La rosa y el sapo

Había una rosa muy bella, se sentía una maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo un día se dio cuenta que la gente la miraba de lejos y observó que a su lado había un sapo negro, grande y gordo.

Al percatarse que por eso nadie se acercaba a ella le dijo muy molesta:

— Sapo, ¿por qué no te alejas de mí, no ves que por tu culpa nadie se me acerca? Eres muy feo.

— Está bien si eso es lo que quieres me iré.

Muy obediente el sapo se alejó de la rosa, brincando.

Poco tiempo después el sapo se paseaba por el jardín cuando se dio cuenta que la rosa estaba toda marchita y con muy pocos pétalos en ella y le dijo:

— ¡Ahora sí que te encuentras marchita! ¿Qué te pasó?

— Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día y noche. No volveré a ser la más bella del jardín.

— Pues claro, cuando estaba aquí me comía esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos o que simplemente no nos sirven para nada. En este mundo nadie está sobrado, todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar. A veces hay personas que nos hacen un bien del cual ni siquiera estamos conscientes.

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