A través de los años que llevo testificando y predicando el nombre de nuestro Señor Jesucristo, me han hecho todo tipo de preguntas. No obstante siempre recuerdo una que se me hizo relativamente fácil de contestar.
Un hombre me preguntó, hace un tiempo:
—¿Cómo explica usted el hecho de que Mahoma comenzara su labor seiscientos años después de Cristo y que ahora haya más mahometanos que cristianos?
Le contesté:
— Un hombre puede ser discípulo de Mahoma sin tener que negarse, sin tener que llevar ninguna cruz. Puede vivir en el pecado más negro e inmundo. Pero si un hombre quiere ser discípulo de Jesucristo, debe dejar el mundo, tomar su cruz y seguir al Señor.