Jueces 5: Cántico de Débora y de Barac

También se debe alabar a Jehová en el área rural. La traducción de la primera mitad del versículo es muy incierta. Con reservas se sugiere: “Lejos de la voz de los flecheros, entre los abrevaderos, que reciten allí los justos hechos de Jehová”. El vocablo más dudoso es el que está traducido los que cantan en el texto, y “los flecheros” en la nota. Otros lo traducen “los músicos”, “los pastores”, “los repartidores de agua” o “los címbalos”. El heb. tiene una preposición antes de la palabra voz, la cual se ha traducido “con”, “lejos de” o “más recio que”. También se discute si el verbo es “recitan” o “que reciten”. De cualquier forma, el versículo habla de la alabanza a Jehová en la campiña después de la liberación.

Los justos hechos de Jehová y sus aldeanos son su lucha en contra de los opresores crueles. Cuando Israel seguía “dioses nuevos”, quedaba indefenso frente a la guerra en las puertas, pero ahora que ha vuelto a Jehová (nótese el pueblo de Jehová, sus aldeanos), desciende a las puertas listo a pelear. En el heb. reza “entonces la guerra estaba a las puertas”. Eco de esa oración se oye en las palabras “entonces” y “puertas”. Esta oración a su vez anticipa donde aparecen de nuevo entonces descendió y el pueblo de Jehová. La puerta de la ciudad sería el punto de reunión de los milicianos. Como muchas ciudades se construían en cerros, se llegaba a la puerta “descendiendo”.

Esta estrofa concluye dirigiéndose a los protagonistas israelitas de la liberación. Llama a Débora a cantar a Jehová mientras Barac lleva en procesión triunfal a los cautivos de la batalla. En Israel las mujeres solían cantar al ejército cuando regresaba victorioso de la batalla.

Una causa por la cual morir

1. Las aldeas quedaron abandonadas por falta de líder.

2. La idolatría había cegado los ojos al peligro de los enemigos.

3. El pueblo no estaba preparado para defender su ciudad.

4. La juez inspiró al pueblo a ofrecerse voluntariamente para la defensa.

La participación de las tribus en la batalla.

Esta estrofa comienza recordando que solamente una parte de la nación participó en la batalla. Luego enumera las tribus que fueron a la pelea y las que no se arriesgaron. Concluye felicitando a las dos tribus que jugaron el papel mayor.

Solamente un remanente de Israel marchó a la batalla. El vocablo traducido poderosos es vertido por “nobles”. Pensamos que de los poderosos y con los valientes serían mejor traducidos “al encuentro de los nobles” y “en contra de los guerreros”, respectivamente. El remanente de Israel se veía muy inferior al ejército de nobles y guerreros cananeos, pero aun así descendió. Descendió a la batalla en el valle de Jezreel desde sus territorios en las regiones montañosas y, más específicamente, desde el monte Tabor.

En lugar de a mí, el manuscrito Vaticano de la LXX tiene “a él”. Según esta lección, el pueblo de Jehová acudió a pelear a su lado. En ciertas épocas “a él” y “a mí” se escribían en heb. casi de la misma manera.

Las tribus que pelearon fueron Efraín, Benjamín, Manasés, Zabulón, Isacar y Neftalí. Es posible que su anuencia a participar se debía en parte al liderazgo de Débora y Barac; ella juzgaba cerca de la frontera entre Benjamín y Efraín y él provenía de Quedes en Neftalí, cerca de Isacar y Zabulón. Las tribus que se quedaron en casa fueron Rubén, Gad, Dan y Aser. Con la excepción de Aser, estaban más alejadas del conflicto y de la influencia de Débora y Barac. Judá y Simeón en el sur ni se mencionan, tal vez porque el control amorreo sobre el valle de Ajalón los aislaba de las demás tribus. Vemos la primera señal en el libro de falta de unidad entre las tribus.

Ayúdanos a continuar Sembrando La Palabra de Dios

WebDedicado ha sido autorizado a recaudar las donaciones para continuar con La gran Comisión.


Deja el primer comentario