Jueces 9: Reinado de Abimelec

Los siquemitas creen que el conflicto se ha resuelto. Sin embargo, la ira vengativa de Abimelec no se ha aplacado. Obtuvo el poder por una masacre, y ahora buscará afianzarlo por el mismo camino. Al día siguiente, cuando el pueblo sale para continuar la vendimia, Abimelec lanza otro ataque sorpresivo. Su escuadrón se coloca frente a la puerta, evitando que los que están en los cultivos tomen refugio en la ciudad. Los otros dos escuadrones entonces matan despiadadamente a esos indefensos.

Luego Abimelec ataca a la ciudad misma; al final del día la toma, mata a los habitantes, destruye los edificios y las defensas y siembra la ciudad con sal. En el AT “tierra salada” es tierra desértica, estéril. La sal que Abimelec sembró no convirtió a Siquem en tierra estéril, ya que eso requeriría demasiada sal. Además, no sembró los campos con sal, sino la ciudad. La sal más bien sería simbólica, parte de un rito que maldecía la ciudad con infertilidad. Según los arqueólogos, Siquem fue destruida a fines del siglo XII a. de J.C.

Cuando los señores de la torre de Siquem oyeron que Abimelec había entrado en la ciudad, buscaron refugio en la fortaleza. Lo narrado en 9:46–49 no sucedió después de la destrucción de 9:45, sino como parte de ella. En el heb. la frase traducida los señores que estaban en la torre de Siquem es sencillamente “los señores de la torre de Siquem”. La torre, tal vez la misma Bet-milo de 9:6 y 20, sería la ciudadela interior. Más fortificada que las murallas exteriores, era la fortaleza de la ciudad. Según los arqueólogos, en algunas ciudades cananeas comprendía el palacio y el templo. Los señores de la torre serían los que vivían en o alrededor de la ciudadela, o que trabajaban en ella.

En lugar de del dios Berit se debe traducir “El-berit”, o sea, “El del pacto”. Es poco probable que hubiera un dios llamado Berit, “Pacto”. En Ugarit, El era rey de los dioses. La lección “Baal-berit”.

Abimelec prende fuego a la fortaleza, quemando vivos a mil hombres y mujeres. El autor narra este acontecimiento con todos los detalles, de manera que el lector horrorizado paulatinamente se va dando cuenta del crimen monstruoso.

La primera mitad de la maldición de Jotam se cumple con fuego literal. Los que apoyaron a Abimelec en la masacre ahora sufren el mismo destino a manos del mismo asesino. Los señores de Siquem dieron a Abimelec la plata del templo de un “dios del pacto” para contratar a los asesinos; en la justicia simétrica de Dios el templo de un “dios del pacto” es también el sitio donde los siquemitas maldicen a Abimelec y él los mata.

El monte Salmón tiene que ser cerca de Siquem. El nombre significa “monte de sombra”; puede referirse a la sombra del monte o a la sombra de sus bosques. Tal vez sea otro nombre para el monte Gerizim o el monte Ebal.

La orden al final del es semejante a la de Gedeón. En algunos aspectos el liderazgo de Abimelec se parece al de su padre, pero desprovisto de su piedad.

El ácido de la venganza

La venganza es ácido que consume todo lo que toca, sin considerar lo bueno o lo malo de los elementos. Es una emoción terrible que destruye las relaciones entre los seres humanos. Una madre mata a los hijos que ama porque no quiere que el padre tenga custodia legal después de su divorcio. Grupos étnicos son aniquilados por el odio que se basa en la venganza por actos políticos del pasado. No hemos progresado mucho desde los días de Abimelec.

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