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Jueces 9: Reinado de Abimelec

Al final, Abimelec mató a sesenta y nueve de sus setenta medio hermanos, desgarró a la nación y luego fue asesinado. Aprendemos de la vida de Gedeón que no importa cuánto bien hagamos por el Reino de Dios, el pecado en nuestras vidas seguirá produciendo consecuencias poderosas y peligrosas.

La maldición de Jotam

Caída de Abimelec: El hijo ilegítimo de Gedeón mató a 69 de sus medio hermanos en Ofra y regresó a Siquem para que lo proclamaran rey. Pero tres años después, Siquem se rebeló. Desde Aruma, Abimelec atacó Siquem, Milo («la torre de Siquem») y Tebes, donde murió.

Golpe de Estado

Al leer Abimelec, hijo de Jerobaal al inicio, podríamos pensar que él también contenderá con Baal. Por otro lado, aparece inmediatamente después del reporte de la apostasía, donde se introducen los opresores en las narraciones anteriores. En efecto el hijo del libertador se convertirá en un rey más que oprime a Israel.

A lo largo, al padre de Abimelec se le llama Jerobaal. El nombre nos recuerda que los siquemitas se han apartado radicalmente del ejemplo de aquel que contendió con Baal.

El libro de Josué no dice que Siquem fuera capturada por Israel, pero fue designada ciudad levítica, y allí se celebraron dos renovaciones del pacto con Jehová. Las Cartas de Amarna del principio del siglo XIV revelan que el rey de Siquem había admitido a los habiru en su distrito. Posiblemente esto signifique que Israel hizo un tratado de paz con Siquem, en vez de conquistarla, o que Siquem se unió a Israel, aceptando el pacto con Jehová. Esto explicaría la población cananea y la influencia pagana en la ciudad. La conducta de los siquemitas en este capítulo y su efecto devastador en Israel ilustran el resultado de los pactos prohibidos con los cananeos.

Los jueces fueron levantados por Jehová, pero Abimelec se elevó a sí mismo. Viajó a Siquem, la ciudad de su madre, probablemente desde Ofra, donde viviría con su padre. Buscó el apoyo de los familiares de su madre, para que ellos convencieran a sus conciudadanos que él debía ser el rey.

Los señores de Siquem no serían todos los que vivían allí, pues el capítulo distingue entre “los señores de Siquem” y “el pueblo”, y entre los señores de Tebes y la demás gente de esa ciudad. La misma distinción se halla en varias inscripciones del Antiguo Oriente. Sobre el uso de la expresión “señores de la ciudad X”. Tal vez eran todos los varones padres de familia que poseían terrenos, y constituían la asamblea de la ciudad.

Abimelec presenta dos argumentos a los siquemitas:

(1) una monarquía sería mejor que una oligarquía, y

(2) un gobernante autóctono velaría mejor por sus intereses. Con la expresión soy hueso vuestro y carne vuestra Abimelec se identifica como miembro de la “gran familia” de Siquem. Tal vez argumentara que centralizar el poder en una persona reduciría el desorden en la sociedad y aumentaría el poder militar.

Aunque buscaba ser rey, Abimelec no usa este vocablo, tal vez por un prejuicio en Israel contra el sistema monárquico de las ciudades cananeas. De semejante manera Julio César, aun cuando había sido nombrado dictador vitalicio de Roma, evitó el título de rey, porque en la república romana había un fuerte prejuicio en contra del antiguo sistema monárquico.

Los señores de Siquem se dejaron persuadir. Hizo mella en ellos el argumento que Abimelec era uno de ellos.

El templo financió el golpe de Estado, de manera que las aspiraciones políticas de Abimelec fueron comprometidas con el sistema religioso cananeo. Israel había renovado su pacto con Jehová en Siquem dos veces. Ahora en el mismo lugar el pueblo de Jehová adora a otro dios del pacto.

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