversario siempre está activo como ladró en acecho.

Todas las tentaciones fueron dirigidas contra Jesús como Hijo de Dios. No fueron dirigidas específicamente contra su obra como Mesías, alentándolo a dominar a la gente por medio de milagros espectaculares, sino contra su relación íntima con Dios sobre la cual descansaba su posición como Mesías. Así como Israel desconfió y desobedeció a Dios en el desierto.

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