Jueces 9: Reinado de Abimelec

Muerte de Abimelec

La maldición se ha cumplido en contra de Siquem, pero alcanzará a Abimelec en su campaña contra Tebes.

Tebes estaría cerca de Siquem. Tal vez Abimelec la atacó porque, como Siquem, manifestó alguna rebelión contra él. La maldición sugiere que Tebes estaba relacionada de alguna manera con Siquem. Es hasta posible que era Bet-milo. De cualquier forma, el texto nos dice que Abimelec intentó hacer en Tebes lo mismo que en Siquem. La sitió, la tomó , y luego quiso matar carbonizados a los refugiados en la torre. Se ha convertido en un monstruo sanguinario. Ha matado a sus 70 hermanos y a todos los siquemitas, y ahora no se contenta si no puede extinguir hasta el último habitante de Tebes.

La torre era la fortaleza interior de la ciudad. Allí se refugiaron todos los sobrevivientes. Subieron a la azotea para lanzar piedras sobre el ejército acosador.

Una mujer arrojó una piedra que golpeó a Abimelec. Según el heb., su proyectil era la piedra superior de un molino manual. Las piedras de esta clase halladas por los arqueólogos miden 30 y 45 cm. en diámetro, y 5 a 8 cm. de espesor. A pesar del intento de Abimelec de evitar la vergüenza, las generaciones posteriores recordaron que fue una mujer quien había matado a Abimelec. Es segunda vez en Jueces que una mujer propina un golpe mortal a la cabeza de un opresor de Israel con una arma no convencional, pero esta vez el opresor es israelita.

La retribución divina se manifiesta hasta en la manera en que Abimelec murió. Habiendo matado a sus hermanos sobre una piedrax, Abimelec murió por una piedra que cayó sobre él. El heb. sutilmente subraya este paralelo mediante la expresión una mujer. La palabra traducida una se usa poco con el sentido que tiene aquí. Sin embargo, es la misma que se halla en la frase “una misma piedra”.

Con la muerte de Abimelec la guerra termina. Sus milicianos israelitas regresan a sus hogares. La causa del conflicto y derramamiento de tanta sangre ha sido la búsqueda del poder, al estilo cananeo, por un hombre y una ciudad.

Interpretación teológica resumida

En medio de la violencia e injusticia Dios estaba efectuando justicia. Hizo caer sobre las cabezas de Abimelec y los siquemitas (¡lit. en el caso de Abimelec!) la retribución que merecían. Aunque Israel se había entregado al paganismo, el Dios verdadero seguía obrando soberanamente en medio de ellos. Los castigó por medio de su propio pecado. Los asesinos sufrieron una muerte violenta y los idólatras cayeron bajo la maldición divina. En las generaciones posteriores, especialmente en el reino del norte, los israelitas encontrarían en esta historia una explicación de la obra de Dios en medio del caos religioso, ético, social y político de sus propios tiempos. La misma explicación tiene vigencia todavía en el mundo convulsionado de hoy.

Una retribución merecida

Abimelec había matado a miles de personas, comenzando con los setenta hermanos. Después, encabezó movimientos para tomar control de todos los israelitas. Pero cuando llegó para tomar a Tebes, encontró su propio golpe mortal a manos de una mujer que dejó caer una piedra de molino sobre su cabeza. Pidió una muerte honorable a manos de su escudero, quien cumplió con su petición. A veces los hombres poderosos experimentan una caída mortal a manos de una persona o una tentación insignificante.

Ayúdanos a continuar Sembrando La Palabra de Dios

WebDedicado ha sido autorizado a recaudar las donaciones para continuar con La gran Comisión.


Deja el primer comentario